Eliana
Los pequeños rayos de sol que se están colando a través de las cortinas me hacen despertar y se nota en el ambiente que son las 8:00am, la pereza me abruma y por la alarma del celular me recuerda que tengo que ir al lugar que me convocó Alonso.
Mis padres siguen durmiendo y mi hermano por igual. Mi familia son de esas que pueden durar el día entero durmiendo, especialmente mi mamá.
El sonido del timbre hace que me despegue de los mejores pancakes que he realizado en mi vida.
—Hola— una pelirroja con ojos avellanas y piel clara esta del otro lado del marco de la puerta— ¿en qué le puedo ayudar?
—El director requiere de su asistencia en la agencia— explica su objetivo por el cual a venido.
—Está bien, ahora mismo me encuentro desayunando, si no es mucha molestia de esperar a que termine se lo agradecería— cierro la puerta sin dejar que confirme que me estará esperando.
Si ya están interrumpiendo mi desayuno, empezaron con el pie equivocado.
Le aviso a mis padres el lugar donde estaré para luego retirarme, pero ese no es el caso.
—Señorita, me avisaron ahora mismo que tiene que llevar ropa deportiva o algunas prendas que se le sea fácil moverse.
—¿Para qué?— trato de que mis expresiones no la miren con desprecio.
—Tendrá su primer entrenamiento.
Nathaniel. Su nombre llega sin titubeos.
Me observa detenidamente confirmando su espera, pero no le cierro la puerta sino que la dejo tomar asiento.
—¿Me puede decir su nombre, agente?— pregunto mientras sigo arreglando mi pequeña bolsa con mis prendas.
—Enora Davis a su servicio— sus hoyuelos se muestran al sonreír y yo le devuelvo la sonrisa.
—Estoy lista, Enora.
La bandera de Estados Unidos junto a su bandera se revelan en compañía con las paredes de la agencia. Nos adentramos al parqueo subterráneo que poseen y una sombra logro ver a lo lejos. Las luces delanteras me ayudan a verlo a él, Nathaniel. Sus brazos están cruzados en su tórax dando una vista perfecta a sus tatuajes, sus ojos grises se tornan más claros por la luz que da la camioneta.
—Hola, White— Enora le dedica su saludo, ella detiene la camioneta justo al lado de él— ya puede salir, señorita.
—Me puedes decir Eliana, Enora— que ya abandone eso de señorita.
Mis zapatos tocan el asfalto, su placa vislumbra en su cadera y su pistola del otro lado. Algo que no vi en los últimos días que nos encontramos son unas chapas que ahora mismo cuelgan en su cuello y realizan un pequeño reflejo.
La camioneta se va retirando y me acerco a su posición, estamos completamente solos.
—Perdón por la demora.
—No te preocupes, no te avisamos la hora que deberías de estar aquí— su cabello se encuentra desordenado y al parecer, tuvo una mala noche— Ven que te hago el tour.
El movimiento de la primera planta nos reciben, secretarias atendiendo a los teléfonos y otras inquietudes.
—Este es el servicio al cliente por así decirlo— me explica. Personas que están abrumadas, otras que se encuentran enojadas, escucho cada problema que me pregunto: ¿Porqué vienen aquí a resolverlo? Es obvio— en el segundo piso es casi lo mismo que en este, pero con federales. Si quieres podemos pasar más tarde.
ESTÁS LEYENDO
Implicada
AdventureEstoy atrapada, no solamente por las dos mafias en cuestión, sino por un componente que corre por mi sangre, una maldita cosa creada por Aaron Markov, mi tío. Ahora soy como una especie de arma en la cual va más allá de lo convencional, soy un peón...