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Narra Maia

Justo estaba en casa de Roxanne preparándonos para el cumpleaños de Luka, nuestro plan había funcionado.

Por obvias razones no podíamos llevarnos todo el mérito de que nuestro plan hubiera salido bien, sin la ayuda de mi abuela ni siquiera estuviera en esta situación.

Mientras Roxanne se concentraba en quitar las manchas de harina de su cara, yo estaba haciendo la tarjeta el regalo de Luka mientras escuchaba música.

We were too close to the stars
I never knew somebody like you, somebody
Falling just as hard
I'd rather lose somebody than use somebody — cante en voz baja algo distraída mientras le hacía pequeñas estrellas al borde de la pequeña tarjeta.

— ¿Qué tal me veo? — cuestiono Roxanne modelándome su ropa de manera divertida haciendo unas poses raras.

Llevaba un suéter tejido rosado, ya que debido a la época comenzaba hacer frío, un jeans y unas botas de un tono marrón claro.

— Te ves bien — respondí con simpleza y sinceridad.

— Debo estar presentable si vamos a conocer la casa y la familia del amor de tu vida — bromeo.

— Ya — me queje, guarde el regalo de Luka en mi cartera.

— Vamos Maia es tu turno de que te arregles. Se nos hará tarde si sigues ahí — dijo mientras me sacudía por los hombros.

Le hice caso porque tenía un poco de razón, fui a cambiarme y luego le mostré a Roxanne mi ropa.

— ¿Qué tal? ¿Así está bien o el chaleco ya es mucho? — pregunté indecisa.

Llevaba un pantalón negro, un hoodie verde esmeralda y encima un chaleco acolchado negro junto con unas zapatillas blancas.

— En primer lugar, así te ves bellísima y en segundo eres muy susceptible al frío, déjate el chaleco puesto — dijo con una sonrisa.

Me miré al espejo y sonreí, ambas terminamos de arreglarnos entre bromas y risas.

Al estar lista nos fuimos caminando hacia la casa de Luka.

— ¿Sabes en qué parte vive Luka? Hay muchas casas en tu vecindario — comento Roxanne torciendo los labios — Espero que no quede en la otra punta del vecindario, ya no quiero seguir caminando — agrego haciendo un puchero a modo de queja.

— Oh no te preocupes, vive en la calle principal al igual que yo, al cruzar, su casa es de las últimas de la calle — explique — Se cómo llegar, ya he ido antes a su casa — comente con simpleza — Además tu decidiste caminar, ahora te aguantas — le recordé.

— Si, pero así podíamos pasar más tiempo juntas conversando... — Respondió y luego se quedó callada por un segundo, como si estuviera analizando lo que dije — Y... Espera... ¡¿Acabas de decir que no es la primera vez que vas a su casa?! ¿Cuándo fuiste y por qué no me lo dijiste? — pregunto pestañeando varias veces, le estaba costando trabajo asimilarlo.

— Si — afirmé mirándola extrañada — Ya te lo había dicho, vi una película de Barbie con él. Y fue en su casa — le recordé soltando una ligera risa.

— Pues déjame decirte que omitiste ese pequeño detalle, no habías dicho que fue en su casa — comento con cierta indignación.

— ¿Y en donde más creíste que la íbamos a ver? — pregunte con obviedad.

— Buen punto — contesto desviando la mirada — Para la próxima quiero el chisme con más detalles, gracias — sonrió falsamente.

— No prometo nada — canturree divertida, solo quería sacarla de quicio.

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