El coregasmo.

1K 127 40
                                    

 𓆤

―Así que... ¿qué parte de tu cuerpo quieres ejercitar hoy? ―Ian pregunta, caminando delante de mí y entre algunas de las máquinas. Le sigo pero dejo un amplio espacio entre nosotros por mi propio bien mental. Se detiene y abre los brazos un segundo, mirando a su alrededor para mostrarme bien las máquinas. ―Planet Fitness tiene todo lo que necesitas.

Suelto una risita, poniéndome de pie y apoyando el peso sobre una de mis piernas, con los brazos cruzados. 

―Sí que te estás metiendo en el papel de entrenador, ¿eh?

―Pero por supuesto. Te dije que lo haría, tengo que mantener mi palabra.

―Muy bien, muy bien. Uhm ... para ser honesta contigo, nunca he estado en un gimnasio y hecho más que cardio. Hago pilates en casa, pero quiero tonificar un poco mis piernas y caderas. ¿Puedes ayudarme a encontrar una máquina para eso? ―Durante unos segundos, contempla mis piernas y empiezo a transpirar de nuevo... por varios sitios. Su penetrante mirada deja un rastro de calor a su paso. ¿Es que no sabe lo guapo que es o lo sabe y no le importa? ¿Debería preguntarme eso sabiendo que sólo me considera su amiga? Imagino que es mejor a que piense en mí como amiga a sólo como la hermana de su mujer.

―Desde luego, amor. Tengo algunas cosas en mente. ―Oh. Se da la vuelta y empieza a andar de nuevo, ahora hacia la derecha, y se detiene delante de una máquina que parece más destinada a torturarte que a ayudarte a hacer ejercicio. ―Se llama máquina de abducción, está diseñada para aislar y fortalecer los músculos que rodean las caderas, en particular los abductores y aductores de cadera, de ahí su nombre. 

La máquina de abducción de cadera consiste en una silla que se parece más a un banco con dos plataformas acolchadas a los lados, también es oscura.

―Vale, creo que entiendo. 

―Si no lo entiendes, no dudes en preguntarme. Yo te enseñaré. Ven aquí... ―Extiende la mano y yo la cojo, luego me toma por los brazos y me posiciona delante del asiento y vuelve a hablar. ―Para utilizar la máquina de abducción de caderas, debes sentarte y colocar la parte exterior de los muslos contra las plataformas acolchadas. Las rodillas deben estar dobladas a unos noventa grados. ¿Entendido, amor?

Asiento con rapidez.

―Estupendo, buen trabajo, aprendes rápido. ―Intento con todas mis fuerzas no sonrojarme por lo mucho que me elogia, pero creo que no lo consigo. Me siento y coloco mis muslos donde me dice, veo que mueve algo junto a la máquina y se apresura a explicarme lo que está haciendo. ―Es importante empezar con un peso o nivel de resistencia adecuado para evitar lesiones, solo lo estoy ajustando un poco ya que es tu primera vez, ¿Te parece bien? Tus manos van en las asas junto a la silla, sujétalas con cuidado, no tienes que hacer fuerza.

―Sí, desde luego. Tú eres el experto. ―Vuelve a reírse, negando con la cabeza y yo tomo las asas con cuidado de no erir mi muñeca aun más. 

―Así que ahora, todo lo que tienes que hacer es empujar los muslos hacia fuera contra las plataformas acolchadas y acordarte de respirar. 

Asiento con la cabeza y empiezo a hacer el ejercicio como él me dice y me doy cuenta de que me resulta mucho más fácil de lo que esperaba. Se queda delante de mí asegurándose de que hago los movimientos correctamente. Después de veinte repeticiones, me dice que he hecho un buen trabajo. 

―Parece tan fácil... ¿Te importaría cambiar un poco la intensidad? ―Levanta una ceja, cruzándose de brazos.

―¿Estás segura? Puede llegar a ser muy pesado y aun te quedan varias repeticiones...

IntercambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora