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🐾ALMA DE ALFA🐾

Yoongi no recordaba sentirse tan nervioso en sus casi treinta años de existencia. El nudo de la pajarita del esmoquin era poco para la opresión en su pecho. La mirada de Hoseok cayó pesada sobre él desde el otro lado del backseat.

Habían llegado a Moscú siete horas atrás. Una reunión con Katia Mijailov en la residencia familiar principal y sobre la mesa de negociaciones de la Bratva había bastado para captar la indirecta.

"Llévate a Jimin y te corto las pelotas."

Fue lo que Uriah Struthes, el consorte actual de Katia le rechinó entre dientes. Yoongi comenzaba a desconfiar del interés del clan ruso en los hijos ilegítimos de Asura.

Cómo era posible que la madrastra de Lucien fuera tan apasionada con los frutos de la traición de su esposo y por otro lado, por qué la señora de la Bratva tenía los mismos ojos insondables de su omega. Un gruñido bajo emergió del lado de Hoseok.

—Escúpelo de una vez Jung. Si hubiera sabido que serías del tipo sentimental me hubiera quedado con Nam. Al menos él tiene estómago para estas payasadas sociales.

La sonrisa condescendiente que apareció en el rostro apuesto de Hoseok no tenía nada que ver con su tono autoritario.

—Estás acostumbrado a que te doren la píldora la mayoría de las veces. Namjoon no se separaría de Jin a si el mundo se estuviera acabando, y tú tampoco tienes corazón para privarlos de disfrutar a su bebé.

Era cierto, el pequeño Kim Yu Kyong era la alegría de la Villa Min y el motivo por el que se sentía melancólico. Manitas pegajosas, Jin arrullando a su cachorro bajo los cerezos en flor del jardín de invierno... por qué esas imágenes le encogían el corazón y le hacían pensar en Jimin.

Cuántas veces se había descubierto vagando por el gimnasio del Anexo o practicando contra el costal para recrear la imagen del omega sacándole de quicio.

Por la Diosa, cómo lo extrañaba y aún cuando sabía que su relación había empezado mal desde un inicio, no era capaz de sacarse de la mente el hecho de que podía haberlo hecho mejor. Le había mentido, le tenía amenazado, le había roto el corazón y condenado aceptar una responsabilidad que realmente no le pertenecía.

A cambio qué le había obsequiado su omega... un corazón inocente y el poder de su shifter para renacer desde los escombros y sanar a su clan.

—Él también te está esperando... solo no lo arruines otra vez.

Quería replicarle a Hoseok con una buena dosis de sarcasmo, pero en el fondo, saber que el de ojos dorados tenía razón lo dejaba sin armas o ansias de guerra. Nuevamente escuchó el aullido desconsolado de su lobo.

Karatsuyu había vuelto a comunicarse con él después de le diera vida a la idea de las cartas, y a excepción de la primera edición de Romeo y Julieta que había sido devuelta por su omega, saber que al menos se quedaba con lo demás lo había animado.

Ahora, mientras las luces de la autopista daban lugar a paisajes descampados y una luna invernal, contaba los segundos para volverlo a ver.

Aún detrás de una máscara sabía que no estaba del todo preparado. Desde la primera vez y mientras siguiera existiendo, la imagen de su omega sería imposible de superar.

Mientras Yoongi tenía esa pequeña crisis de autoestima, Jimin resoplaba frente al espejo triple de la coqueta de su habitación. Taehyung podía ser mago con las tenazas pero su impaciencia no ayudaba mucho.

—¿Por qué no te das por vencido? Es obvio que mi pelo se niega a quedarse en su sitio. Estoy de los nervios.

Una risilla irritante aderezó la atmósfera en la estancia. A su pesar, el malhumor no era la regla cuando Kim Taehyung estaba cerca.

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