Rata
(no te muevas. No respires. No hagas nada que cause que despiertes de este sueño para encontrarte solo, como siempre has estado.)
Acostados sobre aquella cama de heno, nuestros cuerpos entrelazados, ponderaba la posibilidad de que todo esto fuera un sueño. De que esta mujer entre mis brazos no fuera la verdadera Aneeka, si uno algún tipo de cambia formas que se había hecho pasar por ella, y a la cual mi anhelo me había dejado completamente vulnerable.
Y es que me resultaba verdaderamente increíble lo que había sucedido. Hasta este momento, nunca había pensado posible sentir tanta felicidad, y mucho menos contenerla dentro de un solo cuerpo. Pero, si la muerte me llegase, entonces desee que me descubriera así, con Aneeka entre mis brazos. Tan solo quería quedarme así por siempre, acariciando su cabello.
Entonces estúpidamente abrí la boca.
—¿hiciste el amor conmigo para vengarte de Fergus? —Tan pronto las palabras dejaron mis labios me arrepentí profundamente haberlas pronunciado. Temí que al mencionar el nombre de Fergus rompiera la magia y la hiciera arrepentirse de lo que había sucedido.
Se incorporó, apoyando la cabeza sobre su brazo y se quedo en silencio, como ponderando sus siguientes palabras. Ese silencio, tan ensordecedor a la vez, me desgarraba el alma mas y mas con cada segundo que se prolongaba. Quería decir algo que nos devolviera la magia de hace unos momentos, pero que decir cuando habían sido precisamente mis palabras las que rompieron con ella.
Aneeka suspiro.
—Cuando entre en aquella casa de placer y vi a Fergus con esa mujer sentí... nada. Ahí estaba el hombre por el cual había abandonado mi familia poniéndome en ridículo y yo no sentí absolutamente nada. No se suponía que fuera así; tenía que sentir algo ¿no? Entonces te vi y me di cuenta de que tú ya lo sabias. Ahí fue cuando me enoje, no porque Fergus me estuvieran engañando, sino porque tu lo hiciste. Sentí que era tu quien me tomaba por tonta. —Pasó sus dedos por su cabello, como sacudiéndose del pasado también —. Ya no amo a Fergus. La verdad es que hace mucho que no siento amor por él. Pero no quería dejarlo ir, porque no quería admitir que me había equivocado. Que irme de Willowbent con él había sido un terrible error, tal y como madre me lo dijo.
«Pero hoy todo fue tan claro. Es por ti. Lo que tu me haces sentir es lo más grande y fuerte que jamás haya sentido. Poco a poco, fuiste abriéndote paso hacia mi corazón, y ahora te pertenece de tal manera que ya no podrá pertenecerle a más nadie, nunca más. Porque yo te amo, Rata.»
La alegría de escucharla decir esas palabras no se compara con la que le siguió al comprobar en sus ojos cuan ciertas eran. El corazón me saltaba de arriba abajo, corriendo de un lado a otro, salvaje e indómito. Peiné los mechones dorados de su pelo detrás de su oreja.
—Eldrick —le dije sonriente —. Me llamo Eldrick.
Eldrick. El nombre que los encargados del orfanato encontraron escrito en un pergamino dentro de la canasta en la cual me abandonaron a las puertas del lugar. El nombre que use por los primeros ocho años de mi vida, pero que nunca había vuelto a usar desde entonces porque Rata se sentía mucho más genuino. Rata era un nombre más apropiado para un niño desechado que nadie quería. Nadie excepto Ollie, quien, a pesar de sus defectos, me había proporcionado lo que la gente del orfanato nunca se molestó en darme: una especie de comunidad, si no una familia.
Además, quienquiera que hubiera pensado en ese nombre para mí claramente no se había molestado en quedarse, así que ¿por qué iba a molestarme yo en usarlo? o al menos eso es lo que había sentido toda mi vida antes de ese momento.
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Las Crónicas de Trymar I: Serenata de Ladrones [Versión Español]
RomanceEn Winguard, Aneeka buscaba libertad junto a Fergus, pero encontró mucho más en Rata, un ladrón que les ofreció un refugio inesperado. Lo que comenzó como una alianza para sobrevivir se convirtió en una familia, hasta que la desilusión y el abandono...