Monstruo (TaiTake)

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Takemichi corría con todas sus fuerzas por las enrevesadas sendas de aquel bosque prohibido... Todo había pasado muy rápido. Él, pese a las advertencias, solía escabullirse allí para conseguir hongos y hierbas medicinales que no crecían en otras partes, siempre iba confiado, pues nunca le había pasado nada, claro, hasta hoy... Sin darse cuenta, había entrado al territorio de un jabalí demoníaco, el cuál ahora le perseguía sin descanso, derribando cada árbol que se cruzara en su camino con sus poderosas embestidas; por pura suerte le había esquivado un páar de veces, pero ya no podía más, estaba agotado, y para empeorarlo todo, resbaló en un claro, cayendo de cara a la tierra

- Este es mi fin – pensó en voz alta cerrando los ojos, pero... nada pasó. Aún temeroso, volvió a abrirlos y observó asombrado al enorme orco que yacía de pie sobre el cadáver de la bestia

- Eso fue fácil – sonrió aquel de enormes músculos, tatuajes y cabello azulado llevando su gigantesco mazo a su hombro como si no pesara nada – Bien, hora de ir a c-! – se sobresaltó al sentir como algo se aferraba a él con fuerza

- Gracias!! Salvaste mi vida! – lloriqueó el rubio sin soltar su agarre

- D-disculpa?! Salvarte?! Yo sólo quería atrapar la cena para mi familia!! – gritó el más grande tomándole de la ropa, sosteniéndolo en el aire como si fuera una pequeña hoja – Argh, que desagradable! Me ensuciaste con tus mocos! – se quejó, pero el humano no le tuvo miedo, se sentía demasiado aliviado de seguir con vida

- Perdón... es que realmente creí que iba a morir – sollozó limpiando sus lágrimas con las mangas de su camisa

- Ya, ya, lo entiendo, pero deja de llorar! – se quejó el de ojos amarillos – A todos esto... Qué mierda hace un hijo del hombre en este lugar? Este es nuestro territorio, ustedes no pueden entrar!

- Lo sé, pero... – sabía que era su culpa, no sabía que decir – Lo siento – al final, sólo pudo disculparse una vez más; el orco suspiró cansado

- Ahora vete! Y pobre de ti si vuelvo a verte por aquí! Te mataré! – gruñó con el ceño fruncido

- Entendido, pero... podrías decirme tu nombre? – el monstruo alzó una ceja, extrañado

- Me llamo Taiju – respondió sin más, no tenía ninguna buena excusa para negarle aquel conocimiento

- Taiju... – repitió sonrojándose – Es un nombre muy bonito – sonrió ampliamente y por primera vez en su vida, el peliazul sintió un vuelco en su corazón – Nos vemos, Taiju – se despidió el chico antes de volver por donde había llegado, siguiendo el camino de destrucción que el jabalí había dejado

- "...que tipo más raro" – pensó el orco viéndole partir, esperando nunca volver a verle, no le había agradado lo que había sentido


- Qué mierda haces TÚ aquí?! – exclamó Taiju al ver al rubio sentado en un troco con una cesta en su regazo

- Eh? Quería agradecerte por salvarme el otro día! – dijo con una sonrisa y el más alto volvió a sentir aquella extraña sensación

- N-no digas estupideces! Ya te dije que yo no quería salvarte!!

- Con quién hablas, hermano? – preguntó un orco más delgado, pero igual de alto que el de ojos amarillos

- Con nadie!! – exclamó este cubriendo con su cuerpo al humano

- Es bastante lindo para no ser nadie – rió una mujer orco de larga cabellera castaña acercándose al rubio – Cómo te llamas, pequeñín?

☆Hermanos Shiba☆ One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora