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Jaemin entró al edificio de departamentos. Uno de los lobos Timber le llamó, diciéndole que su pareja estaba con Kyungsoo y que Renjun estaba teniendo algún tipo de crisis nerviosa. Jaemin nunca le diría a Renjun, pero lo había visto venir. Las señales habían estado escritas en las paredes. Infiernos, estaban labradas en el jodido concreto.

Su corazón se oprimió y su respiración quedó atrapada cuando caminó entre los policías en el vestíbulo del edificio y vio a Renjun desplomado en el suelo, llorando fuertemente. Jaemin empujó a todos y tomó a su pareja en sus brazos, llevando a Renjun a su departamento. Parecía que ahí había ocurrido una pelea, y Jaemin se enojó por ese hecho. Sabía que su pareja había visto más que su justa parte de violencia en el último par de días de lo que probablemente hiciera en toda su vida.

Un incidente más parecía que había ocurrido, y finalmente había quebrado a Renjun.

—Estoy aquí —dijo Jaemin mientras se sentaba en el sofá—. Estás a salvo, Renjun.

—¿Qué me está pasando? —Renjun preguntó mientras se limpiaba los ojos—. Tengo miedo en un segundo, e ira al siguiente, me estoy riendo en un segundo y después estoy llorando. Siento como si mi mente se estuviera quebrando, y no hay nada que pueda hacer para evitarlo.

Jaemin apoyó la mejilla sobre la cabeza de Renjun, suspirando profundamente. —Has visto mucho en el último par de días. Tu cerebro está tratando de darle sentido a las cosas. En ocasiones no sabe qué pensar, por lo que se niega a darle sentido a lo que está sucediendo. Creo que tu mente se ha sobrecargado, Renjun. Se necesita tiempo para procesar las cosas, un momento para desmenuzar los eventos y examinarlos.

—¿Eventos? —dijo Renjun, la palabra le dejaba un mal sabor en la boca—. Yo diría que son algo más que eventos, Jaemin.

—Quizás, pero sabes que lo que estoy diciendo es correcto—. Esperaba con un infierno que Renjun entendiera, porque Jaemin no estaba seguro de poderle explicar de otra forma. Era lo que era, simple y llanamente. La mente de su compañero se negaba a creer que los monstruos existen. Su mente se negaba a creer que alguien lo quería dañar. Renjun estaba pasando por mucho y seguía tratando de huir. ¿Cómo se suponía que Jaemin pudiera ayudarle si él no quería ningún tipo de ayuda?

—Entonces, ¿qué debo hacer? —Preguntó Renjun, se oía tan malditamente desvalido.

—Yo diría que regresar al rancho y utilizar ese tiempo para dejar que tu mente procese todo esto, pero si sigues huyendo Renjun. Si sigues huyendo de lo que te ha sucedido, eso no ayudará a tu mente a recuperarse.

Renjun veía a Jaemin, de verdad lo veía y sus ojos verdes parecían aburridos, como si fuera alguien que había visto demasiado. Ellos ya no estaban brillando. No como cuando Jaemin lo vio por primera vez. No como en los dos meses en los que Jaemin había estado viniendo aquí. En los últimos días Renjun se había embotado, había visto un mundo para el que no estaba preparado y Jaemin odiaba ese hecho. Odiaba que las gemas doradas de Renjun estuvieran ahora sin pulir, pero el vivir en el mundo de los shifter tendía a hacerle eso a una persona. No había cuentos de hadas, no tenía sentido darle un falso sentimiento de seguridad. Las criaturas paranormales conocían los peligros que existen en el mundo real, pero de todos modos la mayoría de ellos se las arreglaban para vivir felices. 

—Pareces más inteligente que el oso promedio —dijo Renjun mientras estaba sentado arriba de Jaemin y se salía de sus brazos.

—¿Eso es una broma? —Jaemin preguntó.

—Aparentemente no, si tienes que preguntar.

Jaemin se río entre dientes, jalando a Renjun lo suficientemente cerca para besarlo en la frente. —Era una broma y muy buena. Prefiero ser Yogi que Boo Boo.

El Renjun de Jaemin -JaeJun/RenMin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora