Desde que Ann había obtenido el consentimiento de Komuii, para realizar su trabajo en solitario. Rara vez se presentaban dichas ocasiones. Después de todo, Komuii y Kanda, habían llegado a un trató con respecto a la seguridad de la chica. No asistiría a ningún tipo de misión peligrosa en solitario, y en cuanto a las grupales, sólo si era extremadamente necesario. En algún lugar, Kanda guardaba preocupación por su hermana.
Como no salía a menudo de la Mansión, trabajaba junto a investigadores y científicos de la orden, en la biblioteca, llevándoles café, dándole charla, dando opinión sobre algún tema, entre otras cosas. Era más alguien común, que trabajaba en algo normal y que tenía como hobbie cocinarle algo a su hermano que venía agotado de alguna misión.
Era su pacífica y rutinaria vida, día a día, por igual. Levantarse temprano, ducharse, desayunar, trabajar en la biblioteca ordenado algo, comer algo, volver a trabajar, realizar alguna actividad por gusto, y luego de cenar, irse a la cama. Algo repetitivo, pero reconfortante para ella. Los únicos días que hacia otro tipo de rutina, era cuando Kanda estaba por los alrededores y ella con su sonrisa, no se separaba de el.
Hasta que hubo un día que un cambio se presentó. Había llegado un nuevo inquilino y exorcista a la orden. Alguien de quien ella desconocía bastante cosas, lo único que sabia, era el hecho de que este era un exorcista relacionado con el mujeriego del General Cross Marian. Cuando se entero de ese dato, evito plenamente cruzarle. Si era amigo de ese hombre, era mejor perderle que encontrarle.
Por toda una semana logró evitar al nuevo, ya que permanecía en la biblioteca o en su cuarto estudiando o leyendo algo. Realmente además de cocinar, amaba leer sobre historias de otros tiempos y diversos países. Así que, mientras se mantenía oculta, no lograba aburrirse en algún tipo de medida exagerada.
Pero como fue dicho, por una semana se mantuvo oculta, ya que mientras trabajaba en la biblioteca, acomodando unos libros en los estantes más altos. Un muchacho de cabellos blancos entró con una bandeja llena de tazas con café y una taza de té verde, en mano. No le lograba reconocer por dos razones, no le veía desde aquella altura, y segundo, no conocía a nadie con cabello blanco, a menos que fuera un anciano. Aunque ahora no recordaba a ninguno en especial.
Al bajar de aquella altura, se acercó al recién llegado, ayudándole a llevar la bandeja a la mesa más cercana. Era claro que tenía problemas para llevarle. Cuando todo estaba "arreglado", volvió su mirada al chico. Le sonrio como para darle una imagen de buena o alegre persona.
- Deberías tener cuidado, no querrás que te caiga encima. Estando tan caliente podrias quemarte~. Y es obvio que no queremos eso, ¿no?
Ni se molesto a hablar con modales o honoríficos, ya que cuando le vio más de cerca, se término por percatar que no se llevarían más de un para de años. Aquel sujeto frente a ella, era de su edad. Alguien con quien no creía que fuese necesario mantener las apariencias.
- C-claro.. D-digo, ¡no! Claro que no quiero quemarme, ni nada por el estilo..
Por un momento el muchacho se mostró algo nervioso. Ya que el hecho de que ella se mostrará y hablara de aquella manera, le tomaba por sorpresa. Aún así le sonreía como respuesta a ella. Que no dejaba de sonreír y hasta soltar una ligera risa de por medio al escucharle al muchacho.
- Jajaj que lindo. Mi nombre es Ann, ¿y el tuyo?
Le había extirado la mano como señal de querer estrecharla. Para completar de aquella forma formal su presentación.
- Soy Allen Walker. Es un gusto Ann, esperó que podamos llevarnos bien.
Ambos terminaron estrechando sus manos, ya con las presentaciones hechas. Al soltarse ambos terminaron por reír al unísono. No aguantaron con tanta formalidad.
Por otra parte, el resto de los presentes, miraban aquella escena. Algunos decían que Kanda le mataría, otros que se respiraba el amor en el aire, entre otras cosas.
Volviendo a las bebidas, entre Ann y Allen, repartieron las tazas, aunque Allen guardaba una duda con respecto a la taza de té verde. No despegaba la mirada de ella. Al notar como le miraba, dos de los investigadores allí se acercaron a aclaran su duda, antes de que el otro dijese nada.
- Vaya, al parecer hay algo que no entiendes ¿no es así?
- EH? Ah si... Claro, pues me preguntaba de quien sería esa taza.
- Es de la pequeña Annie. Le gusta ese tipo de té, así que Jerry a esta hora le prepara uno para que relaje el cuerpo y mente. Ya sabes, el trabajo impone demasiado.
- Según ella, cuando te sientes mal o cansado, un buen y caliente té verde es de mucha ayuda. Oye Allen, ¿no? ¿Porque no le llevas su taza? No se cosa que se enfríe, mientras ella se distrae.
Si dejarle responder, Allen recibio aquella taza de té. Parecía algo perdido, ya que o no sabía por que tenía que hacerlo el, o algún tipo de duda había surgido. Sin más, luego de unos segundos se acercó a la chica que recién terminaba de repartir el café y con aún una sonrisa le entregó la taza.
- Te olvidaste de esta.
- Oh Allen, gracias. Le había dejado a lo último.. Confieso que le había olvidado en parte.. Jeje que tonta ¿no?
Manteniendo la taza en una de sus manos, con la otra rascaba su nuca como una expresión de despreocupada o distraída. Al devolverle alrededor de la taza. Mantuvo su mirada con la de Allen.
- Por cierto.. ¿Tu no tomas nada? No es justo que seas es único que quede fuera.
- Oh eso, pues.. Ni, digamos que ya tome algo. Así que por esta dejemosle pasar ¿si?
- Claro. Pero la próxima no te quedes fuera. Es más, yo te preparare algo, ¿quieres?
- EH? ¿A que te refieres?
- Pues que te preparare el café y algo que le acompañe. Me gusta cocinar, es más, siempre le preparó algo a mi hermano~.
Algo se había perdido en medio. Allen no comprendía a quien se refería con el término de "hermano". Aún así la curiosidad le ganó y preguntó.
- ¿Tu hermano? ¿Quien es el?
- Uh? Pensé que le conocías. Me refiero a Kanda. Es mi hermanito mayor.
Allí quedó helado Allen por la noticia. Aquella chica agradable y alegre, era hermana de aquel asiático amargado y serio, Kanda. Y no sólo eso, era su hermana menor, lo que significaba que si algo le ocurría a ella, mataría al culpable.
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D. Gray - man: Mansion Black Order
FanficLes contare la historia de Ann, una chica de 15 años, que por capricho de la vida se convirtió en exorcista a la edad de cinco años. Pero como saben todos, nada es gratis. ¿Y cual fue el precio por este poder? Pues, los pocos recuerdos de la niña. O...