𝕌𝕟𝕔𝕒𝕟𝕟𝕪 /𝕁𝕒𝕤𝕡𝕖𝕣 ℍ𝕒𝕝𝕖

✧Capítulo 12✧

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—¿Estás segura de esto, Bella? La idea es dejarlos ir…— Lucy preguntó entre jadeos siguiendo los pasos de su melliza.

—Si, estoy segura. Necesito estar ahí una última vez— declaró Bella, sin intenciones de cambiar de opinión.

Lucy hizo una mueca, no obstante, no comentó nada más, quizás esto era parte de la recuperación de Bella.

Esa mañana, Bella despertó a la pelirroja sin cuidado alguno, por poco la tira de la cama al ver su estado tan fuerte de inconsciencia. Le explicó sus deseos de ir al claro que solía visitar con Edward y que necesitaba de su compañía. Obviamente Lucy no la rechazaría, pero aún así, la idea no le pareció lo más saludable en un inicio. Luego recordó que si esa montaña a la mitad del bosque no fuera imposible de subir con las capacidades de un humano, también hubiera ido alguna vez en estos meses.

—¿Crees que hice lo correcto?...con Isaac y Paul— aclaró Lucy al ver la expresión confundida de la castaña.

—Fue lo correcto. Estaban esperando que les dieras a uno de ellos algo que no puedes ofrecerles…tal como…— Lucy completó sus palabras.

—Tal como Jacob, antes de cortarse el cabello, hacerse un tatuaje y correr semidesnudo por el bosque con Isaac y Paul— asintió Lucy, provocando una pequeña risa en Bella por su elección de palabras.

—La montaña rocosa a la que Jasper te llevaba…¿Está muy lejos? Porque podríamos acercarnos por la carretera y luego internarnos en el bosque, por si quieres ir— Bella le sugirió dulcemente, dejando un cálido sentimiento en el pecho de su melliza.

Lucy apresuró su paso para sostener la mano de Bella y detener su caminata.

—No sabes lo agradecida que estoy por tenerte como melliza. Te quiero muchísimo, Bella— dijo la pelirroja abrazando con fuerza a la menor, quien sonrió con creciente emoción por las sinceras palabras de su hermana. —Y no es necesario ir, tengo su medalla en mi cuello, eso es suficiente para mí— aseguró dándole una sonrisa tranquilizadora cuando se separaron.

—Yo también te quiero, Lucy— la castaña tiró suavemente un mechón pelirrojo, robándole un quejido.

—Ya cambié de opinión, te odio— bromeó con indignación. Ambas rieron divertidas, apartando unas ramas de pino que obstruyen su camino.

Bella se quedó estática, su sonrisa se borró a la velocidad de la luz, dando paso a una mueca de pura angustia y dolor.
Lucy miró el claro en el que se encontraban, el pasto estaba completamente seco, como si la vida del bosque no incluyera a ese pedacito de tierra.

—Bella…— la melliza mayor miró con precaución a la nombrada cuando escuchó su respiración agitarse.

—Es aquí pero…todo desapareció— sollozó agachándose para tocar la yesca seca que alguna vez fueron flores.

Lucy estiró sus brazos para poner de pie a Bella y llevársela de ahí, ese lugar y sus recuerdos le estaban haciendo daño. Pero todo su cuerpo se congeló cuando una figura conocida apareció justo frente a ellas.
Puso su mano derecha sobre el hombro de la cabizbaja castaña y habló mirando al recién llegado.

—Laurent, tanto tiempo sin vernos— saludó con el ceño fruncido. Bella se levantó rápidamente cuando también reparó en su presencia.

—Lucy y Bella…no esperé encontrarlas aquí— admitió acercándose a velocidad vampírica.