Capítulo 9

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Eliana

El ambiente está en tensión en el laboratorio, Isa y yo estamos para llevar por la ansiedad. Enora no lo está, claro porque no es su problema, es un asunto mío y que ahora no tengo idea de lo que pasará conmigo.

—Pasa la historia y cuéntame lo que necesito saber— mis dedos empiezan a temblar.

—Tu sangre es Markov— todo se me viene abajo cuando Isa declara tan semejante noticia— eres parte de la mafia. Te están buscando todo el maldito mundo.

—Isa deja las drogas, es malo para la salud— se me sale sin pensar.

—Es verdad, créeme— sostiene unos documentos— léelo por ti misma

Al leer los escritos a tinta de impresión en el papel todo coincide, algún pariente tiene mi sangre, alguien tiene el detonante de que mi visión se ponga nublada en estos momentos. Mis nervios se empiezan a sobrecargar, punzadas en mi cabeza llegan y siento que me voy a caer de la silla.

—Entonces ¿quién de mi familia tiene esa sangre?— mis labios tiemblan.

—Pregúntale a tu padre— sus manos me sostienen para que no choque con el piso.

—Mi padre no es parte de eso, no me lo creo. Entonces ¿mi hermano también es parte?— mi conciencia dice cosas estúpidas. Claro que es parte.

—Sólo ve y habla con él— dice Enora después de mucho tiempo— cancelamos el día de entrenamiento.

—No— mi visión vuelve a la realidad— si cada vez lo cancelamos, me retraso aún más. Si esos me están buscando, estaré preparada.

—Otra cosa que te voy a decir— nos detenemos con nuestras miradas conectadas y sus manos en mis hombros— en algún momento Artem usará alguien como cebo para que te entregues, el FBI no quiere que lo hagas, obviamente.

—Tú no sabes lo que dices— una lágrima me delata— si hay una persona que me importa y está ahí por mi culpa, no daré un paso atrás. Si quieren destruir alguna ciudad de cualquier país, no me quedaré de brazos cruzados viendo como derrotan todo a su paso por mi culpa.

—Bueno, tampoco no es tu culpa. Te lo inyectaron sin consentimiento, cuando lo hicieron probablemente eras una bebé— dice Isa.

—Por estos pocos días que estás aquí con nosotros has demostrado lealtad, no has dudado en decir que no al estar aquí y eso lo apreciamos— me afirma Enora.

—Te pido perdón por pensar que eres insoportable— la interrumpo— es por mi cuidado que lo estas haciendo, debo de apreciar eso— nuestros dedos se cruzan— vamos a entrenar. Adiós Isa y gracias por la noticia, hablaré con mi padre mañana— le dedico un abrazo antes de dirigirnos al campo de tiro.

Ya las oficinas están con personal recogiendo sus cosas para irse a sus casas, otros no se detienen de sus computadoras revisando cada plano del país. Algunas miradas van ojeando cada paso que doy y lo entiendo, ahora tienen que trabajar más por mí y la locura que hizo Nathaniel, locura que lo hizo por mí. Para concluir, todo es por esta estúpida cosa.

—¿Con cuál arma empezamos?— pregunto.

—¿Quieres empezar con revólver?— la sostiene como si fuera lo normal del día. La gama de armas en la pared hacen que mi fobia venga sin tardar e imaginar ciertas escenas, ella escanea lo que puede ser que está pasando por mi mente— lo intentaré primero ¿de acuerdo? Así te explico un poco.

—De acuerdo.

Nathaniel

La palma de Atlas en la mía me confirma que estoy dentro y su risa sigue sorprendiéndome.

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⏰ Última actualización: Oct 23 ⏰

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