Ann ||soft/sad||

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Eran alrededor de las 19:00 pm y Mizuki se encontraba junto a Ann diseccionando el cuerpo del Sombrerero, nadie sabía quien había acabado con su vida, sin embargo habían hecho algunas conjeturas, debía ser uno de los paramilitares gracias a que la bala que encontraron en la cavidad abdominal pertenecía a una de las armas que usaban. Es cierto que de todas formas podía ser cualquiera pero el más cercano era Aguni quien aunque nadie lo sabía era amigo íntimo del n°1.

Mizuki y Ann habían logrado ser íntimas amigas en menos de un mes después de haberse conocido en un juego donde apenas intercambiaron palabras de apoyo  para casualmente encontrarse en La playa dos semanas después.
A Ann le llamaba mucho la atención su amiga y tal vez no como amiga simplemente. Se había dado cuenta de que sus inclinaciones afectivo-sexuales habían cambiado por completo, ahora era incapaz de confiar en un hombre, si bien siempre fue desconfiada por naturaleza después de presenciar las consecuencias de actos atroces en personas ya fallecidas algo en su química cerebral cambió de alguna forma.

El cabello suelto y largo de Mizuki la volvía loca pero no solo su cabello, también su cintura, sus pechos, sus caderas, sus ojos, su mandíbula, su trasero, absolutamente todo, el nunca haber besado a una mujer dado sus prejuicios sociales la estaba carcomiendo porque ahora era lo único que deseaba y no a cualquier mujer, a su amiga, a la única persona que le importaba, su única amiga pues jamás logró sentir que "encajaba" con alguien.

Ese día tenía que hacer algo, de lo contrario no podría soportarlo más, además nadie sabía cuando alguna de las dos moriría.

No lo dudó y retiró una legra y un pequeño bisturí de las manos de su amiga la cual de sobresaltó un poco por el contacto repentino, siempre fue bien sabido que a ninguna de las dos le gustaba mucho el contacto físico.

Una vez dejó los utensilios de disección sobre una pileta en la cual esterilizaban los mismos se dirigió de nuevo a Mizuki colocando sus manos peligrosamente sobre sus redondeadas caderas, era increíble la sensación de que sus caderas se adaptaban a sus manos, eso provocaba un leve cosquilleo sobre su clítoris dada la excitación.

El nerviosismo de Mizuki era evidente, no sabía como reaccionar era raro, lo que estaba pasando era raro.

Se giró rápidamente y le preguntó dulcemente si le pasaba algo a la más alta, por supuesto la susodicha le dijo que no, ese "no" callaba muchas cosas.

Estaba algo avergonzada pues estaba dejando muy al descubierto lo que estaba sintiendo así que sus mejillas no tardaron en tornarse rosadas.

- ¿Sabes que puedes decirme lo que sea Ann? Está claro que algo te pasa, quiero saberlo porque me preocupa mucho, ¿Te irás? ¿Me dejarás? - Trataba de hablar Mizuki con lágrimas en los ojos, estaba claro que no quería ser abandonada.

- Claro que no, es otra cosa pero esa cosa no afecta en nada a nuestra amistad, eres la única persona que me comprende, sabes que me siento muy sola. - Afirmó Ann con algo de timidez.

- Eso espero, no quiero estar sola en este lugar, solo quiero volver a casa contigo. - Comunicó la más baja asustada.

El cerebro de Ann iba a reventar en cualquier momento, no podía con tantas sensaciones. Todo era una mezcla maquiavélica que buscaba arrastrarla hacia la nada. Excitación, adoración, ternura, pasión, todos esos conceptos se mezclaban en un solo vínculo.

La menor de las chicas se dedicaba a esterilizar el material usado porque dadas las acciones de su amiga intuyó que era mejor pasar un rato juntas, parecía nerviosa.

Fueron a la habitación de Ann, un lugar con el que Mizuki ya estaba familiarizada, a veces incluso dormían juntas en ropa interior, sintiendo la piel de la otra.

Hablaron sobre su amistad y de un momento a otro sin previo aviso y sin venir a cuento Ann la besó mientras las acariciaba por todos sitios, ninguna quería que acabara ese momento.

Una vez se separaron Mizuki dijo que tenía sueño así que le pidió a su amiga que la abrazara. ¿Lo raro? Que la llamó "Amor".

Realmente ambas estaban hechas para amar, es una lástima que la sociedad las hiciera dudar tanto.

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One shots con Mizuki ||Aib Smuts||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora