⁰⁰²

29 3 12
                                    

Narra Maia

Ordenar mi habitación no era una de mis cosas favoritas, pero si tenía música lo hacía menos aburrido.

Pero me vi interrumpida por el grito de mi madre.

— ¡Tienes visita Maia! — grito mi mamá.

¿Enserio tenía que gritarlo?

Respire profundo y pause la música, baje y fui a recibir a la única visita que tengo desde que tengo memoria.

Mi madre y Roxanne, mi mejor amiga estaban en la cocina conversando como normalmente lo hacían cada vez que venía.

— Maia, Maia, Maia porque no me sorprende verte en pijama — dijo Roxy poniendo sus manos en su cadera, yo rodé los ojos divertida — Hasta rimo — añadió un poco sorprendida y yo reí.

— Es bueno verte por aquí Roxy — dijo mi mamá con una sonrisa.

— Y vendría más seguido si mi papá no necesitará tanta ayuda en la panadería — dijo con media sonrisa sin mostrar los dientes — Y bueno siempre y cuando Maia no esté tan... Ya sabe — añadió haciendo como un monstruo malhumorado.

— Ja ja muy graciosa — respondí con sarcasmo.

— A veces me cuestiono como es que son amigas — comento mi mamá con diversión.

— Que le puedo decir señora Grayson soy irresistible — dijo en un tono engreído mientras echaba su cabello hacia atrás — Además los opuestos se atraen — añadió y ambas reímos.

— Lo mejor es que no te quitamos más tiempo mamá, me la llevo para que no digas más estupideces — dije tomando a Roxy de los hombros y empujándola fuera de la cocina.

— ¿Qué? — hablo Roxy indignada — Señora Grayson regañe a Maia por ser tan grosera en ningún momento la he molestado y tampoco he dicho o hecho alguna estupidez — dijo mientras se agarraba de la barra y miraba a mi mamá.

— Maia cariño, Roxy tiene razón — dijo con una sonrisa divertida.

Genial mi mamá y mejor amiga poniéndose en mi contra.

Aunque ya era una pequeña costumbre entre nosotras, la mayoría de las veces Roxanne y yo nos comportamos como unas niñas pequeñas a modo de broma.

— Viste Maia tengo la razón — dijo sacándome la lengua, yo le respondí de la misma manera solo que con mi cara sería de siempre.

— No me importa si tienes la razón o no — dije empujándola de nuevo.

— Ay ya voy — dijo haciendo una mueca, yo la solté y caminé hacia la salida. Le dio un pequeño abrazo a mi mamá y salió de la cocina.

Pero se quedó embobada mirando a mi hermano y sus amigos. Rodé los ojos y la tomé del brazo y la obligué a subir.

Esta se quejó y a mitad de camino se soltó de mi agarré.

— Es que no entiendo cómo no te puede gustar ninguno de ellos — dijo horrorizada — Es que todos parecen sacados del mismísimo Olimpo — añadió maravillada por la belleza de los chicos.

— Exagerada — me quejé — Mmm... puede que sean guapos, pero son unos idiotas — añadí alzando los hombros con simpleza.

Pero de esas 4 personas sentadas en el sillón, solo una era un verdadero idiota.

— Sigo sin entender cómo es que no te gusta ninguno — hablo apretando los labios en una línea mientras negaba con la cabeza.

Entramos a mi habitación y cerré la puerta.

|★| Nuestras miradas conectan como las estrellas |★|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora