D-13

59 18 7
                                    

OST: Kagerou by OOR

🐾ALMA DE ALFA 🐾

El peso de sus párpados parecía solo multiplicarse mientras se orientaba en aquella especie de habitación de paredes cóncavas. Era tan extraño, por unos instantes tenía la impresión de haber sido confinado dentro de una bola de cristal, porque sin dudas la superficie fría donde apoyaba sus palmas y mejillas opinaba diferente.

Tal como si hubiera añorado una oportunidad para probar su teoría, la puerta de la extraña habitación donde se encontraba Jungkook fue desbloqueada. Sus ojos de un color marrón tan oscuro que sería comparable con el ébano del pelaje de su lobo se ampliaron al reconocer a Taehyung bajo el umbral.

—Tae… por la Diosa, me alegra tanto que estés a salvo... Yo…

Su intento de romper la distancia quedó amortiguado por el rechinar de las cadenas en torno a sus muñecas y tobillos. Entonces lo comprendió mientras la luz de un amanecer neblinoso le cegaba por completo.

Aun cuando la droga extraída desde el torrente de Hael palpitaba en sus propias venas, aquel hombre que se acercó hasta acuclillarse frente a él no era su omega. Aquel hombre de cabellos rojizos y mirada verde bosque tenía la belleza dramática de todo príncipe del mal.

Mientras las horas acompañaban el descubrimiento de Jungkook o los pasos a ciegas de Kim Taehyung antes de subir a un jet privado con el logo de un ángel caído, Park Jimin intenta destensar los músculos de su columna vertebral cuando era un hecho comprobado de que no había podido pegar un ojo en toda la noche.

Ocuparse espiando la selección de candidatos a la primera parada del gran Slang en Tokio tampoco había ayudado y por poco acepta el reto de subir al ring del gimnasio contra un exigente Yeonjun que fue vetado de acompañar a su hermano menor y Namjoon en el viaje.

Comprendía al cachorro con aterradora precisión. Él mismo era tratado como un muñeco de porcelana por cierto alfa de ojos color púrpura y ceño profundamente fruncido.

—Jimin… deja de estrangularme con la mirada. Debemos abordar ahora que la niebla de la mañana esta alta. Entre menos personas sepan que estamos marchando a Tokio… mejor…

La voz profunda de Yoongi lo hizo esbozar otra mueca. La austera maleta de viaje de Jimin terminó de ser cerrada con un furioso click. Esa era otra cosa que odiaba de su nuevo estatus. Las sensaciones se disparaban sobre él al punto de cegarlo.

Su sentido de la audición había mutado a uno por lo menos diez veces más agudo. Su sentido del olfato le permitía, incluso, percibir el aroma que solo podrían reconocer los destinados en su otra mitad o el vestigio ancestral que había dejado a los betas por debajo de la escala evolutiva.

Podía estar en todas partes mientras cerraba sus ojos y el maravilloso kitsune en su interior acariciaba el pelaje de Yume. Podía ser tantas cosas excepto escapar de la presencia de Karatsuyu y el tímido dragón que tenía Yoongi.

Así que al final de una jornada extraña y vacía, Jimin seguía odiando al alfa y preguntándose qué se había perdido desde su regreso de Bloody Land para estar tan a la defensiva. Porque era obvio que algo importante quedaba atrás. Como si temiera descubrir el rostro de su culpa a cada segundo mientras la llegada de malas noticias se insinuaba en el aire.

—¿Jimin?¿Acaso me estás escuchando?

Yoongi terminó atrayéndolo por la nuca antes de apropiarse de la manilla de la maleta de viaje del peli gris. El más joven resopló.

—Solo me restriegas el hecho de que tendré que estar pegado a ti todo el tiempo, incluso en las aburridas reuniones de la mafia, lo cual es irónico teniendo en cuenta lo que los demás piensan que soy con respecto al Gran Jefe Min, y que para colmo de males no podré subir al ring hasta la segunda etapa de tu maquiavélico plan. Me duele la cabeza. Deja de comportarte como un controlador obsesivo.

•Alma de Alfa•ymDonde viven las historias. Descúbrelo ahora