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Decepción. Esa era la emoción principal que embargaba a un aturdido Park Jimin mientras las palabras de Seok Jin no parecían llegar bien a su cerebro.

—Disculpe hyung, pero sigo sin comprender cómo es que han tenido acceso a toda esa información. Bien podría presentar una demanda por acoso.

El pelinegro tuvo ganas de reírse en voz alta pero se contuvo a tiempo. Este chico, por muy bueno que fuera sobre el ring de boxeo, seguía siendo tan inocente y puro como una flor. Jimin pareció intuir aquel razonamiento porque arrugó el entrecejo y un puchero disgustado enmarcó sus carnosos labios, solo reforzando lo que ya Jin asociaba con una imagen demasiado adorable.

—Lamentablemente no podrías ni empezar con el proceso. Voy aclararlo más. Mi esposo, Namjoon se hace cargo de todos los asuntos judiciales de Min, el dueño y señor de esta villa y del negocio de exportación de té verde en Seúl y Busan. Tus padres viven en la misma zona portuaria que acaba de comprar, eso y el hecho de que Lee Taemin, el dueño de The Rouge, le ofreciera un excelente trato a cambio de información relativa a su mejor peleador, y ese eres tú cariño. Para no hacer la historia más larga, solo dos semanas atrás cuando nuestro jefe comprobaba las nuevas instalaciones de Busan se presentó la ocasión para hablar con tus padres y ofrecerles una explicación de la razón por la cual su hijo firmaría con nosotros...

—¡Pero es que siquiera se está oyendo!¿Cómo demonios estaban tan seguros que yo aceptaría? De hecho sigo aquí contra mi voluntad. Prácticamente me están amenazando con mi familia para que continúe con esta farsa. No soy el títere de nadie y si ustedes están acostumbrados a lamerle las botas al desgraciado de Min pues yo no...

—Wow, por lo visto la fiera despertó antes de tiempo. Yeonjunnie no se equivocaba.

La presencia de un chico de pálidos cabellos color platino interrumpió la conversación. Aun con la incipiente iluminación en la estancia, Jimin pudo reconocer a Soobin y cómo sus heridas aun necesitaban unos días para sanar. Una sensación nauseabunda se apoderó del estómago de Jimin.

Jungkook tenía razón, por alguna extraña razón subirse al ring le estaba convirtiendo en una especie de monstruo sediento de sangre y venganza ¿Pero exactamente de quién?

—Ahh Soobinnie ¡Cuántas veces te he de decir que no puedes abandonar la habitación! Aun estás herido, niño caprichoso.

El menor correspondió con una sonrisa que le marcó hoyuelos en las mejillas. Una sonrisa que por unos segundos le calentó el pecho a Jimin.

A pesar de estar en un mundo duro y condenado al fracaso, los que hasta ahora había conocido parecían llevarse como una familia unida, lo que irremediablemente le recordó a Taehyung.

¿Cómo le iba a explicar a su mejor amigo que a partir de ese momento estaba bajo la proteccion legal de Min y por ende tendría una nueva forma de vida?

Aunque si era más prolijo, la peor parte era el hecho de haber sido contratado como un alfa cuando evidentemente no lo era y llevar una doble vida en aquel sitio no iba a ser para nada fácil. Eso si no se escapaba primero.

—Estoy bien Seokjinnie hyung. Solo tenía curiosidad por el chico nuevo ¿Es Park, verdad? Creo que ya me conoce hyung, pero no está de más hacer las presentaciones: Kim Soobin, tercer pupilo del Anexo.

Jimin observó la pálida mano que era extendida. Aun siendo joven, Soobin tenía ademanes de una persona mucho más madura. Mirando hacia cualquier otro sitio que no incluyera al chico aceptó con un ligero apretón. En ese instante se dio cuenta que su aroma se había disparado con un tono agrio, hecho que el omega y el verdadero alfa en la habitación percibieron.

•Alma de Alfa•ymDonde viven las historias. Descúbrelo ahora