|Capítulo 16|

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—Ashy, bebé, ¿qué tienes ahí? —Louis asomó apenas la cabeza en la abertura de la puerta del menor frunciendo el ceño al segundo cuando el rápido movimiento lo desconcertó. 

—¡Nada, papi! —chilló a cambio.

Louis ingresó a la habitación con cuidado, sin invadir su espacio pero queriendo cerciorarse que todo estaba en orden. 

—A mí me pareció ver algo debajo de las mantas.

—¡No es nada papá! ¡Lo juro! 

—Está bien, amor, confío en ti —Louis lo tomó entre sus brazos, besó su mejilla y luego lo volvió a dejar en el suelo. 

Terminó saliendo de la habitación con una extraña sensación en el pecho, sin saber con seguridad si se trataba de su lobo o de algo más. La verdad era que Asher estaba a punto de cumplir 4 años, en un par de semanas, y tenía tanto miedo de que no lo necesitara más.

—A ti todavía te falta tiempo para esconderme cosas —Louis tomó entre sus brazos al pequeño Eider, el cual chilló mientras afianzaba sus brazos al cuello del alfa y se fregaba en busca de su aroma. 

Louis lo acomodó a un lado de su cadera a la vez que juntaba un par de juguetes esparcidos y como había sospechado su omega volvía de la cocina con una taza de té y algo de fruta destinada a su cachorro. 

—¿Qué le sucede a mi alfita? ¿Mhm? —Harry los abrazó a ambos cuando sintió el aroma desolado del mayor.

—No lo sé, omega, mi lobo se siente raro —murmuró. 

—¿Papá raro? —Eider había aprendido muchas palabras nuevas por lo que la etapa de balbuceos había quedado atrás para dar lugar a frases pequeñas y muchas veces sin sentido. 

—¿Raro en que sentido? 

—Entré a la habitación de Ashy y cuando le pregunté que estaba haciendo él ocultó algo de mí. 

—Oh... ya sé por donde viene la cosa, alfa. No te preocupes, seguro es algo sin demasiada relevancia y cuando se sienta listo nos dirá. 

Louis solo se encogió levemente de hombros mientras dejaba que el dulzón aroma de su omega lo cubriera y se deleitaba con las pequeñas risitas y preguntas sin mucho sentido de su cachorrito. 

Al rato, Asher creyó ser muy sigiloso en su entrada a la cocina cuando en realidad había hecho demasiado ruido. volvió casi corriendo a su habitación con algo entre sus manos que no dejó ver pero Harry también terminó notando la rareza que su alfa había pretendido.

Cenaron los cuatro juntos entre miradas discretas de los adultos. Asher actuaba un tanto extraño, comía con rapidez y mantenía su mirada en todos lados menos en los ojos de sus padres. 

Louis lo arropó en su nido como de costumbre, besó su frente y pretendió ignorar el nervioso "Buenas noches, papi" de su bebé. 

Al otro día despertó entre risitas por los ataques de besos salivosos que sentía por su rostro. 

—Hazz, amor... —murmuró entre sueños intentando que se detuviera, sin embargo, un extraño sonido logró que se despertara por completo. 

Sobre su pecho descansaba un pequeño gatito. Era completamente blanco, con pequeños ojos celestes y un tanto desalineado. El minino maullaba como si su vida dependiese de eso y si sus cálculos no estaban errados no tendría más de un par de meses. 

—Hola, amigo —se incorporó en la cama mientras lo sostenía en su mano. Era tan pequeño que cabía en su palma y encima sobraba un poco de espacio— ¿Cómo llegaste hasta aquí? 

—Lou... ¿con quién hablas? 

—Mira, Hazzy —posicionó al animal frente a la cara de su omega para que Harry pudiera divisarlo sin tener que levantarse.

—¿Qué hace un gato en nuestra cama, alfa? —no lucía enfadado ni molesto, más bien sorprendido. 

—No lo sé, solo apareció aquí. 

