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El sol se filtraba a través de la tela de la casa de campaña, iluminando poco a poco el interior. Fruncí el ceño y me removí un poco, pero el peso cálido sobre mi pecho me hizo sonreír. Bajé la mirada y encontré a Hanni profundamente dormida, con su rostro escondido contra mi pecho y su respiración suave y tranquila.

Con una sonrisa, llevé mi mano a su cabello y comencé a acariciarlo suavemente. Hanni se removió un poco y soltó un pequeño quejido de molestia antes de levantar su rostro con los ojos entrecerrados, parpadeando varias veces como si intentara luchar contra la luz.

—Buenos días, elfo— susurré, quitando con delicadeza algunos mechones de su rostro y arreglando su flequillo.

—Buenos días— murmuró con voz adormilada, apoyando su mentón en mi pecho mientras una sonrisa perezosa se dibujaba en su rostro —¿Qué hora es?

Alargué la mano, tomé mi celular y revisé la hora.

—11:47.

—Mmm, todavía es temprano— balbuceó cerrando los ojos otra vez.

Rodé los ojos y le di un pequeño golpecito en la frente.

—No seas perezosa, ya despierta.

—No quiero...— Hanni se removió y se acomodó mejor encima de mí, ahora usando mi estómago como almohada.

—¿A qué hora nos vamos?— preguntó sin abrir los ojos.

—Creo que a las cinco— respondí, acariciando su espalda distraídamente.

En ese momento, Hanni abrió los ojos de golpe y se incorporó un poco, mirándome con emoción.

—¡Aún tenemos tiempo para ir al lago!

—¿Cómo sabes que hay un lago?— fruncí el ceño, sorprendida.

—Investigué— respondió con una sonrisita traviesa.

—¿En serio?— levanté una ceja, dudando un poco.

—Sí, vi fotos del lugar antes de venir. ¿Podemos ir? Aunque tendríamos que usar la moto porque no está tan cerca como para ir caminando.

—Podemos ir, pero hay un pequeño problema.

—¿Cuál?

—No traje traje de baño.

—Yo tampoco— admitió con una risita.

—Supongo que iremos en ropa interior entonces— dije encogiéndome de hombros.

Hanni abrió la boca para protestar, pero en lugar de eso, su mirada bajó a mi abdomen expuesto. De repente, levantó el dobladillo de mi camisa y deslizó sus dedos suavemente sobre mi piel.

—¿Y esto a qué viene?— pregunté con una sonrisa divertida.

—Nada, solo...— bajó la mirada, sonrojándose un poco —Tienes lindos abdominales.

—Lo sé— respondí con suficiencia, y ella me dio un golpecito en la frente.

—Idiota narcisista.

—Oye, solo digo la verdad.

—Cállate— se rió antes de levantarse —Vamos a ver si Haerin y Dani quieren ir con nosotras.

Salimos de la casa de campaña y encontramos a Danielle y Haerin desayunando junto a la fogata, que todavía echaba un poco de humo.

—Buenos días— saludé, estirando los brazos.

—Buenos días— respondieron ambas al mismo tiempo.

—Hanni y yo vamos a un lago que está cerca de aquí, ¿quieren venir?— pregunté, tomando la mano de Hanni sin darme cuenta.

Hurt - bbangsaz    EDITADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora