«Hambre.
Dolor.
Sed».
Su mente giraba mientras trataba desesperadamente de organizar sus pensamientos. Estaban dispersos, formándose y entonces cambiaban antes de que él pudiera darle sentido.
«El latido de un corazón».
Podía oír un corazón latiendo tan cerca que podía jurar que ya podía saborear la sangre en su boca. Inhaló profundamente, tomando los aromas alrededor de él. Sus dedos se curvaron en un puño mientras el latido del corazón aumentaba el ritmo, latiendo fuerte. Se oía tan malditamente cerca.
Su cabeza comenzó a dolerle cuando descubrió que había demasiadas sensaciones inundándolo. El sonido del corazón, el dolor en sus huesos y la sensación de hambre que se clavaba en sus entrañas era confuso. No estaba seguro de en cuál de la lista enfocarse primero.
«Hambre».
El dolor en su estómago duplicó su intensidad mientras su cuerpo comenzaba a pulsar por el dolor. Necesitaba comer, necesitaba beber, saciar la implacable sed que amenazaba con desgarrarlo desde que se instauró.
Abrió los ojos, viendo la fuente del latido del corazón mientras hundía sus dientes en la suave carne. El sabor explotó en su boca, haciendo que sostuviera más fuerte ese latido de corazón, nadie se atrevería a alejarlo de la fuente.
—¡Kai!
Podía oír el grito claramente en su mente, había más que una voz gritándole pero él estaba perdido en ese delicioso sabor que estaba calmando su hambre, su sed. Su cuerpo se movió y su brazo se movió hacia su nariz que era apretada y su fuente le era robada de debajo de él. Rugió mientras alcanzaba esa ambrosiaque calmaba su dolor.
Gimió cuando se lo regresaron. Lo tomó fuerte entre sus manos y hundió de nuevo sus colmillos. No era el mismo. Este era diferente. Quería protestar, pero incluso cuando había cambiado el sabor de la fuente, aun calmaba el dolor en su alma.
—Kai.
Gimió de nuevo. Cuando su fuente fue tomada ¿por segunda vez? Envolvió su cuerpo alrededor del pulsante latido, bebiendo profundamente.
—Kai. Deja ir a Sunghoon.
Se apresuró a beber, grandes tragos con miedo a perder la cosa que le ayudaba. No podía permitir eso. No quería que el agonizante dolor regresara. Atacó, su mano conectó con alguien mientras su nariz era pellizcada de nuevo.
—Tranquilo, amor.
Su pecho se expandía y contraía dolorosamente mientras inhalaba, viendo a la única cosa que estaba seguro que lo liberaría de su hambre.
Ahí estaba de nuevo.
Lo tomó, mordiéndolo, y rodándose, cubriéndolo bajo él mientras bebía tan glotonamente que empezó a atragantarse.
—Despacio, amor.
No podía.
Si lo hacía, ellos podrían alejarlo antes de que él pudiera alejar el dolor. Sintió que alguien lo jalaba, tratando de que se rodara. Gruñó, siseó y entonces oyó como un gruñido cuando él era forzado a ceder.
—Kai. Abre tus ojos, amor. Enfócate. Mírame, hermoso.
Parpadeó unas cuantas veces hasta que finalmente enfocó el cuarto. Sus ojos fijos en su oso. Su oso. Kai se movió a la velocidad de la luz, derribando a Taehyun al suelo. Desgarró la ropa de su pareja, necesitaba sentir el calor y la carne de su pareja presionándose contra sus fríos huesos.
ESTÁS LEYENDO
El oso de HueningKai -Tyunning-
AcakKim Taehyun había finalmente encontrado a su pareja. ⚠⚠ -Contenido homosexual, si no te gusta no leas. -Cambiaformas, vampiros, hadas, elfos, etc. -Tercer libro de la saga "Familia Kim".