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Narra Maia

Veía el reloj que estaba en el salón de clases con pesar.

¿Por qué las clases pasaban de manera tan lenta?

Había logrado que mis padres me dieran permiso para ir a casa de mi abuela sin tener que llevar un guardaespaldas. ¿Fue difícil? Sí, debía agradecer por primera vez que Marcus estuviera estudiando medicina ya que eso lo mantiene bastante ocupado.

A penas sonó el timbre de salida me despedí de Roxanne y salí del salón, de camino a la casa de mi abuela tuve que hacer una pequeña parada en una florería.

Pensaba comprarle sus favoritas, la abuela y Kathie eran las únicas personas de mi familia con las que realmente podía ser cariñosa y afectiva.

Al estar en la floristería le pedí a la chica que estaba en el mostrador que me armara un ramo pequeño con peonias, las favoritas de mi abuela. Pague las flores y saque de mi teléfono mi celular y conecte los audífonos, así el camino era más ameno.

Y más si iba escuchando The Neighbourhood.

Cuando llegue a la casa de la abuela, esta me recibió con mucho cariño.

— No hacía falta que me dieras este detalle Maia — comento mi abuela mientras ponías las flores en jarrón.

— Es que tenía tiempo sin venir a verte y me pareció un lindo detalle traerte tus flores favoritas — respondí con una pequeña sonrisa.

— Son perfectas mi niña — dijo dándome una mirada donde me mostraba lo agradecida que estaba — Eres igual de detallista que tu abuelo — murmuro bajando la mirada.

El abuelo había muerto uno o dos años antes de que yo naciera, cuando Marcus todavía era un niño pequeño, yo ni siquiera había llegado a conocerlo, pero mi abuela siempre me contaba sobre él. Mi madre no hablaba mucho sobre el tema, ya que se ponía algo sentimental al respecto.

— Supongo que era un hombre encantador — comenté pensativa — Me hubiera gustado conocerlo... — confesé.

— Sí que lo era... — suspiro mi abuela — Cuando nos revelaron que tu hermano iba ser un niño su cara decepción al darse cuenta que yo le había ganado en una apuesta que hicimos fue demasiado graciosa, ojalá le hubiera tomado una foto. Pero creía firmemente que si tu madre volvía tener otro bebe este si sería una niña, y que casualidad que luego naciste tú y años después naciera Kathie. Él las hubiera adorado y consentido muchísimo — relato con emoción.

Yo sonreí enternecida al escuchar como mi abuela explicaba con tanta emoción como era el abuelo, ese brillo en su miraba me decía que a pesar de que él ya no estuviera físicamente lo seguía amando.

— Bueno lo mejor será que vayamos a mi estudio para poder conversar a gusto y poder plasmar estas hermosas flores — añadió con una sonrisa.

Caminamos hasta su estudio, era una habitación adaptada para el uso de las creaciones de mi abuela, llena de pinturas, pinceles y lienzos, un lugar que no estaba totalmente ordenado, y yo no era quien, para juzgarlo, aun así, no perdía el encanto.

Mi abuela coloco un nuevo lienzo en su caballete para comenzar una nueva pintura, dejo las peonias en una mesa que estaba llena de pinturas, saco una peonia del jarrón se acercó hasta mí y me la puso en el cabello justo detrás de la oreja.

— ¿No te molestaría ser mi modelo el día de hoy? — pregunto con cierto interés.

Yo negué con la cabeza, mi abuela me busco un banquito de madera para que me sentara, abrió más las cortinas, me movió un poco el cabello trayendo un poco hacia mi clavícula.

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