restaurante - 08

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𖤓 ʾ ִֶָ 𝗍𝗈𝖼, 𝗍𝗈𝖼, 𝟣𝟪 ! ݃ ꓹ .

Chaeyoung se paró frente al espejo, ajustando su cabello y verificando sus dientes por última vez

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Chaeyoung se paró frente al espejo, ajustando su cabello y verificando sus dientes por última vez. Respiró profundamente, nerviosa. 

— ¿Entonces todo listo Somi? — preguntó la coreana con su teléfono a un lado.

— Si, las margaritas en el coche, diviértete Tigresa, adiós. 

Chae solo rodó sus ojos riendo por la reacción de su mejor amiga, se apresuró a cortar la llamada de una vez y finalmente alejarse de su espejo.

Hoy era la noche. La noche que había estado esperando desde que Sana aceptó salir con ella.

Tomó su teléfono guardándose en el bolsillo y salió de su apartamento, dirigiéndose hacia la puerta de al lado. Llamó al timbre y esperó.

La puerta se abrió y Sana apareció, sonriendo. Estaba impresionante en solo un pantalón de vestir negro y camisa ajustada.

— Ah, —dijo Chaeyoung, sin aliento. 

Sana se rió.

— ¿no era que ibas a esperarme en el estacionamiento?

Chaeyoung se limitó a asentir, sintiendo una descarga eléctrica ante la imagen de la japonesa, estaba embobada. — Te tardabas mucho, no perderé mi tiempo esperándote.

—Caminemos—, sugirió Sana. — Necesitas aire, ya que tus neuronas se están asfixiando.

Ambas en silencio absoluto se dirigieron al ascensor, estaban calladas, por vergüenza y comodidad de ambas, pero mientras caminaban, Chaeyoung no podía dejar de mirar  de forma "discreta" a Sana. Su belleza y elegancia la dejaban sin aliento.

— ¿En qué estás pensando?—, preguntó Sana, notando su mirada.

Finalmente estaban frente al coche.

Chaeyoung sonrió. — En lo tonta que eres.

— Gracias—, dijo con sarcasmo. — Tú también estás preciosa.

La Coreana ni se limitó abrirle la puerta, entró primero ella para bajar el vidrio haciéndole señas de que subiera, Sana sin sorpresa alguna de sus acciones subió sin chistar, como siempre el camino fue rápido y silencioso.

Ambas estaban cómodas con aquellos silencios largos, porque de una u otra forma a ambas les hartan socializar.

El restaurante se veía elegante y antiguo cosa que la sorprendió a Sana, seguía mirando por la ventana atenta pero algo bruscamente golpeó sus muslos, asustada bajó su mirada hasta que noto un enorme ramo.

— Ahi tienes tu tonto ramo.

Sana solo subió su mirada ruborizada por su acción a pesar de ser grosera, había cumplido su petición. 

Por Culpa Del Gato - Sachaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora