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Renjun no iba a ponerse de pie. Él no iba a ayudar a esos hombres. Podía ver en sus ojos que no importaba lo que Renjun hiciera, planeaban matarlo y a Jaemin. La única cosa que podía hacer Renjun era sostenerse y rezar por que la ayuda llegara de alguna manera.

Se movió otro par de centímetros más cerca de Jaemin. A pesar de que Jaemin lo había asustado cambiando a su oso, Renjun se sentía más seguro con Jaemin que con esos dos idiotas. ¿Y creía que vivir en la ciudad era peligroso?

—No te aconsejo que te acerques al oso —dijo el hombre con el rifle apuntando a la cabeza de Renjun. Tenía el cabello castaño corto, que apenas pasaba de sus orejas, y uno de sus ojos vagabundeaba mientras veía a Renjun.

El que le apuntaba a Jaemin era robusto, con una pequeña barriga que sobresalía de su cintura. Tenía ojos café y un gran tatuaje en el cuello que parecía un águila.

Esto era increíble. Renjun veía al hombre y luego hacia abajo a Jaemin. Quería preguntarle a Jaemin qué hacer, pero dudaba altamente que Jaemin pudiera hablar en su forma de oso. Cuanto más tiempo se quedaba viendo el oscuro pelo, más relajado estaba acerca de que Jaemin se convirtiera en oso. Quizás era debido al estrés de la situación, pero Renjun estaba dispuesto a aceptar a Jaemin, incluso en su forma actual si sólo ellos lograban salir vivos de esto.

Jaemin se movió y Renjun se movió. Él imitaba todo lo que el oso hacía. No fue un movimiento agresivo. Jaemin se levantó y comenzó a retroceder hacia Renjun, bloqueando la pistola que apuntaba a la cabeza de Renjun.

—No te atrevas a ponerte en peligro por tratar de protegerme —dijo Renjun, sólo que su voz era tan baja que no estaba seguro de que Jaemin pudiera oírle.

Jaemin le dio un gruñido y dio un paso atrás. Renjun se movió con él. Sabía que si había alguien afuera, en el ángulo correcto, sería capaz de ver a Renjun y a Jaemin en el bosque. Sin embargo no estaba muy seguro de si podría ver a los dos imbéciles.

—Si das un paso más... —El hombre con el tatuaje dio un paso más cerca, empujando el cañón del rifle más cerca de la cabeza de Jaemin, la respiración de Renjun quedó atrapada en su garganta.

—No podemos disparar ahora —argumentó el otro hombre—. Hay una casa justo ahí. —Señaló hacia el establo—. Van a escuchar el disparo.

Renjun rezaba porque el que le apuntaba a Jaemin escuchara a su compañero. Todo su cuerpo empezó a temblar cuando la adrenalina comenzó a desaparecer. Renjun estaba seguro de que se iba derrumbar frente a esos dos hombres. Nunca le habían apuntado con un arma, y mucho menos con un rifle de alto poder. Se dio cuenta de que el que tenía el tatuaje en el cuello moría de ganas de conseguir un tiro.

—Tenemos que irnos —dijo el hombre con el ojo vagabundo mientras jalaba la camisa del otro hombre.

El hombre con el tatuaje comenzó a bajar su arma, y el corazón de Renjun comenzó a latir de nuevo. Los dos hombres se alejaron lentamente. El del ojo vagabundo no dejaba de ver de Jaemin a Renjun y luego hacia la casa.

Pero era el del tatuaje, que tenía la mirada de acero a quien se le hacía agua la boca por dispararles. 

Renjun podía verlo.

Infiernos, podía sentirlo en los huesos.

Esto era una pesadilla, y Renjun estaba aterrado de no despertar. De no sobrevivir. Los dos desaparecieron en el bosque, y Renjun dejó escapar un gemido cuando colapsó en el suelo. Estaba de rodillas, tratando de recordar cómo respirar mientras las lágrimas caían de sus ojos. Simplemente no podía dejar de temblar.

—¡Pá! —Jaemin gritó una vez que cambió de nuevo a su forma humana y luego agarró a Renjun de la cintura y lo levantó del suelo. Jaemin corrió a la casa a una vertiginosa velocidad. Renjun no tenía ni idea de que Jaemin pudiera correr tan rápido cargando a alguien. Pero no podía encontrar la suficiente voz como para decirle a Jaemin que lo bajara.

El Renjun de Jaemin -JaeJun/RenMin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora