𝕌𝕟𝕔𝕒𝕟𝕟𝕪 /𝕁𝕒𝕤𝕡𝕖𝕣 ℍ𝕒𝕝𝕖

✧Capítulo 14✧

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—Isaac…lo siento tanto— susurró Lucy envolviendo sus brazos en el cuello del muchacho.

Isaac no dudó en corresponder el abrazo, sintiendo que esa desagradable sensación en su estómago desapareciera por unos instantes.

—Vamos— habló Jacob reincorporando a la pálida Bella.

—Yo iré con ustedes— Isaac habló imitando las acciones de Black.

Lucy soltó un quejido al levantarse, su pecho dolía por el RCP mal ejecutado de Clearwater.

—No. Tienes que estar con tu familia, Sue, Seth y Leah van a necesitar a su hermano…debes ir, prometo ir tan pronto como pueda pero tengo que ir a ver cómo está Charlie— Lucy miraba fijamente al Clearwater, intentando enviarle seguridad y convencerlo de que estaba bien.

—¿Vendras a vernos?— preguntó dudoso, como un niño pequeño asustado de ser estafado por un adulto.

—En cuanto pueda iré y ayudaré en todo lo que pueda— prometió dándole un fuerte abrazo, su mejilla reposaba en el pecho del muchacho debido a su gran altura.

Isaac correspondió el gesto con necesidad, no quería soltar a esa linda pelirroja, pero ella tenía razón, su familia lo necesitaba.

—Cuidalas, Jacob— pidió mirando al más reciente miembro de la manada.

—Así lo haré, hermano— asintió solemnemente, aún redesndo a Bella entre sus brazos.

Miró una última vez la sonrisa tranquilizadora de Lucy y sin más preámbulos, corrió internándose en el bosque.

—Vamos, las llevaré a casa— mencionó Jacob al confirmar que las mellizas podían caminar por si solas.

Jacob tuvo la gentileza de darles ropa seca que perteneció en algún momento a su hermana mayor, por suerte les quedó perfecta y el frío poco a poco fue disminuyendo.

Al menos en el caso de Lucy.

—Estoy a 42 grados— mencionó Jacob, mirando a Bella con una sonrisa pícara, la castaña no dejaba de temblar.

—Gracias, mis manos están congeladas— agradeció la menor aferrándose al torso de Black.

—Deberias poner tus manos en su abdomen de lavadero…quizás eso sirva— molestó Lucy con cara de inocencia, pero la mueca incómoda de su hermana y la avergonzada del lobo le provocaron una risotada.

—Debe ser grato no tener frío— Bella ignoró olímpicamente el comentario de la pelirroja.

—Es cosa de lobos— se jactó Jacob con simpleza.

—No. Es cosa de Jacob— contradijo Bella.

Lucy cubrió su rostro con las manos, la situación era una mezcla de vergüenza ajena y diabetes tipo 1. Tenía unas inmensas ganas de reír, pero tampoco quería arruinar el momento.

Así que, apenas Jacob detuvo la camioneta, Lucy bajó a la velocidad de la luz. Caminó un par de pasos dejos de la camioneta y algo llamó su atención.

—Por Neptuno…— susurró al reconocer ese auto negro.

El auto de Carlisle.

Con manos temblorosas abrió la puerta principal y se detuvo a ver la oscuridad que envolvía a su hogar. Bueno, al menos ahora sabía que Charlie no estaba en casa.