El silencio dominaba el ambiente, espeso como la niebla, con la única compañía del susurro del viento y el ritmo pausado de sus respiraciones. Chuuya estaba sentado frente a Dazai, incapaz de levantar la mirada del suelo. Sus pensamientos chocaban como olas en un mar embravecido, y el nudo en su garganta era cada vez más difícil de ignorar. Sabía que debía enfrentarlo, pero no tenía idea de cómo comenzar.
Dazai, por su parte, parecía sumido en una batalla interna. Sus ojos permanecían fijos en sus manos, que descansaban temblorosas sobre sus rodillas. Su rostro, normalmente lleno de ironía y máscaras indescifrables, ahora estaba desnudo, mostrando una mezcla de cansancio y arrepentimiento.
De repente, Dazai dejó escapar un suspiro profundo y se atrevió a mirar a Chuuya directamente a los ojos. Aquel contacto visual fue como una chispa, encendiendo las emociones que ambos habían intentado sofocar durante tanto tiempo.
—No sé ni siquiera qué estoy intentando hacer aquí... —murmuró Dazai, con la voz cargada de agotamiento—. Lo mejor será que me vaya.
El corazón de Chuuya dio un vuelco. Apretó los dientes, conteniendo el impulso de gritarle.
—¿Esperas en mi puerta casi toda la noche y simplemente te vas después? —Su voz, aunque firme, temblaba ligeramente—. No crees que este es el momento para hablar de una vez por todas, Dazai?
Dazai vaciló. Sus ojos oscurecidos por la culpa lo miraron con una súplica muda, y finalmente volvió a sentarse. Se llevó una mano a la cabeza y suspiró nuevamente, como si el peso de sus pensamientos fuera demasiado para cargar.
—Perdón...
Chuuya dejó escapar una risa amarga, una que llevaba más frustración que humor.
—¿"Perdón"? —repitió, con los ojos llenos de una mezcla de rabia y tristeza—. ¿Crees que eso es suficiente? ¿Que eso puede borrar lo que hiciste? No, Dazai. Ese daño no se cura con palabras bonitas.
Dazai bajó la mirada, sus hombros cayendo ligeramente. Era raro verlo así, tan vulnerable, tan humano.
Chuuya sintió su pecho apretarse aún más. Quería odiarlo, gritarle, empujarlo lejos. Pero no podía. No cuando sabía, en lo más profundo de su corazón, que todavía lo amaba.
—Demuestra que puedo volver a confiar en ti —continuó Chuuya, con un tono más suave, pero no menos firme—. No con palabras, Dazai. Con hechos. Si no puedes hacerlo... entonces vete.
El silencio volvió a llenar el espacio, pero esta vez estaba cargado de emociones crudas, casi tangibles. Dazai permaneció inmóvil por un momento, como si estuviera procesando cada una de las palabras de Chuuya.
De pronto, se levantó y dio unos pasos hacia él. Antes de que Chuuya pudiera reaccionar, Dazai lo envolvió en un abrazo fuerte, desesperado. Sus brazos temblaban ligeramente, como si tuviera miedo de soltarlo y perderlo para siempre.
Chuuya sintió su corazón latir con fuerza, casi dolorosamente. Por un momento, dejó que el calor del cuerpo de Dazai lo envolviera, una sensación que había extrañado más de lo que estaba dispuesto a admitir. Lentamente, sus manos también se alzaron y lo abrazaron de vuelta, con una mezcla de amor y dolor que lo atravesaba por completo.
Pero entonces, como si recordara lo que había dicho, Chuuya se separó, sus ojos húmedos pero firmes.
—No... No podemos hacer esto. —Su voz era un susurro cargado de emociones—. Recuerda lo que dije: tienes que ganarte mi confianza y mi cariño de nuevo. No será tan fácil esta vez.
Dazai asintió, su mirada más determinada ahora, aunque sus ojos seguían mostrando una sombra de vulnerabilidad.
—Lo haré. —Su voz era baja, pero llena de convicción—. Te lo prometo, Chuuya.
Por primera vez en mucho tiempo, sus palabras parecieron sinceras.
Continuará...
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Soy un Alfa!
Romance𓂃 ࣪˖ ִֶָ🐇་༘࿐ Chuuya es un joven que asiste en un colegio, siempre estuvo con su amigo Dazai, todo iba bien hasta que llegó el día para saber si era un Alfa, Beta o Omega, para su suerte salió que era Alfa al igual que Dazai pero algo no cuadro cua...