Leilani
Llevábamos cinco minutos dando una vuelta a la pista y estaba al borde del desmayo, sentía mis piernas que comenzaban a tener pequeños temblores, apenas podía mantener mi propio peso, mi sien comenzaba a doler y estaba sudando más de lo normal.
—Resiste, Leili, solo faltan quince minutos más —me alentó Nancy unos metros por delante mío. La mire con ironía y me forcé a continuar.
Mi respiración era demasiado agitada y ni siquiera estaba respirando como debía, era una de las últimas en el tumulto de estudiantes sudados y competitivos.
A lo lejos podía ver a dos chicos que encabezaban la marca. Sylvain corría como si estuviera caminando de lo más tranquilo y no fuera ningún esfuerzo, a su lado su amigo Max, parecía intentar alcanzarlo pero cada vez se iba quedando más atrás. El castaño corría muy rápido, era impresionante de ver.
Dos polos opuestos en los deportes. Quien pudiera tener ese estado físico.
Intenté mantener el trote un poco más pero sentía mis piernas temblar debilitadas, estaba segura que si las seguía forzando terminarían dejándome tirada en el suelo.
—Joder, no debí comprar esas porciones de torta —me lamente echando la cabeza hacia atrás y bajando la velocidad de mi trote hasta caminar, sintiendo como mí compra en el recreo previo al almuerzo había sido una mala idea. Una muy mala idea.
La profesora podría mirarme mal junto al profesor de los chicos pero no me importaba, yo valoro mi bienestar y dignidad, no quiero terminar vomitando frente a tanta gente o desmayarme y pegarme un palo con el suelo. No, gracias, estoy bien como estoy.
Di una plegaria silenciosa para tratar de llegar al final de la clase sana y salva, aunque como siempre no creía que fuera posible.
Vi que Nancy noto mi rendición, ella negó con la cabeza como diciendo te lo dije, volvió a mirarme una última vez y me dio una sonrisa de lado, supe que era su señal de preparación para comenzar a correr en serio y avanzar entre los demás.
Arrastré las zapatillas por la pista de tierra y luego de unos minutos, los que faltaban pasarme lo hicieron dejándome oficialmente como la lenta del grupo.
Deje caer mis manos al lado de mi cuerpo después de intentar secar el sudor de mi frente con mi antebrazo.
Hacía demasiado calor, estábamos a un mes de la llegada oficial de la primavera pero el invierno parecía que ni había existido, sólo una humedad pesada que dejaba la piel pegajosa, que te hacía sentir incómoda y molesta.
—Dios, que puto asco —el sol seguía golpeando mi rostro y sentí nuevas gotas de sudor bajar por mi frente.
Escuché una suave risa detrás mío y como el ruido de unas zapatillas disminuyendo la velocidad. La alta figura de Sylvain Muñoz se posicionó a mi lado, me gire a ver hacia atrás y el grupo venía mucho más atrás de él, en cualquier momento volverían a pasarme.
—¿Te quedaste atrás? —una de sus cejas se arqueó divertida mientras me examinaba.
—Un poco —digo viendo que es la primera vez que me dejó quedar tan atrás. Qué vergüenza. Me encojo de hombros mirándolo de reojo—. El deporte y yo no tenemos una relación muy sana que digamos —intenté reírme pero aún seguía con la respiración pesada, respiro con un poco de fuerza por el cansancio y puedo sentir como me van a terminar explotando los pulmones si me sigo esforzando.
—Puedo notarlo.
—Pero veo que tú y él se llevan bien.
—Me ayuda a despejarme un poco, y soy bastante rápido.
ESTÁS LEYENDO
Querido Sylvain
Teen FictionLeilani y Sylvain siempre fueron uno. Desde que se conocieron. Hasta que se perdieron. Desde ese primer día en el armario de la escuela hasta esa última mañana en la que se despidieron. Siempre uno. Tanto en la vida, como en la muerte. Portada reali...