—Fue solo un sueño —trata de convencerme la doctora.
—Una pesadilla más bien —me abrazo a mi misma. —Y fue tan real que me da... Miedo.
—Pero solo se queda en eso —dice con suavidad acercando su mano a mi rodilla. —En una pesadilla, no te puede arrastrar ni mucho menos llevar. ¿Sabes? Escucho siempre decir a los demás que las pesadillas son una cruel manera de hacerte ver lo que tienes y lo que podrías tener si todo fuera diferente, así que de alguna manera me tranquiliza saber que estas comenzando con el tratamiento porque te aseguro que todo mejorará.
No lo creo.
—Seguro —digo sin la certeza de que eso se haga realidad. —Creo que necesito descansar un poco más.
—Tienes razón, tal vez la sesión de ayer fue demasiado para ti, el medicamento pudo ser muy fuerte para tu cuerpo y por eso te descompensaste. Te mandaré a hacer un par de análisis más para saber como tratar la próxima sesión de quimioterapia.
Asiento con la cabeza sin mucho que decir. El desayuno junto con las pastillas lo tomé hace una hora, después de haberle contado todo a la doctora Ormon, por su insistencia de querer saber más por mi reacción claro. Ella revisa un par de hojas y luego de mirarme por ultima vez sale de la habitación seguida de las dos enfermeras.
Me dejo caer por completo en las almohadas sintiendo un punzante dolor en la cabeza. Si me permito expresarme debo decir, que día de mierda. No quiero analizar cada imagen que mi consciencia me devuelve de esa pesadilla pero es que tampoco puedo dejar de verla.
Me levanto resignada, el sol esta en su punto más alto y el clima se siente lo suficientemente agradable cómo para salir y dar un paseo, perderse entre la gente y sentir el aire fresco. Pero no me siento lista para salir y participar, no aún, así que me dirijo hasta el gran armario y saco mi maleta llena de cuadernos y lápices, tomo un cuaderno y un par de lápices y me dispongo a dibujar cuando escucho dos golpes en la puerta y no puedo evitar ilusionarme pensado que es papá.
No. Es Aleix.
—Perdón, sé que no es horario de visita pero necesitaba verte.
¿Necesitaba?
Eso fue lo que dijo.
Calla.
—No pasa nada —le resto importancia. —Puedes pasar.
—¿Cómo te sientes? Luces algo cansada ¿no has podido dormir?
Niego con la cabeza. —Pero no es nada, más bien dime ¿cómo va el trabajo? ¿y tus hermanos?
No es raro que le pregunte sobre su trabajo y sus hermanos, cómo tampoco lo es que él me cuente sobre cualquier trivialidad que ocurre en el exterior para distraerme y hacerme olvidar por minutos mi injusta realidad.
Así que él empieza su conversación sobre ese trabajo que tanto le agrada y en el que se siente satisfecho, al parecer él esta en un nuevo proyecto de escritura que lo mantiene ocupado y emocionado. Su hermana esta planeando quedarse por una temporada aquí junto a su familia y su hermano, Aiden, muestra mejorías con cada día que pasa. Una vida tranquila es la que suele resumirme, una vida que desearía tener.
Pero que no tienes.
No, y no puedo quejarme por eso. Silencia tu voz.
No puedo negar que a veces si me pensé en otra vida, en otro cuerpo con otros sentimientos, sin sufrimiento, teniendo varias plantas en la casa y gatos de diferentes colores. ¿Qué podría ocurrir? ¿Qué podría salir mal? Con un vida plena y feliz, creo que nada.
No lo sabrás.
Tú tampoco así que no podemos decir mucho. Porque para ese entonces habré deseado tanto la muerte que no me quedará espacio para seguir pensando en una realidad diferente, habré deseado la muerte mucho antes que la muerte me encuentre... Y ¿sabes que? yo la hubiera deseado hace tantos años si no supiera que ella ya me ha encontrado, que sigue siempre mis pasos y me atormenta por un pasado.
—Entonces ¿que dices? —pestañeo varias veces volviendo en si al sentir la mano de Aleix sobre la mía. La quito con delicadeza, me da vergüenza que sienta mis manos heladas, aunque con él, el frío no me ataca. Y bueno, no es la primera vez que tenemos contacto pero siempre se siente como si lo fuera.
—Que digo sobre ¿qué?
Él me queda observando por un par de segundos, y luego con esa pequeña sonrisa vuelve a hablar.
—Me acostumbre a tus silencios así que te explicaré otra vez —le ofrezco una sonrisa de disculpas y esta vez pongo toda mi atención en él y en lo que esta por decir. —No es mi área pero la verdad es que me interesan mucho las plantas y desearía escribir un libro sobre ellas y sobre todo lo relacionado a las mismas ¿Me ayudarías? Sé que no puedes salir sin un permiso pero yo podría venir todos los días o los días que tu prefieras, no te cansaré y puedo hablar con tu padre también, no le estorbare a tus doctores, no te descuidaré de tus medicamentos y podríamos comer juntos y salir por varios minutos a caminar y...
—Esta bien —suelto esas dos palabras interrumpiendo la cascada de palabras con la cuál se tropezaba. Él me observa sorprendido. —No sé mucho pero supongo que si podría ayudarte y te tomaré la palabra con eso de caminar.
Le sonrío y él lleva sus manos detrás de su cabeza.
—¿Qué? —pregunto en un susurro pero sintiéndome ligera. —¿Esperabas un no? Vaya, me sorprendo en serio. Tengo postres gratis contigo por supuesto que me gustaría disfrutar un poco más de eso —le digo entre risas.
No he contado las veces que Aleix aparece frente a mi con algún postre que luego me ofrece, después de asegurar que él lo ha comido bastantes veces cómo para compartir. Igual con las plantas, me va obsequiando tres que cuido con mucho esmero igual que las otras, todas diferentes y tan bonitas cómo siempre.
—No es eso —asegura y yo sigo con la sonrisa pegada a mi cara. —Solo que ya sabes, es complicado para ti y pensé que primero debías pensarlo, tal vez pedir algún permiso.
—Oh. Bueno si tienes algo de razón.
—¿Algo de razón?
—Si, tú sabes, a lo mejor debo pensar mejor eso de pasar tiempo con alguien que no conozco del todo —él me quedo viendo por largos minutos pero yo no pude más y solté la risa. —Venga, es broma.
—¿Ese es tu lado bromista? Me agrada.
—No mientas, si no te ha causado nada de gracia.
Entre risas nos volvemos a enfrascar en otra conversación sin tanto sentido pero que tiene que ver con el libro que el planea escribir. Conversación ligera le dicen algunos pero para mi es una conversación importante porque me aparte de mi realidad y me induce en algo más, me distrae.
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Destinados a ser
RandomLa mariposa es destrucción, devastación y al mismo tiempo es sanación, una nueva manera de renacer y de ver la vida, pero sin olvidar tus huellas del pasado, sin olvidar el difícil camino que recorriste para llegar ahí pero sin recordarlo demasiado...