La masa de churros.

946 120 9
                                    

𓆤

Papá hace la llamada tan pronto terminamos nuestra charla y hace lo que le pedí al invitar a Charlotte a casa junto con Ian con la excusa de que, yo estoy aquí y ''sería genial vernos a las dos juntas'', mejor dicho, a la familia completa, pese a que solo sera por dos días. Odio haber hecho a mi padre cómplice de mis actos, pero no tenía alternativa. De todas formas, ya ha mentido por mí antes.

Nuestra querida Charlotte aceptó al instante. Jamas perdería la oportunidad de estar cerca de mí para poder menospreciar todos mis logros o cersiorarse de que no se ha olvidado que a ella le va mucho mejor, sobre todo si no tienes nada más en marcha en tu vida. Es la única razón por la que también vive en Nueva York con diminuta diferencia de que ella vive en SoHo, que es una ciudad del estado que se caracteriza por ser más onerosa. Su visita me será de provecho. Creo que es una buena ocasión para acercarme a su marido y meterme bajo su piel de un modo u otro. Por lo menos para conocerlo más. Deben estar aquí en poco tiempo; la pareja ha decidido montarse rápidamente en su jet privado y prometen llegar al antiguo palacio español de nuestros padres tan pronto como les sea posible.

Ya que hoy es domingo, ambos tienen la disponibilidad para tomar un pequeño viaje de Nueva York a Los Ángeles. Ian trabaja como si ya no tuviese el mundo en la palma de sus manos, así que Charlotte tiene mucho tiempo libre. Había pensado que, trabajar no tendría sentido, en especial porque ya es la esposa de un multimillonario, pero antes de conocerlo era una esteticista, no obstante, desde que se casó es más o menos una... ama de casa, si se le puede llamar eso. 

Una ama de casa hace muchas tareas en el hogar... mi hermana no hace ninguna de esas cosas; cuenta con un chef, personas que limpian su casa y hacen el resto de las tareas domésticas veinticuatro siete, por lo que a decir verdad, sólo está disfrutando de la vida que su esposo le ofrece mientras que él trabaja seis de los siete días de la semana. 

Estoy nerviosa por ver a Ian, tanto porque aún no lo conozco del todo como por la manera en que dejamos todo aquella noche. Si hace un solo comentario sobre ello, todo mi plan se irá al traste, no podré evitar todas las preguntas. 

Por el momento... todo lo que sé, es que sobre papel el hombre es perfecto; sabe arreglar coches, retretes, baldozas. Sabe construir pequeñas casitas de árboles, es amable, inteligente y está buenísimo. También sé que es alguien que sabe como meterse bajo mi piel y presionar mis botones... nada conveniente en lo inmediato puesto que ya estoy al límite debido a como se me ha puesto la vida patas para arriba. Cada vez que recuerdo nuestra breve interacción de aquella noche, me da escalofríos; tengo la sensación de que me ve como una niña pequeña sin paciencia. Otra gran desventaja...

Para despejar mis pensamientos, tomé una siesta y me desperté tres horas más tarde de lo que creí, a eso de las cuatro y media de la tarde; estar en mi antigua habitación despertó muchos sentimientos dentro de mí, nostalgia entre ellos. Mi habitación se parece más a un santuario que a una habitación. Mis padres guardan aquí todos mis trofeos y medallas, la mayoría de mis dibujos e incluso algunos carnés del colegio. y aunque me llenan de orgullo, también me recuerdan cómo Charlotte me venció en la mayoría de los concursos... es exasperante sentir que, haga lo que haga, no puedo huir del todo de su sombra. Por eso, para entretenerme, convenzo a mi madre para que prepare unos churros conmigo.

La repostería es una de mis pasiones ocultas. No lo hago a menudo, pero siempre que tengo la oportunidad de hacerlo, me da una idea de lo que habría sido mi vida si me hubiera casado con otra persona... quiza alguien que no fuese tan pudiente. Roman es un adicto al trabajo, ansioso por complacer a su familia y conseguir que le respeten. Él y su padre tienen una relación difícil, así que siempre esta tratando de impresionarlo. Nos hemos visto unas ocho veces desde que Roman y yo nos casamos, e independientemente de sus logros laborales, siempre le felicita por haber conseguido que, de alguna manera, yo acepté casarme con él. Es un hombre muy agradable, pero a la antigua. Creo que, en el fondo, su padre cree que soy el mayor logro de su hijo. Su gloria. Me cosifica, por eso nunca viajo a Suiza con él.

IntercambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora