Destellos de ti [Hualian]

7 Cita

—Señor, ¿por qué me inscribió a esa clase? 

—Los demás curadores lo pidieron después del éxito de tu presentación. Necesitamos estar actualizados para las nuevas tendencias y la academia ofreció un descuento. ¿No es asombroso? 

—Puedo prescindir de este curso, señor. En serio...

—Xie Lian, no es bueno despreciar las cosas que se te dan gratis. Incluso los van a dejar tomar clases muestra de pintura y de las demás bellas artes. ¿Qué hay que perder? Se me acaba el tiempo del almuerzo. Preséntate la próxima semana junto a tus compañeros. 

Sin poder darle tiempo de replicar, el jefe del museo se fue y dejó a Xie Lian con las palabras en la boca.  Resignado, solo pudo regresar a su oficina en el museo. Se sentó agotado en la silla a revisar las tareas de investigaciones que le faltaban por hacer ese viernes. Técnicamente no tenía un horario fijo, pero estar en su casa podía llegar a ser claustrofóbico así que pensó en llevarse su computadora y hacer sus pendientes en un café o librería.

Apenas dejó caer su cabeza sobre sus manos para una pausa mental cuando un texto con una notificación personalizada le hizo saltar de su lugar. Volteó a ambos lados, pero sus dos compañeros no estaban a la vista. Ya sin el ánimo lúgubre, abrió el texto. 

San Lang: [¿Tienes la hora de tu almuerzo libre? ¿Crees que te la pueda robar?]

Xie Lian: /// [¿Qué sucede?]

San Lang: [Necesito ayuda con un nuevo concepto para el próximo álbum, es confidencial, ¿tienes tiempo?]

Xie lian observó la montaña de papeles en su escritorio. Los arrojó a su bolsa, tomó su laptop y escribió: [¿Dónde te veo? :)]

San Lang: [ Estoy pasando por el museo].

Sin esperar más, Xie Lian salió disparado. No había visto a Hua Cheng en casi cinco días desde la comida. Habían hablado por mensaje seguido, pero no se comparaba con verlo cara a cara.

Cuando salió del museo, le sorprendió lo rápido que encontró a Hua Cheng entre la multitud, casi como si hubiera un compás hacia él. El cantante se bajó ligeramente el cubrebocas y le sonrió. Xie Lian descubrió que era muy sencillo sonreír con él. Cruzó la calle hacia el chico.  

—¿Hoy no traes tu camioneta? 

—Creí que habías dicho que atraía mucho la atención —dijo Hua Cheng inocente mientras palmeaba el asiento de una motocicleta negra. Tenía un estilo fuerte sin dejar de ser estética. Xie Lian tragó saliva cuando Hua Cheng le extendió el casco blanco que traía antes de montar en el asiento, su chaqueta de cuero marcando su torso de la forma más exquisita posible— ¿No vienes? 

Xie Lian no era tonto, sabía que al subirse en la moto, debería abrazar a Hua Cheng para no morir. ¿Lo había hecho a propósito? No, no podía ser, Hua Cheng le había dejado claras sus intenciones. Bueno, no realmente... Fingió buscar algo para ocupar sus manos que comenzaban a delatar sus nervios y en el camino aprovechó para admirar al hombre frente a él.

Resignado y sintiendo un curioso estremecimiento por su cuerpo, montó detrás de Hua Cheng y se puso el casco, pero no hizo ningun otro movimiento. Estaba nervioso, y con justa razón, su ídolo estaba frente a él en una motocicleta, viéndose injustamente sexy a las dos de la tarde, donde cualquiera estaría sudando. Para hacerlo peor, casi podía sentir el calor de su cuerpo emanando de su espalda hacia él. Era un festín que ni en sus sueños imaginó, debía darse un momento para deleitarse. 

Sin embargo, Hua Cheng no lo entendió así. Con un tono que parecía ahogado, dijo:  

—Gege, no podría obligarte a que me toques, lo entiendo si te molesta, pero debes cuidar tu vida, agárrate del asiento al menos, ¿o quieres que cambiemos lugares y así te agarras de la moto? Prometo no tocarte.