fotografías - 02

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Lunes 08 de Septiembre

⠀⠀⠀Había comenzado la semana, para su suerte tuvo unos cuantos días para acomodarse y esperar que sus cosas llegarán al departamento. Cambiarse de país no era fácil, ni mucho menos rápido pero sus superiores tuvieron bastante paciencia a la hora de la mudanza. Hoy iniciaba el primero de muchos días, estaba un poco nerviosa ya que su coreano no era el mejor pero si algo básico, debía encontrarse con Félix a la salida del edificio, prefirió apurarse ya que sabía que un minuto tarde le daría un regaño su mejor amiga y prefería evitar eso.

⠀⠀⠀Acomodo su cabello detrás de sus orejas, quitó sus lentes del estuche para colocarlos de una vez en su rostro, se encaminó de una vez a la cocina buscando un tanto alborotada su bolso, se aseguró de tener todo y segundos antes de salir colocar sus tacones. Salió del departamento con la finalidad de ir en dirección del chico en la puerta.

— Hasta que llegas ¿siempre va ser así? en Corea, en China, en el país que sea...

⠀⠀⠀Empezó a omitir todo regaño de su compañero y amigo, camino al coche del ajeno dio un paso en falso lastimando su talón camino al lugar, prefirió no quejarse y en silencio total viajo masajeando su golpe aunque noto como se enrojecia, sin más se concentró en la música.
No estaba muy lejos la sucursal bancaria, así que pudo llegar a tiempo, como siempre fue rutina, conocer el espacio y personas quienes la acompañarán a lo largo del año, temía por ello ya que debía ser una imagen autoritaria cosa difícil para su tipo de personalidad.

Tzuyu, su asistente, una taiwanesa de metro setenta, callada y elegante, bonita para los ojos de todo el banco. Felix, su segunda mano derecha, Sana se dirigían a la oficina de cheques y recibos de sueldo.

— Es muy básica, pero distinta a la que teníamos, ¿no?

⠀⠀⠀Felix fue el primero en hablar llamando la atención de ambas mujeres en el cuarto; sus mesas estaban separadas por unas paredes entre medio de maderas, perfectamente ubicadas en el estrecho espacio, sillas negras plegables con almohadillas en el asiento. La primera en sentarse fue Tzuyu, de forma tranquila sin dejar de observar su teléfono, parecía preocupada e irritada por lo que nadie quiso opinar, Sana por su parte se sentó en la silla de enfrente tratando de mejorar su humor.

— ¡Hola! soy Sana, ¿tzuyu, verdad? — la ajena subió su mirada atenta bajando su teléfono sobre el escritorio, esta solo asintió con timidez marcando su hoyuelos izquierdo en su mejilla pero sin decir una sola palabra. — Oh, eres de pocas palabras, ¿o estás triste?

La pelinegra extrañada la miró ladeando levemente su cabeza, soltó una risa baja negando con su cabeza, no sabía que responderle a la japonesa. — solo soy callada, pero vi que estuviste todo rato tocando tu talón ¿estas bien?

Por Culpa Del Gato - Sachaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora