Eliana
—¿De qué país vienes?— la pregunta de Dakota no tarda en llegar. Estamos en un pequeño receso para la próxima asignatura en el mismo lugar que nos sentamos cuando nos conocimos.
—República Dominicana— no parece sorprenderle.
—Es un bonito país, las playas, sus monumentos, su historia.
—Si, es muy bonito ¿y tu? ¿De qué ciudad vienes?
—Soy de Texas, nada interesante.
Su teléfono presenta una llamada que cuando mira la pantalla se le dibuja una sonrisa.
—¿Quién es ese?— mi mirada de chismosa e interesada sale y ella sonríe aún más.
—Hola— contesta la llamada, mientras que ella está hablando con la otra persona nunca se desvanece su sonrisa y sigue con ella cuando cuelga.
Mi mirada no la deja en paz hasta que ella me responde mi duda.
—Es solo un chico que conocí por un pequeño concierto, en este fin de semana.
—La chica está enamorada no, lo siguiente— me recuesto mi espalda en la orilla de la mesa.
—¿Y tú qué? ¿No tendrás un macho a escondidas?
Llevamos ya tres días en entrenamiento más pesado, me dijo que en el próximo entrenamiento era en el campo de tiro, pero no pasó. "No estas capacitada" me dijo, pero ese día lo noté más cansado, sin ánimos y siempre con la mente perdida. Está claro que tiene que organizar el plan que podría salvarme la vida, pero tampoco que arriesgue su salud física y mental.
—No, no tengo.
—¿Qué tal si arreglamos eso?— se levanta de golpe de su posición— vamos a un bar, un club o hasta al gimnasio.
Me tienen que proteger y tengo que yo aportar también.
—No puedo, Dakota.
—¿Porqué no?
—No lo entenderías, sólo que yo no puedo.
El gran reloj que posee el plantel hace que dé un brinco y tener que correr, porque ya voy tarde a la siguiente clase.
—Corre, estamos llegando tarde— agarro su mano y antes de empezar llegamos con el corazón en la garganta.
Artem Markov
Mi laboratorio, la herencia de mi papá y la que va ir existiendo. Papeles y papeles sobreabundan mi escritorio, escritos de mi padre y de mi abuelo, papeles que han pasado en generación en generación de ciertos inventos. Poca información poseo de lo que estoy buscando, quisiera arrancarle lo que mi papá le inyectó y ¿cómo se te fue de las manos? Ella era una bebé de dos días ¿cómo se te escapó? Si fuera que ese componente tuviera un mes o dos, pudiera quitárselo y dejarla libre, pero ya pasó mucho tiempo y su ADN lo lleva consigo. Al final, tengo que utilizar su sangre para activar el dichoso prototipo que diseño él y lo actualicé.
—Hermanito te tengo noticias.
Atlas Markov, mi hermano mayor. El cabello rubio platino de nuestra familia lo posee, mientras que el mío se evidencia más el color plata. El estilo de él siempre ha sido de trajes, de muchos anillos en sus dedos, lujos en su cuello. Goza de mucha altura, su pasión son las armas siempre lo a sido. Desde pequeño practicaba con mi abuelo desde revolver hasta con AKs y fusiles, un día se le ocurrió la idea de probar un lanzacohetes y menudo día fue ese.
—Dime Atlas— mi concentración fue interrumpida.
—La primera, contacté a Hank y me dijo que ya empezó a buscar nuevos hombres y la segunda, encontré los explosivos.
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Implicada
AvventuraEstoy atrapada, no solamente por las dos mafias en cuestión, sino por un componente que corre por mi sangre, una maldita cosa creada por Aaron Markov, mi tío. Ahora soy como una especie de arma en la cual va más allá de lo convencional, soy un peón...