Rata
Era la misma treta que habíamos ejecutado muchas veces antes. Nos ocultaríamos en el camino, interceptaríamos la caravana y tomaríamos todos los objetos de valor para venderlos en el mercado negro; algo bastante simple. Fue algo que comencé a hacer por mi cuenta después de que me volví demasiado mayor para seguir robando de los bolsillos de las personas en el mercado de la ciudad, pero con la ayuda de Fergus, Aneeka y Rudek se había convertido en una operación de gran éxito.
Rudek tenía un gran talento para establecer conexiones y recopilar información. Había trabajado por todo Trymar, alimentando una red muy grande a través de la cual sabíamos de todas las caravanas mercantes que pasarían por las Tierras de Invierno, y cuádriceps pasarían por la ciudad. Con esa información, comenzamos a elegir aquellas que serían más rentables para nosotros.
Fergus, por otro lado, proporcionó el músculo que necesitábamos para atacar rápidamente y con la menor cantidad de resistencia, con algo de ayuda de Kroenen, que solo llevaba unos meses con nosotros. Mientras que Aneeka con su arco y flecha creaba las distracciones que llevarían a nuestro objetivo justo donde queríamos.
Pero no fueron mis planes los que nos convirtieron en una familia, ni la espada de Fergus, ni los espías de Rudek. Era Aneeka; ella era el corazón palpitante de nuestra operación. Ella organizó nuestra banda, siempre asegurándose de que no nos metiéramos en muchos problemas, y fue ella quien convirtió nuestro lúgubre y vacío escondite en un verdadero hogar. Ella nos mantuvo cuerdos, centrados y unidos. Incluso entonces, antes de que sucediera todo lo demás, ella era suprema mente importante para mí.
Cada vez que llevábamos a cabo un golpe, siempre nos quedábamos los dos escondidos en algún lugar donde tuviéramos una vista clara de la carretera y donde ella tuviera una vista clara para disparar. Ese día, estábamos encaramados en la rama de un árbol, ocultos de manera segura por el denso follaje, esperando cualquier señal de actividad. Pero ella no estaba optimista como de costumbre; su ceño fruncido delataba la preocupación y la inquietud que plagaban su corazón.
—¿Estás bien? —pregunté.
Aneeeka no respondió de inmediato. En cambio, su mirada permaneció fija en el horizonte vacío, como si allí estuviera la respuesta a mi pregunta. El viento soplaba entre los árboles, meciendo suavemente la rama sobre la que estábamos.
—No me gusta esto —finalmente respondió sin mirarme —. Algo se siente... mal.
Instintivamente, tomé su mano y le di un suave apretón.
—Hemos hecho esto un millón de veces, Nika.
—¡Este cargamento no pertenece a un comerciante normal, Rata! ¡Está dirigido al duque, y viene del maldito rey! —Se obligó a controlar su ira y bajar la voz —. Esta caravana estará fuertemente vigilada y tengo la sensación de que esto terminará muy mal para nosotros.
No podía discutir con su lógica. Ese era el robo más arriesgado que jamás habíamos intentado, por lo que Aneeka y yo nos opusimos firmemente a la idea. Pero Fergus logró convencer a Rudek y Kroenen, y Aneeka y yo fuimos derrotados en la votación. Así que ahí estábamos, porque no íbamos a permitir que nuestros amigos cayesen solos, incluso si no estuviéramos de acuerdo con el curso de acción.
Me imaginé que la situación tenía que ser más angustiosa para Aneeka, porque Fergus era su pareja. No podía ni empezar a adivinar la angustia que debía estar sintiendo al ver a quien amaba enfrentarse a un verdadero peligro, porque yo nunca había amado a nadie ni nadie me había amado de esa manera. Hacía mucho tiempo había aceptado que los dioses no veían en su designio otorgarme tal cosa; después de todo, ¿a qué mujer le resultaría atractivo amar a un huérfano sin nombre y sin dinero?
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Las Crónicas de Trymar I: Serenata de Ladrones [Versión Español]
RomanceEn Winguard, Aneeka buscaba libertad junto a Fergus, pero encontró mucho más en Rata, un ladrón que les ofreció un refugio inesperado. Lo que comenzó como una alianza para sobrevivir se convirtió en una familia, hasta que la desilusión y el abandono...