Por Culpa Del Gato - Sachaeng

cuentas - 03

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12 de marzo de 2015.

— Ya no te amo Tzuyu, ¿siquiera amarías a alguien que no dudo un segundo en engañarte? —murmuró la rubia en la otra parte de la línea.

Sus manos sudaban como agua pura, se acomodo nerviosa el cabello, se sentó sobre la cama quedándose en un estado de shock, lágrimas tibias negras por su delineador recorrían sus abultadas mejillas.

— Lo siento, no puedo soportar más este nuevo intento, podré perdonarte pero no olvidarlo.

— No me dejes, porfavor no lo hagas, perdóname lo haré mejor esta vez.., no te lasti-

— No, no me harás el papel de niña sensible una vez más, mira las consecuencias de tus propios actos, adiós Tzuyu, ten una linda vida.

Comenzó a sonar el tono.
Esa había sido la última vez que escucharía la voz del amor de su vida, sabía el mal que había causado al acostarse con su amiga, pero estaba hecho y ni el propio alcohol justificaba su cobarde acción.

Chae estaba apoyada contra el vidrio, comenzó a bajar su cuerpo entre lágrimas aun con el teléfono público en manos, tapaba su rostro con sus manos esperando que la angustia desapareciera, quería no llorar y fingir que podía seguir amando a su chica, no entendía por qué le dolía tanto, su abdomen se contraria causándole náuseas y el estrecho espacio del teléfono empezaba a sofocarla, a rastras salió del lugar sintiendo como la nieve mojaba sus zapatos, su vista nublada le impedía mirar o siquiera pensar bien; solo quería llegar a casa y dormir para siempre.

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Sábado 13 de Septiembre.

La joven coreana se encontraba lavando su cuerpo bajo el frío chorro de agua que caía por la regadera, acariciaba su cabello lavando los últimos restos de aquella blanca crema. Cerró el grifo escurriendo su cabello y colocarse su bata de una vez, cambió y seco su cuerpo con rapidez ya que el frío era más fuerte ese día y solo pescaria un resfrío.

Mientras secaba su cabello no tan largo escucho un maullido adentrarse por el balcón, un minino negro de enormes ojos verdes, sonrio al visualizarlo agachandose a su altura.

— ¿Estabas en casa de la japonesa verdad?

Se sentía estúpida hablándole aquel gato pero sin más río dejando algunos mimos en la cabeza de felino. — Pequeña bola de pelos, creo que tu y yo comenzamos a llevarnos mejor.

Desde la mañana en que se encontró con aquella joven de cabellos castaños y lentes que no podía sacarla de su cabeza, como si por alguna absurda razón tuviera una necesidad constante de mirarla.
Chaeyoung tenía un problema grande con obsesionarse con mujeres de la noche a la mañana, pero simplemente para jugar con ella, ahora su nueva adquisición ha sido Mina, una Japonesa asistente de salud mental en la que su madre se atendía, pero está ya le empezaba aburrir.

Ahora quería a su vecinita, tenía hambre de aquella castaña, pero jamás sería capaz de decirle, a ella la buscaban y se encargaría de que así fuera.

En el balcón se acomodo a fumar con tranquilidad aquel cigarro, poco le importaba que recién salía de una gran pulmonía, sus alvéolos que estaban débiles aunque eso para ella era un chiste, era algo peligroso. Se asomó al borde chocando con el balcón de la ajena, tomó un puñado de las piedritas de una de sus macetas. Con delicadeza comenzaba a lanzar piedra por piedra contra el vidrio cristalino del ventanal ajeno, fue cuestión de segundos para que una molesta Sana se asomara por el umbral.

Despeinada, con una blusa ajustada blanca bastante transparente y por debajo un pantalón de pijama.

—¿Qué demonios? —Su tono era rudo, y seco. —Romperás el cristal y te asegur...

— Callate, no me interesa. —la interrumpió la rubia cruzando sus brazos, —¿Que le diste de comer a "gato"? Tiene gastroenteritis.

Literalmente le había mentido en la cara ¿por qué? Fácil, Chaeyoung necesitaba manipularla con la culpa para que ella sola cayera, y tendría que usar a su hijo como carnada.

—¿Que? No, yo.., lo siento, solo le di.. una lata.., —levanto apenada su mirada acomodando su cabello con sus dedos rápidamente. —puedo pagar su veterinario, ¿como está el?

—ya veo.., no necesito tu dinero, pero él está delicado te pediré que no lo dejes entrar más a tu hogar, —en su tono había drama, y "angustia" sus ojos no podían evitar de vez en cuando fichar sus pechos ya que estos se atinaba a ver ahogados por su brasier mal acomodado.

¿Acaso estaba recién saliendo de la cama? Para Chaeyoung una bendición, lastima que ella no pudo amanecer junto a ella, trago lentamente subiendo su mirada nuevamente con un puchero. — Y si ves que él no quiere irse puedes llamar a mi casa, y así yo lo recibo, solo te pido eso, no lo alimentes, llevas una semana y ya casi matas a mi gato.

—yo.., lo sient-

—si, si, ya, bueno, debo irme, buenos días bombón, aunque son las 2 de la tarde.

Sana ni siquiera pudo contestar, Chaeyoung ya estaba dentro de su apartamento. Molesta chasqueo su lengua adentrándose a su espacio acomodando su ropa ya mejor, ¿pude matar a ese gato? Pensó nerviosa tratando de no matar su mente, ahora estaba ansiosa por aquel minino, realmente quería disculparse.

uysh, igualmente ¿quien se cree? ¿Por qué me habla así? debía admitir que amaba al gatito más no a su dueña, esta era insoportable y muy arrogante, para ser más enana que ella era muy insoportable para su gusto.

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