𝟏𝟔- 𝑺𝒊 𝒕𝒆 𝒂𝒎𝒐.

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Fue una noche larga, llena de sentimientos locos por todos lados.

Dazai solo se quedó mirando el vaso de agua al lado de su cama, sin saber bien, en que hacer, o si quiera si podrá hacer algo más, era claro que la cagó, y mucho, pero se dio cuenta muy tarde... Se sentía como antes.

𝑨𝒏̃𝒐𝒔 𝒂𝒕𝒓𝒂́𝒔~

Dazai, venía de una familia adinerada, sus padres fueron obligados a casarse por legados etc. Nunca hubo una pizca de amor entre ellos, y de ese odio y soledad entre ellos nació Dazai, solo un niño.

Su padre disfrutaba de el alcohol y su madre no le tomaba importancia a nada, por lo que la infancia de Dazai fue solitaria...
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𝑫𝒂𝒛𝒂𝒊 𝒅𝒆 𝒏𝒊𝒏̃𝒐.

La noche era fría, pero el gran salón de la mansión parecía aún más helado.

Los pasos de Dazai resonaban en el suelo mientras subía las escaleras con las piernas temblorosas, sus pequeñas manos aferrándose al pasamanos como si este fuera lo único que lo mantenía en pie.

Desde abajo, los gritos apagados de su padre y los sollozos de su madre se mezclaban con el eco de los pasillos. No entendía exactamente qué se decían, pero el tono de sus voces era suficiente para encoger su corazón.

Cuando llegó a la puerta de su habitación, empujó con fuerza para cerrarla tras de sí. Un clic resonó en el silencio, aislándolo del caos de la casa. Sin embargo, la quietud no le trajo alivio.

La habitación era grande, demasiado grande para un niño pequeño. Las paredes altas estaban cubiertas de papeles decorativos que parecían tan perfectos como la fachada de su familia. Había juguetes ordenados en estantes que nunca tocaba y una cama inmensa que hacía que él, con su pequeño cuerpo, pareciera aún más insignificante.

Dazai corrió hacia un rincón, junto a la ventana, donde una cortina gruesa colgaba hasta el suelo. Se dejó caer al suelo, abrazando sus piernas contra su pecho, y enterró el rostro en sus rodillas.

El miedo era sofocante, pero más que miedo, lo que sentía era soledad. Una soledad que, aunque no entendía del todo, ya comenzaba a moldear algo en su interior. En su mente infantil, intentó encontrar una imagen cálida, algo que lo reconfortara, pero no había nada.

𝑺𝒖𝒔 𝒑𝒂𝒅𝒓𝒆𝒔 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒍𝒐 𝒂𝒃𝒓𝒂𝒛𝒂𝒃𝒂𝒏, 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒍𝒐 𝒄𝒐𝒏𝒔𝒐𝒍𝒂𝒃𝒂𝒏.

El viento golpeó la ventana, y Dazai levantó la cabeza, mirando el reflejo borroso de su rostro en el vidrio. Una lágrima resbaló por su mejilla, pero él la limpió rápidamente con la manga de su pijama. "No llores, no sirve de nada", se dijo a sí mismo en voz baja, imitando las palabras que su madre había dicho una vez cuando lo encontró llorando por un juguete roto.

Se quedó allí, en silencio, mirando la ventana. La oscuridad del exterior parecía imitar lo que sentía por dentro. Quiso gritar, pero ¿a quién? Nadie vendría. Su voz se perdería en el aire frío de la noche, igual que él se perdía en la inmensidad de aquella casa.

Esa noche, Dazai decidió que no necesitaba a nadie. Si nadie venía por él, entonces él tampoco buscaría a nadie. Pero, en el fondo de su corazón infantil, una pequeña llama seguía titilando, el deseo de ser amado.

¿𝑪𝒐𝒎𝒐 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒐 𝒔𝒂𝒃𝒆𝒓 𝒒𝒖𝒆́ 𝒆𝒔 𝒆𝒍 𝒂𝒎𝒐𝒓, 𝒔𝒊 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒍𝒐 𝒓𝒆𝒄𝒊𝒃𝒊́?

Para él, el amor era un concepto extraño, algo que veía en Chuuya pero que nunca había experimentado. Había crecido con manos que nunca lo abrazaron, con palabras que nunca lo alentaron y con miradas que pasaban a través de él como si no existiera.

¿Cómo podía entregar algo que nunca le fue dado? Era como intentar encender una llama en un corazón que solo conocía el frío.

𝑽𝒖𝒆𝒍𝒕𝒂 𝒂𝒍 𝒑𝒓𝒆𝒔𝒆𝒏𝒕𝒆~

Dazai recordó esos momentos de su infancia, el sabia que lo que había hecho a Chuuya, no era correcto, no puedes obligarlo a ser tuyo.

El pasado de Dazai no lo justifica, pero explica el por qué de su forma de amor, tan tóxica y desolada.

Suspiro una vez más, y después de 10 años, volvió a salir una lagrima de sus ojos, tan llenos de odio hacia el, se sintió miserable, su amor a Chuuya, tan "romantico" que le estaba haciendo daño en verdad.

- Chuuya... Yo si te quiero, yo cambiare por ti...

Unas horas después, se levantó de la cama sin fuerzas y solo en su mente estaba 𝑪𝒉𝒖𝒖𝒚𝒂, no quiero arreglarlo tarde, no te quiero perder, tengo que demostrarte, mi amor, y lo haré ahora mismo.

Se colocó los zapatos y un abrigo y salió corriendo, estaba apuntó de perder a la persona que lo hizo sentir felicidad, apesar de tanta soledad.

𝑻𝒂𝒍 𝒗𝒆𝒛 𝒏𝒐 𝒔𝒆 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒂𝒎𝒂𝒓, 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒔𝒆́ 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒐 𝒗𝒊𝒗𝒊𝒓 𝒆𝒏 𝒖𝒏 𝒎𝒖𝒏𝒅𝒐 𝒅𝒐𝒏𝒅𝒆 𝒕𝒖 𝒏𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒆́𝒔 𝑪𝒉𝒖𝒖𝒚𝒂... 𝒀 𝒔𝒊 𝒄𝒂𝒎𝒃𝒊𝒂𝒓 𝒆𝒔 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒆𝒄𝒆𝒔𝒊𝒕𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝒎𝒊, 𝒆𝒏𝒕𝒐𝒏𝒄𝒆𝒔 𝒓𝒐𝒎𝒑𝒆𝒓𝒆 𝒄𝒂𝒅𝒂 𝒑𝒆𝒅𝒂𝒛𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒐𝒚 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒔𝒆𝒓 𝒂𝒍𝒈𝒖𝒊𝒆𝒏 𝒒𝒖𝒆 𝒎𝒆𝒓𝒆𝒛𝒄𝒂 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒓 𝒂 𝒕𝒖 𝒍𝒂𝒅𝒐.

𝑪𝒐𝒏𝒕𝒊𝒏𝒖𝒂𝒓𝒂́....

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