—Alfa, un gato no aparece así porque sí. 

Iban a seguir discutiendo sobre el origen del animal cuando pasos apresurados ingresaron a su habitación. Asher se quedó pasmado frente a ello con las manos detrás de su espalda y las mejillas levemente sonrojadas.

—¿Se te perdió algo, cachorro? —Louis alzó una ceja con gracia. 

—Eh... ¿sí? 

—Ven aquí, amor —Harry lo ayudó a treparse en la cama y posteriormente lo cubrió con las mantas— ¿sabes algo que nosotros no? 

—¡Yo no quería ocultar! —sollozó de repente— solo estaba cuidando hasta que se sintiera bien... 

—Está bien, bebé —Harry lo abrazó mientras dejaba que sus feromonas inundaran el espacio— ¿dónde lo encontraste? 

—Con las gallinas, mami, estaba solito. 

—Bien —le sonrió— fue muy amable de tu parte querer cuidar al gatito, amor, pero la próxima vez debes decirnos a papá o a mi porque podría estar enfermito o lastimado y terminaríamos lastimándolo más. Ahora vayamos a desayunar algo, nos cambiamos y lo llevaremos al veterinario en el pueblo. 

Mientras Harry se encargaba de darle el desayuno a sus dos hijos y un poco de leche al gatito, Louis recorrió la finca en busca de la mamá del animal o más hermanitos perdidos. Para su desgracia no encontró nada, Asher tenía razón, el gato estaba solo. 

Una vez abrigados y con todo lo necesario, emprendieron camino al pueblo más cercano. Allí tenían a sus veterinarios de confianza y estaban seguros de que podrían ayudar. 

Eli, una linda omega de mediana edad, los recibió en una pequeña salita llena de fotos y recomendaciones para diferentes tipos de animales. La mujer se encargaba de los pequeños, los que se suelen tener de mascotas, y su alfa atendía a los más grandes, generalmente los de su granja. 

—¡Hola! —saludó entusiasmada— ¿qué los trae por aquí?

—Buenos días, Eli —el alfa estrechó su mano y Harry le dio un pequeño abrazo amistoso. De igual manera, Asher saludó con un choque de puños y Eider con risitas— Ashy encontró este gatito vagando por la granja.

—¡Pero mira este pequeñín! pasen, lo revisaremos enseguida. 

La veterinaria tardó poco más de veinte minutos en las diferentes pruebas y todo parecía estar bien. El gato tenía alrededor de un mes y medio, apuntaba a ser un macho, estaba un poco desnutrido y con alguna que otra pulga pero nada que con cuidados y medicamentos no se pudiese arreglar. 

—Bien, ¿van a quedárselo? sino saben que también manejamos una fundación que puede hacerse cargo de él. 

—¡Quedarlo! por favor... —Asher puchereó tanto que sus padres no pudieron resistirse. 

—Nos lo quedamos, pero tendremos que hablar seriamente de los cuidados y atención. Las mascotas no son juguetes, Ashy.

—¡Sí, mami, gracias! 

El mayor de los cachorros decidió nombrarlo Nube, por su aspecto esponjoso y obviamente su tonalidad, aunque Louis pusiera una mueca cada vez que lo oía. Compraron su leche especial y alimento necesario para los próximos meses y por supuesto el medicamento especifico para los bichitos molestos. 

Y tal vez este sería el inicio de una historia inseparable entre dos amigos que siempre estarían para el otro. Había reglas, claro que sí, como mantener el arenero limpio, agua fresca y la limpieza del esponjoso pelaje con el peine especial que al doctora les había recomendado; pero la verdad era que Asher era un amante de los animales y siempre estaba al pendiente de su mascota. Nube había llegado en el momento indicado. 

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gracias a @nht_28 por la idea!! me gustó mucho como quedó el capítulo y espero que avos también <3

amen a Asher y Eider tanto como yo por su eterna ternura. gracias por el apoyo! 

nos leemos pronto ❤️

A. 

The family's farmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora