Aneeka
—¿Qué es lo que quieres, Fergus? —Me sentía impaciente. Confiaba en que Rata se encargaría de hacer que recibieran al niño en lo de Ollie a pesar de la hora, pero hubiera preferido irme con ellos. Sin importar la nieve, o el viento helado que azotaba las noche en Windguard, preferiría todo aquello en lugar de estar allí, soportando los intentos de Fergus por intimidarme.
—Se que hemos tenido nuestros desacuerdos últimamente, y se que te tomará un poco de tiempo poder perdonarme...
—Déjame corregirte: NUNCA voy a perdonarte.
Se detuvo por momento, su molestia evidente en la manera en la que sus fosas nasales se ensanchaban como si vapor caliente fuese a salir de ellas. Aquello era un intento verdaderamente pobre por enmascarar la impaciencia que le producía toda la situación, pero no había ni una pizca de remordimiento en él.
No era que yo quisiera que se arrodillara ante mí, suplicándome perdón. No, aquello solo habría hecho la situación mucho mas incomoda de lo que ya era. Lo que buscaba, lo que realmente deseaba encontrar en él era un vistazo de aquella persona a quien en algún momento creí amar. Algo que me hiciera sentir que mis sentimientos no habían sido desperdiciados. Nunca lo vería, por que tal cosa no existía dentro de Fergus.
Puso los ojos en blanco, y continuó con su discurso, como si yo no hubiese pronunciado palabra alguna.
—Estuve pensando que tal vez sería bueno para ti visitar Willowbent por unos días. Pasar algún tiempo con tu madre y tu hermana. Tal vez... tal vez un tiempo separados sea bueno para nosotros. Bien dicen que la ausencia hace que el cariño crezca, ¿no?
¿Willowbent? ¿esa era su solución mágica para todo lo que estaba sucediendo? Fergus más que nadie debería saber que esa no era la respuesta. Que esa opción se había quemado hacía mucho tiempo después de la manera en como nos fuimos. Quería tanto poner la culpa solo en él; decir que había perdido a mi familia por su culpa, pero la verdad es que era totalmente mi responsabilidad. Nadie me había obligado a irme, yo tomé esa decisión por mi misma. Y lo hice porque pensé que estaba enamorada.
—Amor de niños —me dijo madre —. Puedes sentirlo fuerte ahora, pero cuando llegue lo real, veras cuan efímero fue en realidad.
¿era eso lo que me estaba sucediendo? ¿había llegado lo real para mostrarme lo tonta que había sido? Y aunque eso no fuera cierto, tenía ahora la certeza de que Fergus no lo era, y tan solo por eso le debía una enorme disculpa a madre.
Caminé hacia la chimenea y me senté junto al fuego. Los recuerdos de todos aquellos momentos que pasé junto a mi familia llegaron de golpe a mi mente, trayendo consigo olas de melancolía que ensombrecieron aún más mi semblante, si es que eso era posible.
—Tal vez tengas razón —dije de repente, mi mente aun divagando entre recuerdos lejanos.
—Entonces estamos de acuerdo. Kroenen irá contigo...
—Por supuesto que no —negué enfáticamente.
—No puedes hacer ese viaje sola, ¡los caminos son demasiado peligrosos!
—No voy a ir sola. —Me levanté del suelo —, Rata vendrá conmigo.
Fergus y Kroenen estallaron en risas.
—Rata no es un guerrero, ¿en verdad crees que podrá defenderte? —Tanta crueldad para referirse a la persona que Fergus llamaba mejor amigo.
—Me defendió muy bien el camino. Mejor que tú, de hecho. Así que si, confío que podrá defenderme. Y lo más importante, me niego a ir con alguien de quien no me fio.
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Las Crónicas de Trymar I: Serenata de Ladrones [Versión Español]
RomanceEn Winguard, Aneeka buscaba libertad junto a Fergus, pero encontró mucho más en Rata, un ladrón que les ofreció un refugio inesperado. Lo que comenzó como una alianza para sobrevivir se convirtió en una familia, hasta que la desilusión y el abandono...