CAPÍTULO 2

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—No deberías haber dicho eso.

Louis tenía la manía de hablar consigo mismo cuando estaba estresado. Desde su llegada a aquel lugar no había hecho otra cosa que hablar consigo mismo. Sus pasos resonaban sobre el suelo de gravilla del estacionamiento mientras avanzaba hacia el auto que había alquilado.

Con cada zancada se alejaba un poco más del Castillo y de la gente que vivía en ella. Tenía que irse antes de romperse en pedazos. Tenía que salir de aquel lugar.

Consiguió llegar al hotel donde se hospedaba sin contratiempos. Logró mantenerse en su carril de la carretera y no se perdió ni por un segundo. Incluso estuvo pendiente del límite de velocidad. Y cuando llegó al hostal, se encerró en su habitación y se tumbó en la cama, dejando que el cansancio se apoderara de él. Se tapó los ojos con el antebrazo y trató de borrar de su memoria la conversación que había tenido con Harry.

—No deberías haberlo dicho.

Habían pasado diez años desde la última vez que le había visto; diez años de completa indiferencia por parte de él. Ni llamadas de teléfono, ni cartas, ni mensajes, nunca lo había buscado... Ni siquiera una vez.

Aquel chico de diecisiete años que había sido exiliado a Londres con la excusa de que debía continuar sus estudios, había llegado a creer que Harry simplemente había jugado con sus sentimientos, que los besos y su declaración de amor no había significado nada para él. Había llegado a creer que también lo consideraba una aberración.

Jamás, jamás se le había ocurrido pensar que Harry solo quería protegerlo de su padre; de la realeza que se aprovecharía del escándalo para truncar el crecimiento de la Casa Styles; de la sociedad cruel de aquel entonces; eran aún muy jóvenes, apenas unos adolescentes, no estaban preparados para enfrentarse al mundo. En realidad, tampoco lo estaba en ese momento, a juzgar por la reacción que había tenido un rato antes.

Pero el tiempo había pasado. Ahora Louis tenía dinero, autoestima y mucha más riqueza intelectual.

Sin embargo, eso no era suficiente para lidiar con la gente de un lugar así, la sociedad seguía siendo cruel con los diferentes, con los otros...Si en el pasado, hubiesen decidido enfrentar juntos al mundo, ¿Cuánto tiempo a su lado había necesitado para poner a prueba su voluntad y fuerza? ¿Cuánto tiempo había tardado en ceder a las presiones? ¿Cómo confesarle a Harry que su primera relación a los veinte años había sido una decepción?

Louis maldijo y golpeó el colchón con ambos puños. Cambiando de postura, escondió la cara contra la almohada y se tapó con la sábana blanca. ¿Qué clase de persona le decía algo así a otra? Alguien que jamás había olvidado su primer amor... Era imposible hacer callar a la vocecita que hablaba desde un rincón de su cabeza.

«Eres un monstruo...».

*

Normalmente Harry no esperaba con tanta impaciencia la llegada de su hermana luego de su guardia en los cultivos. Pero ese no era un día cualquiera. Nada más oír que ya había llegado, fue a buscarla, se encontraba en la cocina personal.

Ni siquiera la dejó apoyar en la mesa la caja de fruta que llevaba en las manos antes de abordarla.

—Hola, hermanito —lo saludó Gemma con entusiasmo —. Traigo fruta fresca y muy buenas noticias. Las ventas de este año serán mejores que del anterior —agregó, poniendo la caja sobre la encimera—. Las ganancias serán muy buenas.

—Enhorabuena —contestó Harry.

No obstante, algo en su voz debió de ponerla en alerta. Dejó la caja de fruta y le miró fijamente.

UN SUEÑO PROHIBIDO (LS AP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora