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Aidan Aleix Davis


Pasar la mayoría de mi tiempo con Pollet es algo a lo que me estoy acostumbrando y disfrutando. En algún momento pensé que la idea del libro sobre las plantas no terminaría siendo tan buena como creí y que a ella no le gustaría tanto como a mi este proyecto pero me equivoqué, ella ha puesto todo su tiempo y su disposición para enseñarme cada planta y lo que sabe sobre ellas e incluso descubrí en unos de esos días en los que la fui a visitar el talento que tiene para dibujar.

Pollet dibujaba una Petunia azul y estaba tan absorta en su labor que no se dio cuenta cuando me acerqué para hacerle unas preguntas, preguntas que inmediatamente desaparecieron de mi cabeza al ver como trazaba las líneas con delicadeza y terminaba de formar una hoja. Era simplemente impresionante y cuando levanto su mirada y clavó sus ojos en los míos solo pude sonreír con algo de vergüenza si soy sincero por interrumpirla.

—¿Ya ves estrellas o por qué tan lejos de la tierra? 

Suelto una carcajada al escuchar a Pollet decir lo que yo le digo cuando se pierde en sus pensamientos y se encierra en los silencios.

—Esa sueles ser tú, no yo —hablo examinándola sin parecer muy obvio. Ella es delgada, demasiado pero no sé porque siento que ha estado bajando de peso estas ultimas semanas y aunque es casi imposible notar todo su cuerpo por la cantidad de prendas grandes y abrigadas que siempre lleva, cuando está conmigo suele disminuirlas por lo que deja al descubierto varias partes de su cuerpo y es ahí cuando noto la perdida de peso. —¿Estás bien?

—Si...  —responde con dificultad. Luce pálida y su frente esta perlada por sudor, me acerco a ella con rapidez y paso mi brazo por su cintura para ayudarla a llegar a una de las bancas.

—Pareces cansada Pollet.

—Y tu pareces preocupado —su comentario cargado de sarcasmo no me causa gracia en esta situación pero ella en cambio si suelta una pequeña risa. —Ya perdón... me he cansado subiendo las escaleras, ya se me pasará.

—Creo que debería disminuir las visitas a una por semana, te estoy cansando demasiado y ni si quiera te he preguntado por tu salud y por Dios que debí ser más consciente. Estás en este hospital recuperándote de tu enfermedad y yo aquí pidiendo favores sin preocuparme por tu bienestar y no es que no este preocupado, lo estoy por ti y trato de ayudarte a mejorar pero es que te quiero ver casi siempre y...

—Aleix creo que estas yendo muy rápido —comenta haciendo que detenga las palabras. ¿A qué se refiere? ¿A el hecho de que hablé sin detenerme o a lo que dije sin pensar? —A penas entendí lo que quisiste decir al inicio.

El color ya le esta volviendo a sus mejillas y por la forma en que me mira puedo deducir que lo peor ya pasó.

—Lo siento no quise confundirte pero es que has estado viniendo diario a este lugar solo para ayudarme con el tema de las plantas. Creo que hay que dejarlo por un tiempo, hasta que te recuperes ¿Qué te parece? Tomar un descanso de todo esto te puede ayudar y lo retomaremos después.

—No —la seriedad con la que dijo esa palabra me confundió. —No podemos dejarlo para después.

—¿Por qué no? No estamos hablando de cualquier cosa, es tu salud Pollet y eso es algo que no esta en discusión. Vamos, te acompaño a tu habitación.

Le extiendo la mano para ayudarla a levantarse de la banca pero ella se limita a observarla. Los segundo comienzan a alargarse y ella parece estar decidida a ignorarme y encerrarse es su cabeza.

—¿Pollet?

—No quiero y no puedes obligarme a hacerlo.

—No he dicho eso —le hago ver con calma.

—Te cansaste ¿verdad? —no entendí tal afirmación.

—¿De que hablas? —me siento al lado de ella pero sin estar tan cerca.

—Te cansaste de tener que venir a un hospital, te cansaste de mi apariencia enferma y mis palabras vacías, te cansaste de tener que visitarme solo porque sientes lastima por mi, te cansaste de esperar cada tarde a que yo llegué y...

—No —la interrumpo con dulzura y tomo su mano dándole un apretón. —Eres mi amiga ¿por qué crees esas cosas? Me apetece visitarte siempre y hablar contigo es uno de los momentos que mas espero en el día a día, me queda claro que no le prestas mucha atención al espejo pues no te has dado cuenta de la belleza que tienes y de lo hermosa que te ves con cada sweaters que utilizas. —parece que esta sopesando cada una de mis palabras. —No quería abrumarte, ni que tus pensamientos se fueran por ese camino, solo quiero que tengas más tiempo para ti y para tu recuperación para que así tu salida sea pronta.

—¿A que le temes? —vaya cambio de tema. Su cabeza parece estar en un gran lío y ser un gran nudo, y sus ojos muestran la fuerza que requiere desatar cada cabo para dejar un espacio sano.

—No lo sé... —no he pensando con exactitud la pregunta y mucho menos la respuesta. —¿Y tú?

Ella observa sus manos por unos segundos y vuelve a clavar sus ojos en mi.

—Tal vez le tema a la muerte y al hecho de que le debo el tiempo extra que he robado para seguir aquí y creo que también me da miedo la oscuridad, bueno no a la oscuridad como tal si no a no saber que se oculta en ella. Por eso me gustaría tener una gran casa con cientos de plantas y ventanales enormes donde la luz del sol ilumine el día y la luz de la luna alumbre la oscuridad de la noche.

—Y existen las bombillas —comento casual para aligerar todo el ambiente y cambiar sus pensamientos.

—Y existen las bombillas —afirma con una media sonrisa.

—Así que una casa con grandes cristales y cientos de plantas—recapitulo sus palabras.

—Bueno, me gustaría que estuviera siempre iluminada y tener un jardín.

—Creo que esa sería una casa muy bonita, hasta podría visitarte —le sonrío alzando mis cejas de manera divertida.

—Si... —de repente se puso seria otra vez. —Bueno, creo que debería volver a mi habitación y tomarte la palabra sobre el descanso.

—No pienses que por eso te libraras de mi, vendré a visitarte los días permitidos.

—Ya me estaba alegrando —creo que por hoy he recibido muchos cambios de humor.

Sonreímos y le tomo la mano para bajar las escaleras y subir al ascensor que nos llevará al piso en el que esta su habitación. Me despido de ella dándole un beso en la frente y salgo de ahí asegurándole que regresaré el miércoles.

Sé que han sido días y semanas difíciles para ella, he notado el cansancio en su mirada y el malestar de su cuerpo en cada paso que daba por eso tengo parar el proyecto y tal vez debí hacerlo desde antes, pero me deje llevar tanto por lo que siento cuando estoy a su lado que me olvida de que ella esta precisamente en el hospital por su enfermedad, sea la que sea.

Tengo que cuidarla más, protegerla.

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⏰ Última actualización: Mar 14 ⏰

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