4. Amanecer rojo

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(Voy a cambiar la narración a tiempo pasado porque se me hace más fácil y fluído ahorita, espero entiendan asdjsf y una disculpa por tardarme, les tqm, gracias por seguir la historia)



Antes de que el sol saliera, Xie Lian ya estaba en el museo. Primero se encargó de acomodar los trípticos de información, luego acomodó el cartón que anunciaba la exposición y repasó por última vez las placas de información de las obras, supervisando que todo estuviera perfecto. Después de todo, él era el curador de esa exposición, tenía que hacer su mejor trabajo.

Pero realmente no lo veía como trabajo. En algún momento se encontró a sí mismo deambulando por la exposición de obras que tanto esmero había tomado conseguir. Estaba encantado.

Quizá por eso, no vio el peculiar amanecer de aquél día, que incendió las nubes en tonos rojizos y naranjas, como un presagio de quién se avecinaba.

Tampoco notó a la primer persona que entró cuando el museo abrió.

Apenas eran las 8, pero a esas horas, tan solo las palomas estaban de humor para acercarse al museo.

Por eso el guardia y la amable señora de la taquilla abrieron los ojos cuando el hombre cuyas prendas cargaban el amanecer, avanzó con confianza hacia la sección de la exhibición.

Eso y que era tan apuesto que no pudieron quitar sus ojos de donde había estado hacía solo unos segundos.

Xie Lian no sabía nada de esto. Su mente estaba absorta frente a una escultura, hecha aparentemente para representar a una deidad, pero el labrado era tan fino que cualquiera podría decir que el escultor tenía gran devoción hacia el dios.

Suspiró en su corazón, pensando en cómo habría sido vivir en cualquier lugar, sin las complicaciones del mundo moderno. Quizá ahí habría podido ser un pintor...quizá podría haber tenido público en las calles al bailar.

Pero sabía muy bien que aunque pudiera escapar al pasado, las complicaciones lo habrían seguido, tomando forma diferente. Una enfermedad, vivir en las calles, de alguna forma presentía que la mala suerte lo seguiría en cualquier vida, como un parásito, incapaz de deshacerse de ella.

Soltó otro suspiro a la soledad de la sala.

—Es muy bello, ¿no?

Xie Lian salió de sus pensamientos con un respingo. ¿No estaba solo? ¿Cuándo habían llegado los clientes? ¿Ya abrió? ¿Estaba babeando hace un momento?

Demasiado avergonzado para voltear, asintió fingiendo profesionalismo y dijo

—Sí, una de las pocas rarezas conservadas de hace casi un milenio. Y lo más triste es que el autor sea anónimo. El trabajo es...simplemente impecable.

—¿Conoce el hermano mayor la leyenda de esas estatuas? —Xie Lian no pudo evitar notar que la voz que le hablaba desde algún lugar detrás de él, además de ser masculina, cargaba toques pícaros y hasta seductores. Xie Lian se acomodó su blanco cuello tortuga y tragando saliva, volteó con curiosidad a ver aquél cliente.

—¿Hermano mayor? ¿Acaso este cliente sabe mi ed... —La pregunta murió en su boca al dar la vuelta y darse cuenta de quién era el hombre detrás de él.

Un intenso rubor se adueñó de su rostro y no pudo evitar tambalearse hacia atrás.

—Tú...

Un hermoso hombre de cabellos tan oscuros como la noche, desordenados en un caos hipnotizante estaba frente a él. Ojos de fénix, uno rojo y otro oscuro que plataban en su lugar a cualquiera que los enfrentara, piel de porcelana y una sonrisa ladeada apenas perceptible. Todos esos rasgos que Xie Lian se sabía de memoria después de verlo en conciertos por internet.

Destellos de ti [Hualian]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora