One shots con Mizuki ||Aib Smuts||

Mira ||celos mortales||

Antes de empezar con este capítulo (ojalá esperado) quiero decir que ninguno de los elementos o las acciones de este capítulo deben ser recreadas o tomadas en serio, no diría esto normalmente pero este capítulo contiene un contenido que empezaré a emplear más pero que es un poquitín más cuestionable

Dicho esto y tomando por tonto a todo el que lea esto por si acaso, comencemos

Trigger warning: asesinato de Niragi, celos preocupantes, sexo obviamente y escenas un poco sangrientas pero poco más

Escuchen "Love the way you lie" de Rihanna y Eminem mientras leen esto, no sé pero yo lo estoy haciendo mientras escribo esto y se siente cool

La playa: 20:10 pm

Mizuki llevaba un lindo vestido lila y unos zapatitos de charol en color negro, parecía toda una infanta de la realeza a pesar de su edad. Caminaba por los pasillos del hotel en busca de su novia, bueno, su "novia", no era oficial pero se celaban y tenían sexo prácticamente todos los días, algo más pasaba de forma evidente, quien las ve y quien las viera...

Desde otro punto:

La mujer de cabello negro y flequillo característico seguía levantándole la voz desde aquel jardín personal al hombre de cabello negro y aspecto de delincuente de poca monta.

-No puedes seguir detrás de ella porque en cualquier momento voy a cortarte la cabeza, yo sé que no me crees capaz pero lo soy-
Espetó con rabia y recelo la game máster.

-Soy un hombre, no puedes satisfacer tú a una mujer más joven, no creas que eres una sugar mommy de esas de internet en una app de citas-
Dijo burlesco el joven.

Cometió un error, el de darle la espalda a una mujer posesiva como Mira, grave error, irreversible error cuando ella con rabia golpeó su cuello con la hoja de un machete de Aguni.

La cabeza cayó, gravedad, es de esperarse, fue un golpe certero y la sangre empezó a brotar a borbotones, casi como si desangraran a un cerdo para fabricar morcilla dulce con anís.
La escena era una dulce victoria para la mujer, enloquecida con su rostro de lunática victoriosa en su rostro, sus ojos abiertos como platos y sus labios entreabiertos y secos.

De pronto, el rey de Roma tan mencionado, apareció, Mizuki llegó y salió de la habitación por la que hay que acceder a dicho jardín privado. Mira cubierta de sangre se acercó a ella, causando que ella retrocediera, Mira se sintió ofendida por esto, así que simplemente le dió una cachetada que dió vuelta su rostro de forma agresiva hacia el lado derecho, no quiso responder.

-Ni se te ocurra alejarte de mí. Nunca, ¿Me escuchaste?- Gritó Mira con un tono agresivo.

Némesis asentía frenéticamente con lágrimas cayendo por sus mejillas, una sensación extraña pero muy parecida a la de traición le pegó duramente en su pecho pero al instante desapareció cuando su "novia" la tomó duramente del antebrazo y la arrastró prácticamente hasta el cadáver de Niragi, minutos antes degollado.

-Este es el amor que te tengo, no puedes pensar nunca que estarás mejor con alguien más, yo te amo, más de lo que te han amado jamás- Dijo Mira con un brillo en sus ojos que aparentemente sostenía una inocencia un tanto incongruente teniendo en cuenta el cuerpo sin vida que yacia frente a ambas.

Mizuki respondió pero buscó consuelo de forma vulnerable en los brazos de la mujer frente a ella abrazándola y escondiendo su cara contra su cuello. De repente sintió el cierre de su vestido deslizarse hacia abajo...

No necesitaba anticiparse a los hechos, Mira tenía ganas de ella e iba a tomarla incluso si no quería esto.

Su humedad crecía con aires de culpabilidad y Mira con sus pezones ya erectos con solo ver el tierno rostro de Mizuki y sus años de diferencia, tomó su mentón y comenzó a besarla de una forma en la que su boca dolía y sangraba a causa de los pequeños pero firmes mordiscos que le daba la mujer mayor.

La sostuvo de sus dos antebrazos y la colocó encima de una mesa para tomar el té, muy pintoresca al igual que el perfecto tiempo que hacía al aire libre.

Sin respeto alguno comenzó a rasgar el fino encaje lila de las bragas de la chica ante ella, ya despojada de su vestido y sujetador luego de romperle el broche.
La desnudez de Mimi, como ella la llamaba, sabía muy bien, cada beso sobre sus tetas le sabía cada vez mejor, nadie podía juzgarla realmente.

El coño de Mimi no paraba de palpitar bestialmente y eso era incómodo, así que se lo notificó.

-Mira, ya duele, haz algo- soltó dulcemente.

Mirándola fijamente de una forma perturbadora y voraz metió tres dedos sin aviso en la abertura húmeda de la pequeña. Entraban y salían como si quien estuviera metiéndole los dedos fuera una persona llena de inspiración.

Cada vez entraban y salían más fuertemente y su entrada ardía en sus costados pero ella no era nadie ahí para negarse a lo que sucedía.

Ella no puede desperdiciar su linda cara.

Gritos y gritos de placer y dolor inundaban la estancia mientras la reina de corazones hacía gritar a la pobre chica frente a ella de dolor y placer, una y otra vez hasta que sus dulces corridas comenzaban a dispersarse por toda la mesa, un coño muy satisfecho reposaba entre sus jóvenes y carnosas piernas.