KINKTOBER 2023 ||| SKZ

7. ꜱʜɪʙᴀʀɪ

𝑺𝒆𝒖𝒏𝒈𝒃𝒊𝒏

Los fuegos artificiales siempre le habían encantado a Seungmin, desde que era pequeño era su fascinación verlos mientras la noche era su manto donde estas luces eran su compañía, después de todo su cuarto era el único lugar donde podía observar ese espectáculo sin escuchar los gritos de sus padres que se peleaban a diario.

Pero, en esa misma ventana donde se asomaba en las fiestas de año nuevo para ver el iluminado cielo, también solía ver a su extraño vecino. Tal vez podría considerarse un chismoso de primera; sin embargo, observar lo que sucedía afuera mientras tenía puestos los audífonos era la única forma para distraerse de su espantoso entorno familiar.

Desde muy pequeño había visto a este chico que vivía a su lado y que iba en la misma preparatoria que él, solo que no solía hablarle porque ni siquiera se conocían. Pero Seungmin ya sabía su nombre gracias a los rumores sobre el chico al que siempre usaban como saco de box los más grandes de la escuela.

Seo Changbin, quien vivía con su abuela tras haber perdido a sus padres en un accidente aéreo. Por lo mismo el chico le temía a las alturas y todo lo relacionado a volar, entonces habían tomado este trauma como un juego y lo usaban para molestarlo todo el tiempo.

Seungmin por mucho tiempo había visto como molestaban al chico y había intentado meterse para detenerlos, hasta que un día lo habían empujado de las escaleras provocando que se rompiera una maqueta que se iba a entregar ese día. Por lo que, Seungmin no lo soportó más y sin dudarlo salió a la defensa del mayor, logrando que él también recibiera un par de golpes.

Sin embargo, no se había dejado y como pudo se defendió, asustando a más de uno de los acosadores de Changbin. Así que Seungmin sentía que por fin podría iniciar una amistad con su interesante vecino, por lo que al ofrecerle su mano le preguntó— ¿Te encuentras bien?

Pensó que su amabilidad había sido suficiente, pero solo sintió un manotazo por parte de Changbin que parándose resignado murmuró— No intentes ser amable, idiota.

Seungmin se había quedado mudo mientras veía como Changbin se largaba de ahí para no volverlo a ver en esa escuela, porque desde aquel día el mayor había abandonado sus estudios por el insoportable acoso que había estado pasando y que nunca habían denunciado.

Sin embargo, Seungmin seguía viéndolo todos los días a través de su ventana, pero no se atrevía a hablarle por las frías palabras que le había dedicado cuando se había intentado acercar a él. Por lo que eso convertía a Seungmin en un acosador, uno que no dejaba de observar los movimientos del mayor cuando volvía de su trabajo de medio tiempo como entrenador personal en un gimnasio.

Pero hoy había algo diferente, principalmente por los fuegos artificiales que eran lanzados porque las fiestas de Halloween habían dado inicio en todo el vecindario, por lo que las calles estaban llenas de personas con niños disfrazados que pedían dulces.

Algo que Seungmin tenía previsto, así que sigilosamente había salido de su habitación con una bolsa de dulces para poder darles a los niños una buena experiencia en esas fiestas. Con esmero había preparado un disfraz de Frankenstein, así que al salir fuera del violento hogar se quedó en la puerta mientras los niños se acercaban a verlo.

La mayoría quedaron admirados con su disfraz e incluso le preguntaban si era el verdadero Frankenstein, por lo que Seungmin tomaba su papel en serio y llegaba a asustar a algunos con su actuación; pero, al final terminaba regalando dulces a los niños mientras disfrutaba de ese espectacular día.

Sin embargo, su curiosidad lo había hecho voltear, dándose cuenta de la presencia de Changbin fuera de su departamento. Su rostro estoico le daba un aire tan misterioso que Seungmin no podía apartar su mirada de él, sintiéndose atraído por aquel hombre que podía llegar a ser considerado feo para sus compañeros estúpidos de su antigua preparatoria.