Implicada

Capítulo 8

23 años antes
Aaron Markov

—Ya es hora, ya nació mi pequeña sobrina. Traigan la.

Todos, cada uno de mis hombres van a realizar la misión de encontrarla. Mi hermano eliminó todo lazo de esta familia, todo lazo de esta cadena. Me gustaría ver a mi sobrina, la única mujer que en ella circula sangre Markov. Única que puede poseer mi hermoso complemento, estaba esperando este momento. Esta supremacía seguirá siendo propiedad de este apellido, al igual que las otras propiedades que viven los otros de la pirámide.

—Papi— mi hijo Artem en el cual será el mejor líder por su inteligencia que a tomado por estos pequeños años ayudándome en el laboratorio— ¿qué está pasando?.

—Son buenas noticias— doblo mis rodillas enfocando mi atención en él— vendrá tu prima y vivirá con nosotros.

—¿Es cierto?

—Sí, acaba de nacer y ya viene en camino.

—Es maravilloso ¿querrá jugar conmigo a los científicos?— sus ojos azules iguales a los de su madre se llenan de ilusión.

—Claro que sí, mi niño. Ahora ve a comer y ayudar a tu madre a preparar su pequeña habitación.

—Adiós papi— sus labios se posan en mi mejilla reflejando la gran unidad de nosotros dos.

Los disparos a lo lejos me llaman y veo a mi gran Atlas en el campo de tiro. Él no a mostrado interés en aprender sobre nuestro legado hasta que llegó Artem, cada persona tiene su fuerte y el de Atlas son las armas, con tal diecisiete años ha demostrado que puede manejar esta rama.

—Estás mejorando hijo.

—Gracias papá— apoyado en uno de los árboles lo observo detenidamente— ya me contaron la noticia, mi prima va a vivir con nosotros.

—Sí, la vas a proteger tú y Artem.

—Tengo un mal presentimiento, algo está por venir y es muy malo— por primera vez en esta conversación puedo detallar sus ojos— ten cuidado.

—Atlas ¿recuerdas a tu tío, Benjamín Markov?

—Él nos traicionó, se fue y no voy a dudar en apretar el gatillo.

—No hijo, está exiliado de esta familia—  apoyo mis palmas de las manos en sus hombros.

—¿Lo desterraste?— el significado de su mirada cambia.

—No, Atlas memoriza esto y serás tú quien lo mantendrá— agarro con delicadeza su rostro— que la violencia y la muerte no pisen a esta familia, no quiero que ningún Markov mate a otro, no quiero guerras en nuestra familia. Si alguien se separa, no tendrá nuestra protección de nosotros, pero no matarlo ¿Me escuchaste?

—Lo mantendré por ti, papá— nuestros cuerpos se compacta en un abrazo y me tomo el tiempo de verlo disparar como un profesional.

Mi esposa Diana con mi hijo Artem están terminando de acomodar los pequeños detalles para recibir a mi querida y única sobrina.

—Hola guapo— un guiño me dedica— está todo listo— sus manos abrazan las mías— ¿estás seguro que esa es la indicada para que pueda tener eso en su cuerpo?

—Estoy seguro, Diana.

—Confío en ti, Aaron.

Diana es hija de uno de nuestros asociados quien nos provee un poco de drogas para seguir con el laboratorio, mi padre me hizo sermón con eso preguntándome: ¿cómo pretendes casarte con esa mendiga? Siendo ahora mi esposa y madre de mis hijos no me arrepiento de nada de lo que vivimos.