Cansancio - 06

12 3 0
                                    

⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀  𖤓 ʾ ִֶָ 𝗍𝗈𝖼, 𝗍𝗈𝖼, 𝟣𝟪 ! ݃ ꓹ .

Tzuyu ya se encontraba sentada en la oficina, mientras que nuestra protagonista y su compañero apenas se encontraban entrando en la sucursal bancaria, el murmullo constante de transacciones y conversaciones llenaban el aire en el pasillo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Tzuyu ya se encontraba sentada en la oficina, mientras que nuestra protagonista y su compañero apenas se encontraban entrando en la sucursal bancaria, el murmullo constante de transacciones y conversaciones llenaban el aire en el pasillo. Sana, con una sonrisa traviesa se adentro a aquella oficina y no dudo en acercarse a la Taiwanesa para saludarla, se inclinó hacia ella.

—¡Tienes que contarme todo sobre la fiesta de anoche!—, susurró Sana, con los ojos brillantes de emoción.

Tzuyu rió suavemente, mirando cautelosamente alrededor antes de responder en voz baja. — Nada interesante, enserió, pero Mina me hablo toda la noche, y me dio muy buena vibra, de hecho me hablo esta mañana.

Sana se inclinó aún más cerca, capturada por la intriga. —¡No me dejes en suspenso! ¿Que te puso?

—No nada interesante, de hecho me puso buenos dias y..—, continuó Tzuyu, ahora casi susurrando. — Me pregunto si estaba ocupada esta noche.

Sana rió, emocionada por la historia. —Mírate, pues ve, no logré ver bien a la chica sinceramente, ¿que tan bonita? quiero ver.

Entre risas y susurros, las dos amigas continuaron compartiendo secretos de la noche anterior, manteniendo el misterio el rostro de la mujer y la emoción en medio del tranquilo ambiente bancario que las rodeaba.

Sana no había podido ver ni recordar a la japonesa por lo que según ella recordaba la noche a medias, ya que había bebido bastante aquella noche.

Para suerte de aquel trío hoy saldrían temprano, lo que significaba evitar aquellos murmullos de los pesados de sus superiores, Sana cansada y con su cabeza agotada caminaba por la salida de su sucursal.
A lo lejos pudo ver a Nayeon, aquella mujer alta de dientes de conejo, parecía decir algo en quejas por teléfono, ¿peleaba con alguien? no estaba segura, pero su voz parecía quebrada, no quería ser entrometida pero literalmente su auto estaba frente a donde ella estaba parada, en cautela esperaba a la distancia pero su cabeza chismosa era más fuerte.

Una vez la coreana había cortado su llamada decidió acercarse sin poder evitar mirarla, sus ojos parecían rojos del llanto y su máscara de pestañas se derramaba por sus mejillas abultadas de color rojizo natural.
Sana con la mirada gacha paso por su lado pero algo le impidió subirse al auto, volteo a verla acercándose para tomar sus manos y dejar un paquete de pañuelos en su palma.

— Ten.

No dijo nada más, nayeon por su parte no pudo evitar sollozar mirándola, sus dientes mordiendo su labio inferior con fuerza, parecía tener ira dentro suyo, o solo parecía ser una niña pequeña llorando, sus lágrimas abundaban en grandes formas, La japonesa sabía que no era buena idea irse así que solamente se quedó frente a ella apretando las manos blanquecinas ajenas entre las suyas.

Por Culpa Del Gato - Sachaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora