Felix fue atado a un compromiso con un príncipe de Corea, el australiano fue el tratado de paz, pero entre más Felix se acercaba a su esposo más nesesitaba saber que era amor que existía en ambos corazones.
y el corazon de el rey Hyunjin avía caído...
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Los reyes de Corea avían llegado a su destino, el primero en bajar del carruaje fue Hyunjin para ayudar a Felix, el cual pudo ver a todos los sirvientes y hasta arriba un omega que no estaba vestido de blanco, negro y gris, lo que le pareció curioso. Hyunjin le fue presentando a todo el personal después todos entraron después de su majestades, yendo todos a sus posiciones Hyunjin no se movió de la puerta como el chico que iba detrás de el desde la fiesta. Felix observó solo la entrada era muy amplia le parecía sorprendente lo amplió del lugar observó a su esposo.
Hyunjin: Bueno, me despidió.
Felix: ¿Qué?
Hyunjin: Creo es mejor pasar nuestra luna de miel en separado.
Felix: ¿Y que pasa con consumar el matrimonio?
Hyunjin: Eso ahora no importa, yo iré al otro palacio y tú te quedaras en este, es tuyo.
Felix: ¡Claro que si, tu no tienes el peso de tener que quedar embarazado!
Hyunjin: ¡Yo decido!
Felix: ¡¿Yo no tengo voto?!
Hyunjin: ¡Ya lo decidi!
Felix: ¡Hyunjin no es justo!
Hyunjin: ¡Soy tu rey!
Felix: Pensé era solo Hyunjin...
Hyunjin miró el suelo recordando lo que le había dicho en la mañana, después volví su vista a Felix el cual tenia los puños apretados atrás de su espalda intentando guardar la compostura.
Felix: Perdóname su majestad.
Hyunjin y Felix se observaron ninguno emitió un sonido, ambos en silencio caminaron en direcciones opuestas. Hyunjin saliendo de el palacio y Felix caminando dentro.
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Felix subió las escaleras podía sentir a la persona que iba detrás de el, vio pasar a una sirvienta, y giró en sus talones.
