Capítulo 31

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ARA

El teléfono de Nikolái suena a la par que nosotros salimos apresurados de la discoteca.

Él habla y puedo escuchar que es Cartel preguntando por nuestro paradero.

Son casi las 5 pm de la tarde. Quizá tomamos y bailamos más de la cuenta y terminamos olvidando nuestra propia celebración de boda.

Detalles por lo que estoy segura, Giovanna me asesinará.

Nikolái termina la llamada y se acerca a mí.

- Buenas y malas noticias querida esposa.

Sonrío como idiota ante el nuevo apodo. Seguro se volverá su favorito desde ahora.

- ¿Ya no más diamante? - me cruzo de brazos.

- Siempre serás un Diamante para mí. Así bauticé nuestro auto.

Hago una mueca.

- Tú auto. Nunca me gustó.

Sonríe ampliamente mirándome pícaramente.

- Había jurado que te llegó a encantar después de tantos orgas...

Un golpe en el abdomen lo silencia de decir barbaridades.

- Siempre es un placer que me corrijas esposa mía. - declara mientras se cubre la zona baja por si acaso.

- Ya dime cuales eran las noticias.

- Ah sí. La mala es que Giovanna está furiosa, ya hay invitados esperando desde hace rato, pero la buena, es que le rogué que nos diera más tiempo y atrasara la celebración para la noche. 9 pm para ser exactos.

- Así que...¿Tenemos tiempo?

- Sí y ya tengo planeado a donde iremos.

Sonríe ofreciendo su mano.

La tomo entrecerrando los ojos.

- Si te pasas de la raya, te costará una noche en la calle.

Hace una mueca imaginándose la escena.

- Tranquila Diamante, no amenaces mis noches contigo.

Alzo los hombros mientras este niega y me besa.

- Vamos.

Asiento mientras nos dirigimos nuevamente a no se donde.

(...)

Me pongo los lentes de sol, mientras espero a que mi esposo salga de la tienda en donde se metió.

Nos encontramos en una calle poco transitada y bastante vigilada por alguno que otro narcotraficante.

La verdad me dan igual.

Si supieran quien soy, ya abrían huido desesperados por el pánico que produce mi nombre.

Sin embargo, siento cierta curiosidad por lo que puedo ganar con aquellos hombres.

Aunque Nikolái me recomendó que no hablara con nadie y más importante, no me alejara de donde me dejó, me gana el instinto de travesura y decido acercarme a la mesa de uno de estos hombres.

Cartas es lo que veo que juegan y apuestan.

Sigo con mi instinto de atrevimiento y decido sentarme junto a uno de ellos.

Las miradas de recelo caen sobre mí pero yo sonrío soltando un largo suspiro.

- ¿Qué tal una apuesta caballeros?

Arquean la ceja viéndose reacios.

- ¿Contigo mujer? ¿Sabes si quiera en donde te metes?

Me encojo de hombros.

MI DIAMANTE CODICIADO ♤ LIBRO 2 ♤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora