Capítulo 6

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Eliana

El portero de la universidad me da la bienvenida, tuve que salir temprano porque ya Enora me estaba cansando. Los pasillos no están abarrotados por razones obvias, la espera a la siguiente materia está entretenida por el paseo que le estoy dando al recinto. Muchos cuadros y reconocimientos captan mi atención.

—Hola— me despejan mis pensamientos— ¿Eres Eliana?— una mujer de edad avanzada está en mi visión y yo contesto a su pregunta.

—Si lo soy.

—Me llamo Marina Ruíz, rectora de esta universidad. Alonso García me comunicó tu situación— ¿cómo? Yo que quería pasar desapercibida— si tienes cualquier pregunta, no dudes en preguntarme ¿de acuerdo?— su amabilidad no recae y yo asiento antes de que ella se despida.

Al mucho rato, llega la hora de mi primera asignatura en este lugar. Trato de no llamar la atención al colocarme en uno de los asientos más profundos del gran salón, algunos están pegados de sus teléfonos y portátiles, otros están haciendo la tarea.

—Bienvenidos estudiantes, por favor suelten sus teléfonos— el profesor transmite autoridad, posee una mediana edad y él procede a explicar uno de los temas que corresponde a la materia.

La misión que va a realizar Nathaniel ¿tiene que ver con mi asunto? ¿Porqué él solamente me miraba cuando estaba encerrada en mis pensamientos y preguntas? Eliana sólo mantente enfocada en los entrenamientos y tratar de no morir por un ruso que te quiere a ti por lo que tienes, olvídate de lo que pasó ayer, él solamente no tiene tiempo de prestar atención a una...yo.

—Hola— una estudiante obtiene que me libere de mis pensamientos inútiles.

—Hola— extiende su mano y yo la aprieto con la amabilidad antemano.

—Mi nombre es Dakota, mucho gusto— muestra primera vez su sonrisa en medio de esta conversación.

—El mío es Eliana, mucho gusto—espero que, por lo menos, me dejen hacer compañeros.

Aquella estudiante se queda a mi lado toda la clase, a veces tengo dudas y ella sin dudar me las resuelve, al igual que yo hago lo mismo por ella. Algunas veces mi visión se dirige a la cámara que está enfocada hacia mí, me siento un poco más libre que tener una persona al lado.

—En esta universidad no hay nada que contar— me dice Dakota al finalizar la clase. El recinto posee mucha área verde y eso me gusta, ver la naturaleza y todo lo que ella puede darnos, esa paz que la identifica. Decidimos esperar hasta la siguiente asignatura en uno de los asientos que nos dan una hermosa vista de los árboles y aire fresco— todos se enfocan en lo suyo y aprobar, no realizan muchos eventos aparte de las graduaciones y varias charlas— Dakota posee un estilo gótico que le queda bastante bien, al igual que su maquillaje y su cabello negro que contiene mechas azul oscuro— a veces las facultades realizan fiestas en bares o un encuentro de solo comer y conocer personas.

—¿Cómo son?

—Cuando hay maestros se lo toman tranquilo, pero como dice la frase: cuando el gato se va, los ratones salen a jugar. Beben y fuman hasta el amanecer, esas fiestas siempre las hacen al terminar el cuatrimestre y un viernes.

—¿Alguna vez has ido?

—Sí, una vez y jamás nunca he ido— la curiosidad me carcome.

—¿Porqué?

—Ese día me metí una borrachera, estaba muy desorientada y ese es el momento perfecto para que un hijo de perra te utilice.

Aquí es cuando la curiosidad se desvanece, esa sensación de saber más información puedes lastimar a otras personas rebobinando lo que haya ocurrido en aquel momento. Aquí es cuando te lamentas por preguntar el porqué, hay personas que te dicen que no quieren hablar del tema y ya en su interior se está cayendo por lo que haya pasado en ese momento, pensando y pensando que hasta en sus expresiones te das cuenta que necesita ayuda, un abrazo.

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