El sombrerero ||Smut||

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Narrador omnisciente:

Eran alrededor de las 20:30 pm y la pequeña Mizuki fue llamada por uno de los ejecutivos, un hombre de unos 37 años con cabello negro corto y lentes de visión que aparentemente tenía un vínculo algo estrecho con el Sombrerero. El hombre tocó la puerta de la habitación y a través de las finas paredes se escuchó su llamado.

-Mizuki, el Sombrerero quiere verte ahora mismo en el salón, al lado de la sala de reuniones.- Recitó el hombre con voz calmada e ingenuidad ya que nadie sabía para qué quería el Sombrerero que los ejecutivos estuviesen reunidos junto a Mizuki sin fines de juegos y orden en la utopía.

Mizuki estaba vestida con su traje de baño negro, su sobrecamisa de seda roja y unos zapatos negros con un poco de plataforma que parecían de una muñeca antigüa dándole unos aires algo dulces que hacían juego con su olor a cerezas intenso.

No quería que el Sombrerero esperara mucho así que bajó al salón en el primer piso casi de inmediato, cuando llegó a dicho salón tocó la puerta con delicadeza y el propio Sombrerero la atendió. Mizuki estaba nerviosa y algo asustada porque no sabía el porqué el resto de ejecutivos estaban presentes si no le habían notificado de ninguna reunión, además no llevaba mucho más de una semana allí y temía que la mataran por creer que era una traicionera. Logró calmarse luego de que se dió cuenta de que nadie sabía qué es lo que hacían allí.

Repentinamente el Sombrerero día una orden alto y claro para todos a excepción de Mizuki.

-Todos deben sentarse ahora mismo exceptuando a Mizuki, voy a deciros lo que hacéis aquí- Comunicó el Sombrerero con una pequeña sonrisa en su rostro.

Todo el mundo se sentó sin decir palabra alguna, cuando el Sombrerero volvió a hablar.

-Estaís en mi utopía así que puedo tomar lo que yo quiera y de quien yo quiera sin tener que pedir permiso a no ser que se trate de mi compasión y propia decisión-

Mizuki no sabía qué mierda estaba pasando y el resto aparentemente tampoco pero sus dudas cesaron cuando el Sombrerero la agarró por la cintura y la besó a la fuerza mientras pegaba su pequeño y delicado cuerpo al suyo.
Por más que Mizuki quería safarse del fuerte agarre no podía así que el Sombrerero la soltó y le ordenó que se sentara en uno de los sillones de dos plazas que había, en frente de otros en los que estaban sentados los ejecutivos a punto de presenciar algo inaudito.

La chica se sentó y el Sombrerero se arrodilló ante sus piernas cerradas las cuales abrió a la fuerza mientras la pequeña no oponía resistencia alguna y solo se dedicaba a mirar al resto de presentes, estaba sobresaltada al sentir el repentino toque del hombre ante ella que acariciaba lentamente sus muslos interiores hasta llegar a la parte inferior de su bikini bajando la misma poco a poco hasta liberar la virgen intimidad de Mizuki. Los presentes miraban atentamente a tan solo unos 2.5 metros separados por una mesa hecha a partir del suelo con piedra. En ese mismo instante Mizuki comenzó a llorar de forma silenciosa por la vergüenza que causaba la intrusión de Boshiya y el hecho de que todos miraban este acto forzoso sin poder hacer nada. El Sombrerero por fin habló de nuevo pidiendo que se calmara.

-Cálmate querida por favor, el resto debe ver como voy a probar que eres digna de seguir viva, de que realmente tu pureza te impide traicionarme, tienes potencial y has soportado cosas realmente duras, solo tranquilizate- le pidió con un tono comprensivo.

Mizuki se tranquilizó cuando pasaron alrededor de 2 minutos en los que él dejó que se calmara. Una vez hizo esto, su superior comenzó a estimular con uno de sus dedos el clítoris de la chica ejerciendo presión sobre este y provocando que la entrada vaginal de ella se lubricara un poco. No pasaron muchos minutos cuando metió la punta de dos de sus dedos en su estrecha entrada por la excitación. Los nervios de la mujer menor habían desaparecido y simplemente recostó su cabeza hacia atrás para disfrutar de como aquel hombre metía sus dedos cada vez más al fondo.

De un momento a otro los dedos del n°1 comenzaron a follar su vagina suavemente pero con mucha rapidez mientras los presentes observaban con cierta excitación. Mizuki sentía una sensación de nervios en su estómago e identificó que estaba a punto de correrse gracias a las rápidas embestidas del Sombrerero sobre su punto G.

Excitado por tener el control, apenas se vino la fémina que tenía frente a él, sacó su miembro erecto que dolía por la hipersensibilidad y lo introdujo en la vagina de la anfitriona sintiendo la calidez excesiva de las paredes elásticas y los jugos calientes que desbordaba la dulce entrada. Las embestidas eran tan duras que él sentía que la cabeza de su polla no resistiría la siguiente embestida, ella no podía evitar gemir mientras miraba fijamente a una de las ajecutivas y la mente maestra más temida del lugar; Mira. Ella le devolvía una pequeña sonrisa amable pero a su manera, porque a los ojos de los demás era algo siniestra, pero sin duda a Mizuki le encantaba y la estimulaba a seguir gimiendo a medida que se acercaba a su orgasmo por las duras embestidas que llegaban hasta el su cérvix. Hatter se dió cuenta de la complicidad de inmediato y ordenó que Mira se sentase al lado de la pequeña de tan solo 18 años, la mujer obedeció y se sentó a su lado, durante unos minutos no pudo parar de mirarla fijamente a ella y a su intimidad expuesta ante todos. De un minuto al otro Mira se encontraba masajeando los pechos cubiertos de la chica y diciéndole que estaba siendo "dócil" y que eso era bueno. Mizuki trataba de hablar pero otro gemido suyo la interrumpía, era algo extrañamente gracioso así que la mujer de mediana edad comenzó a acariciar su cabeza lentamente y dejar de torturar sus pechos, eso a la penetrada le gustaba más.

Boshiya no tardó mucho en acabar y cuando lo hizo ya había salido de su cavidad mientras ordenaba a Mira a traer algo húmedo con lo que limpiar a la pequeña. Mira obedeció y fue ella personalmente quien ayudó a la niña a limpiarse con una risita entre dientes para luego alejarse junto al resto de los ejecutivos por órdenes del Sombrerero.

Fue un día largo, así que Mizuki necesitaba un baño y acostarse a leer un libro que se encontró en la recepción del hotel acerca de relatos paranormales.

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1126 palabras

One shots con Mizuki ||Aib Smuts||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora