El camino la llevó a las afueras de la ciudad, a un pequeño pueblo rodeado de exuberante vegetación y montañas majestuosas. La casa del señor que anteriormente en una visión maría vio era de Don Antonio que se encontraba al final de un camino empedrado, rodeada de árboles frondosos y flores coloridas.Esta es la casa, que vi en aquel sueño.- dijo en su mente, segura de aquí encontraría respuestas, sobre donde esta lucia.
Con paso decidido, María tocó la puerta de madera y esperó nerviosamente. Después de unos momentos, la puerta se abrió revelando a un anciano de cabellos plateados y ojos amables. Era Don Antonio.
"¿En qué puedo ayudarte, joven?", preguntó amablemente, invitando a María a entrar.
María se presentó y compartió su historia, mencionando a Lucía y el Jardín de las Estrellas. Don Antonio escuchó atentamente, su mirada parecía perdida en recuerdos lejanos.
"Lucía era una niña especial", dijo finalmente, con voz suave. "Ella creía en la magia y en la posibilidad de que existieran lugares más allá de nuestra realidad cotidiana. El Jardín de las Estrellas era su creación, un refugio imaginario donde podía ser libre y feliz".
María sintió que su corazón se apretaba mientras escuchaba las palabras de Don Antonio. "¿Cree que el Jardín de las Estrellas es real? ¿Cree que Lucía pudo haber encontrado ese lugar?"
El anciano sonrió con ternura. "Mi querida, la realidad es un concepto relativo. A veces, los lugares que creamos en nuestra mente son tan reales como cualquier otro. Lucía tenía una imaginación asombrosa y una conexión especial con el mundo mágico que había creado en su interior. Si alguien puede haber encontrado el Jardín de las Estrellas, sería ella".
María se sintió inspirada por las palabras reconfortantes de Don Antonio. Aunque la duda seguía presente en su mente, su determinación se fortaleció. Si había alguna posibilidad de encontrar el Jardín de las Estrellas y llevar a Lucía de regreso a su hogar, estaba decidida a intentarlo.
"Don Antonio, ¿sabe por dónde puedo comenzar mi búsqueda?", preguntó María con esperanza en sus ojos.
El anciano reflexionó por un momento antes de responder. Luego señaló hacia una montaña distante con una sonrisa.
"El Jardín de las Estrellas está en la cima del Monte Celestial", dijo. "Es un lugar sagrado y de difícil acceso, pero si sigues el río que fluye al pie de la montaña, te conducirá a un antiguo templo oculto. Allí encontrarás las respuestas que buscas".
María agradeció a Don Antonio por su información valiosa y salió de su casa con renovada energía. Se dirigió al río mencionado y comenzó a seguir su curso, adentrándose en una naturaleza exuberante y misteriosa.
El camino era arduo y desafiante. María atravesó densos bosques, cruzó puentes colgantes y escaló pendientes empinadas. Pero su determinación y el recuerdo de Lucía la impulsaban a seguir adelante.
Después de días de travesía, María finalmente avistó el antiguo templo. Estaba cubierto de enredaderas y parecía haber permanecido oculto durante siglos. Con cuidado, abrió las enormes puertas de madera y entró al interior.
El templo estaba iluminado por la luz tenue que se filtraba a través de vitrales multicolores. María caminó lentamente por los pasillos, maravillada por la belleza y el silencio sagrado que envolvía el lugar.
En el centro del templo, encontró un altar adornado con símbolos estelares. En ese momento, una suave melodía resonó en el aire, y una figura etérea apareció frente a María. Era una mujer luminosa y vestida con túnicas plateadas, parecía estar compuesta de estrellas mismas.
"María, has llegado al lugar correcto", dijo la figura con una voz melodiosa. "Soy Astrea, la guardiana del Jardín de las Estrellas. Te he estado esperando".
María quedó sin palabras ante la presencia de Astrea. Su corazón latía con fuerza mientras la emoción y la incredulidad se entrelazaban en su interior.
"¿Es posible...? ¿Es realmente posible encontrar el Jardín de las Estrellas?", preguntó María temblorosa.
Astrea sonrió y extendió la mano hacia María. "Ven conmigo, querida. Te mostrar é el camino hacia el Jardín de las Estrellas. Pero debes saber que solo aquellos que creen en la magia, que llevan la esperanza en su corazón y que tienen una conexión profunda con su ser interior pueden acceder a este lugar mágico".
María tomó la mano de Astrea con determinación y una mezcla de asombro y emoción. Juntas, comenzaron a caminar por un pasillo secreto detrás del altar, que conducía a un portal luminoso. A medida que atravesaban el portal, María sintió una sensación cálida y reconfortante que la envolvía.
Cuando emergieron del otro lado, María quedó sin aliento. Ante sus ojos se extendía un jardín deslumbrante y mágico, lleno de flores brillantes que emitían destellos de luz. Las estrellas parecían danzar en el cielo nocturno, iluminando el paisaje con su esplendor.
"¡Es hermoso!", exclamó María, maravillada por la magnificencia del lugar. "Lucía estaría fascinada".
"Lucía está aquí, en el Jardín de las Estrellas", susurró Astrea, su voz resonando en armonía con los susurros del viento. "Ven, déjame llevarte hasta ella".
María siguió a Astrea a través de senderos serpenteantes, rodeadas de árboles centenarios y fuentes cristalinas. Cada paso que daba, sentía una conexión más profunda con la magia y la energía que fluía a su alrededor.
Finalmente, llegaron a un claro lleno de flores resplandecientes. En el centro, sentada en un columpio suspendido de un árbol majestuoso, estaba Lucía. Su cabello negro como una noche oscura se mecía suavemente con la brisa, y sus ojos brillaban con alegría al ver a María.
"¡María! ¡Me encontraste!", exclamó Lucía, saltando del columpio y corriendo hacia su amiga.
María abrazó a Lucía con fuerza, sin poder contener las lágrimas de felicidad. Después de tanto tiempo y esfuerzo, finalmente se habían reunido en el mágico Jardín de las Estrellas.
"Estamos juntas de nuevo, Lucía", susurró María, sintiendo una profunda gratitud por el poder de la imaginación y la fuerza del amor que las había guiado hasta allí.
El Jardín de las Estrellas se convirtió en su refugio, un lugar donde podían explorar su creatividad, soñar sin límites y encontrar la paz en medio de un mundo lleno de incertidumbre. Juntas, María y Lucía descubrieron nuevas maravillas en cada rincón del jardín y aprendieron lecciones preciosas sobre el poder de la amistad y la importancia de mantener viva la magia en sus corazones.
en el Jardín de las Estrellas. Exploraron senderos llenos de secretos y misterios, descubriendo criaturas fantásticas y seres luminosos que habitaban en ese mundo mágico.
Cada día, María y Lucía se sumergían en la belleza del jardín, dejando que su imaginación volara libremente. Juntas, bailaban bajo la lluvia de estrellas, creaban obras de arte con los colores del arcoíris y se sumergían en las aguas cristalinas de un lago encantado.
Pero a medida que el tiempo pasaba, María empezó a notar que Lucía se volvía cada vez más distante y melancólica. Su brillo interior parecía desvanecerse lentamente, y una sombra de tristeza se reflejaba en sus ojos.
Preocupada, María se acercó a su amiga y le tomó las manos suavemente. "Lucía, ¿qué te sucede? Estamos en el lugar que siempre soñaste, ¿no te sientes feliz aquí?"
Lucía suspiró y miró a María con tristeza. "Este lugar es hermoso, María, y estoy agradecida de estar aquí contigo. Pero siento que algo falta. Me falta el mundo real, Extraño a nuestros amigos y a todas las experiencias que teníamos juntas".
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Entre Dos Mundos: El Viaje De Una Niña Huérfana.
Misteri / ThrillerEn lo más profundo de la oscuridad nace una historia que trasciende los límites de la realidad. Es la historia de una niña huerfana que, en su corazón y mente, sigue creyendo que está viva y anhela desesperadamente encontrar a sus padres. Este relat...