Con el corazón latiendo rápidamente, Lucía se aferró al colgante que el encapuchado le había entregado. Observó detenidamente el camino marcado en el colgante, un sendero que parecía llevarla hacia lo desconocido. Sin embargo, algo en su interior le decía que debía confiar en aquella misteriosa figura.
Decidida a descubrir la verdad y encontrar las respuestas que tanto anhelaba, Lucía comenzó a caminar por el laberinto. Cada paso que daba resonaba en el silencio sepulcral del lugar, creando una sensación de inquietud que la envolvía por completo. Las paredes del laberinto parecían cerrarse a su alrededor, como si intentaran atraparla y no dejarla escapar.
A medida que avanzaba, Lucía notó que las sombras se volvían más densas y amenazantes. La oscuridad parecía cobrar vida propia, moviéndose y susurrando en sus oídos. Un escalofrío recorrió su espalda, pero se obligó a seguir adelante, recordando las palabras del encapuchado: "El tiempo juega en contra tuya".
El laberinto se volvía cada vez más intrincado, con giros y pasillos que parecían llevarla en círculos. La desesperación comenzó a apoderarse de Lucía, quien luchaba por mantener la calma y no perder la esperanza. Cada vez que pensaba en rendirse, recordaba el rostro enigmático del encapuchado y la determinación que había percibido en sus ojos.
De repente, un ruido agudo resonó en el laberinto, rompiendo el silencio. Lucía se detuvo en seco, su corazón palpitando con fuerza. Miró a su alrededor, tratando de localizar la fuente del sonido, pero solo encontró más oscuridad y sombras acechantes.
Sin previo aviso, las paredes del laberinto comenzaron a moverse, cerrándose lentamente y amenazando con aplastarla. El pánico se apoderó de Lucía mientras corría desesperadamente en busca de una salida. Cada vez que creía haber encontrado una salida, las paredes se cerraban aún más, obligándola a retroceder.
El tiempo se agotaba y Lucía sabía que debía encontrar una solución rápidamente. Miró el colgante una vez más, buscando alguna pista que la guiara. Fue entonces cuando notó una pequeña inscripción en la parte posterior del colgante: "La verdad está en el centro".
Con una determinación renovada, Lucía se dirigió al corazón del laberinto. Las paredes se cerraban cada vez más, pero ella no se dejó intimidar. Siguió adelante, confiando en su instinto y en la promesa de respuestas que le había hecho el encapuchado.
Finalmente, llegó a una habitación central, iluminada por una tenue luz. En el centro de la habitación, encontró un antiguo libro encuadernado en cuero. Temblando de emoción y anticipación, Lucía abrió el libro y comenzó a leer las revelaciones que contenía.
Poco a poco, todas las piezas del rompecabezas comenzaron a encajar. Lucía se dio cuenta de que había sido arrastrada a un mundo de secretos y conspiraciones, donde nada era lo que parecía. Pero ahora, con la verdad en sus manos, estaba lista para enfrentar cualquier desafío que se cruzara en su camino.
Con una sonrisa decidida en su rostro, Lucía cerró el libro y se preparó para enfrentar el siguiente capítulo de su misteriosa aventura. Sabía que el tiempo seguía en su contra, pero estaba dispuesta a luchar hasta el final por desentrañar los enigmas que la rodeaban y descubrir la verdad que tanto ansiaba.
Mientras Lucía se adentraba en el corazón del laberinto, Maria, Martha, Don Antonio y Carlos continuaban su investigación en el orfanato. Cada vez que descubrían una pista, sentían un escalofrío recorrer sus espaldas, sabiendo que estaban cerca de desentrañar el enigma que liberaría a Lucía.
Las pistas los llevaron a una habitación secreta en el sótano del orfanato. Era un lugar oscuro y lúgubre, lleno de polvo y telarañas. El ambiente estaba cargado de una presencia maligna que los hacía sentir incómodos.
Decididos a encontrar respuestas, los cuatro se adentraron en la habitación. A medida que avanzaban, las sombras parecían moverse y susurrarles al oído. Un aire frío y siniestro los rodeaba, haciéndoles temblar de miedo.
En una esquina de la habitación, encontraron un viejo diario. Sus páginas estaban desgastadas y manchadas de sangre seca. Temblando, Martha comenzó a leer las perturbadoras revelaciones que contenía.
El diario hablaba de una leyenda oscura que llevaba una década de haberse escrito. Según el diario, Lucia era una entidad maligna, que había muerto hace años, pero su alma nunca acepto su final, su espíritu no aceptaba haberse ido sin saber quienes eran sus padres y por que estos decidieron abandonarles, por lo que vagaba, con forma humana, Poseyendo cuerpo de niños, con la intención de acercarse a personas y luego desaparecía cuando no encontraba lo que buscaba.
Maria, Martha, Don Antonio y Carlos se miraron horrorizados. No podían creer lo que estaban leyendo. De repente, escucharon un ruido proveniente de la puerta de la habitación. Se voltearon rápidamente y vieron a una figura encapuchada, con los ojos brillantes y una sonrisa malévola.
El miedo se apoderó de ellos mientras la figura se acercaba lentamente. Sin decir una palabra, comenzó a gritar palabras incompresibles y maldiciones, haciendo que el suelo temblara y las paredes se agrietaran. Era como si el orfanato cobrara vida propia, alimentado por la oscuridad.
Desesperados por sobrevivir, los cuatro se separaron y comenzaron a correr en direcciones opuestas. La figura encapuchada los perseguía, lanzando rayos de energía oscura en su dirección. Cada vez que uno de ellos era alcanzado, sentían un dolor insoportable y se debilitaban.
Maria, Martha, Don Antonio y Carlos sabían que debían encontrar una manera de detener a la figura encapuchada y acabar con el ritual maligno de una vez por todas. De pronto maría recordó el amuleto sagrado que Aelius le había otorgado aquel día en el laberinto, tenía el poder de destruir a los seres oscuros.
Maria se reviso cada parte del cuerpo, desesperadamente, angustiada y sofocada por todo lo que estaba pasando, al parecer lo había perdido.
Decididos a encontrar el amuleto, se separaron y buscaron en cada rincón del orfanato. El tiempo corría en su contra mientras la figura encapuchada los perseguía sin descanso. Finalmente, en una habitación abandonada, Maria encontró el amuleto escondido detrás de un cuadro.
Con el amuleto en mano, los cuatro se reunieron en el patio del orfanato. La figura encapuchada los rodeó, lanzando su última embestida de energía oscura. Pero esta vez, los cuatro estaban preparados.
Unidos y con el amuleto en el centro, canalizaron su fuerza y lanzaron una poderosa luz que envolvió a la figura encapuchada. Gritó de dolor y desapareció en el aire, dejando solo un eco siniestro.
El orfanato quedó en silencio. Maria, Martha, Don Antonio y Carlos se miraron, agotados pero aliviados. Habían logrado vencer a la oscuridad y salvar a Lucía de su terrible destino.
Sin embargo, sabían que la batalla no había terminado. Habían descubierto la verdad detrás del orfanato, pero quedaban muchas preguntas sin respuesta. Decidieron investigar más a fondo y desentrañar todos los secretos que habían estado ocultos durante tanto tiempo.
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Entre Dos Mundos: El Viaje De Una Niña Huérfana.
Misteri / ThrillerEn lo más profundo de la oscuridad nace una historia que trasciende los límites de la realidad. Es la historia de una niña huerfana que, en su corazón y mente, sigue creyendo que está viva y anhela desesperadamente encontrar a sus padres. Este relat...