prologo - 00

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𝘗𝘰𝘳 𝘤𝘶𝘭𝘱𝘢 𝘥𝘦𝘭 𝘎𝘢𝘵𝘰
ꜱᴀᴄʜᴀᴇɴɢ.


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ᴅɪꜱᴛɪɴᴛᴏꜱ ɢʀᴜᴘᴏꜱ ᴅᴇ ᴋ-ᴘᴏᴘ ᴀᴘᴀʀᴇᴄᴇɴ ᴇɴ ᴇʟ ꜰɪᴄ, ᴇꜱᴛᴏ ᴇꜱ ꜱᴏʟᴏ ᴜɴᴀ ʜɪꜱᴛᴏʀɪᴀ ɪɴᴠᴇɴᴛᴀᴅᴀ, ᴘᴜᴇᴅᴇ ᴄᴏɴᴛᴇɴᴇʀ ꜱᴍᴜᴛ, ʟɢʙᴛ, ʏ ᴇꜱᴄᴇɴᴀꜱ ᴇxᴘʟÍᴄɪᴛᴀꜱ.

🪼



ㅤㅤㅤㅤ"Nuevo país, nuevo departamento, nuevos vecinos, nuevas cagadas". Repetía la Japonesa en su cabeza constantemente mientras arastrataba su maleta de forma perezosa.

A su izquierda iba su mejor amigo y a la vez peor enemigo, con una sonrisa pintada a mano en sus labios como si amara la idea de estar en aquel lugar. Nuestra protagonista sin embargo sólo trataba de ignorar las buenas vibras de su compañero. Debía empezar de cero, nueva sucursal, nuevos compañeros y un país al que jamás había pisado, no sabía con qué se encontraría y apenas quería imaginarlo.
En recepción le habían entregado sus llaves, dos, una marcada con blanco en la punta y otra exactamente igual pero con rojo, indicando ser la de repuesto.

— ¡¿QUÉ, CUANTO?!.

— Dos mil sale el repuesto de otra llave señorita, en caso de perder o romper la cerradura se cobrará adicional. -indicó el coreano de lentes observando el rostro horrorizado de la castaña.

Su amigo como consuelo golpeó tres veces su espalda logrando que la menor se sobresaltara de volviéndola a su realidad; con un puchero entre sus labios se dirigió con la misma pereza que entró al ascensor, era muy despistada y torpe, por lo que se le era común perder sus llaves, dinero, incluso olvidar su bolso en el tren, por lo que temía tener que pagar semejante cantidad por una simple cerradura.
Eran solo 5 pisos hasta el suyo, su compañero, Felix tenía 2 pisos más hacia arriba por lo que ella bajaría primero.

— Luego me cuentas como se ve tu depto.

— Felix, son iguales, idiota.

La castaña ya de mal humor dio media vuelta dirigiéndose un tanto cansada a la puerta que durante dos años sería su casa. 15, en dorado marcaba su puerta, a su izquierda, 14, a su derecha un 16. Y a sus pies un precioso gato negro de unos enormes ojos verdes, parecía pequeño pero no demasiado, Sana con tranquilidad se agacho dejando unos cuantos mimos en el felino, este parecía disfrutarlo sin embargo rápidamente se escapo a la puerta 14 arañando la blanca madera que dividía aquel departamento del corto pasillo.

Luego de una larga espera abrió su puerta dejándose sorprender por su nuevo hogar, olía a sahumerio de palo santo y evidentemente habían rociado canela en los sofás y cortinas, aquella mezcla de olores le robaron una sonrisa de satisfacción a la joven dejándola caer con comodidad al sofá, logrando que el largo sueño acumulado en el viaje le ganara.

El reloj para su mala suerte marcaban las 21hs, un horario muy tardío para acomodar sus cosas. Entre quejas se levantó llevándose consigo sus cosas. Dejó caer ambas sobre la cama abriendo todas y cada una, en lo que colocaba sus prendas en cada lugar de el ropero pudo oír un fuerte estruendo proveniente del su comedor, estaba sola y no tenía nada como para que se cayera, excepto aquel florero que vino con la decoración.

— ¡Ah! Tiene que ser un ladrón muy estúpido para dejar caer un florero.

Histérica y cansada camino en dirección de donde había prevenido aquel golpe, con timidez asomó su rostro entre la pared del pasillo y la cocina, no lograba ver nada, no había nadie.

Con un suspiro pesado relajo su cuerpo y así acercarse a donde estaba el jarrón tan precioso, lo acomodo nuevamente para que este no cayera cuando otro ruido a sus espaldas la tomó por sorpresa.
Este mejor dicho fue un sonido, un maullido. Volteo con brusquedad encontrando frente a sus ojos a aquel felino que estaba en la puerta de su casa, un hermoso gato negro de verdosos ojos el cual apenas y era un bebé.

— Tú, que molesto eres eh. —Cargo al minino en brazo dejando pequeños besos en sus pequeñas patitas. —¿Tu dueño no está en casa?

El reloj ahora marcaba las 12, habia pasado muy rapido el tiempo y seguro sus vecinos dormian. — Creo que puedes quedarte aquí esta noche, solo esta vez, mañana volverás a su casa.

No tenía mucha hambre, sin embargo recordó que su compañia habia dejado alimentos para ella en su alacena. -solo tengo para ofrecerte atún, pero uno no te hará mal, has de tener hambre. Suelo alimentar perros, jamás he tenido un bebito como tu.. ¿por qué hablo con un gato?

Una vez el tierno gatito terminó de comer se tomó el tiempo de llevarlo a la cama dejándolo acurrucado en sus brazos. — Se siente bien no dormis sola hoy, eres buena compañía.

Dejo algunos mimos en el gatito, para así dormirse muy lentamente con este ronroneandole a un lado.

En el departamento de al lado. Una rubia de labios carnosos buscaba aquel minino un tanto preocupada.

— Maldito gato, ¿donde estas?

— ¿por qué te importa tanto?, ya aparecerá, vuelve a la cama Chae.

Mina se encontraba en vuelta entre las sábanas de la Coreana la cual de forma quejosa volvió en dirección de su compañera de trabajo, recostadose cómodamente con ella.

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Por Culpa Del Gato - Sachaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora