Capítulo III

934 122 58
                                    

Katsuki se encontró divirtiéndose con la situación. Su hija, la siempre seria e imponente alfa, haciendo pucheros cómo Izuku por no poder armar la tienda de campaña. Uno de los soportes se dobló por la fuerza de Natsuki, y él no pudo contener una carcajada.

—¡No te rías, está estúpida cosa se dobló, mejor ayúdame! —se quejó Natsuki con el rostro sonrojado.

—¡Nat! —gritó Izuku desde su lugar frente a la fogata.

—Lo siento mamá —se disculpó al saber que las malas palabras se le pegaban bastante fácil a sus hermanos menores, un hecho del que se dieron cuenta gracias a su padre.

Aún con la risa de Katsuki, cuando Hideki se unió a ellos en su misión de instalar la casa de campaña todo fue más fácil y más rápido. Se instalaron en un diminuto claro rodeado de gigantescos árboles, el camino de vuelta al centro del parque quedaba a solo unos metros, escondido entre la maleza; y el río quedaba a unos minutos caminando, Katsuki decidió que ese lugar era perfecto.

Luego de instalarse desayunaron lo que Izuku cocinó con tanto cariño, como siempre hacía para sus pequeños y su alfa. Fue en el desayuno que la conversación siguió, con la familia reunida alrededor de las escasas llamas del fuego.

—¿Sí vamos a contar historias de terror en la noche, verdad? —preguntó Shiro de pronto.

—Eso déjalo para después —interrumpió Hideki—, ¿qué vamos a hacer primero? ¿Vamos a nadar, iremos a la cascada, la laguna, podemos escalar?

—Oye, cálmate o te vas a ahogar —pidió su madre—. ¿Cuál es el plan, Kacchan?

—Primero… guerra de pintura —dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

—¡¿Paintball?!, ¡¿hay de eso aquí? —preguntó Natsuki escupiendo el pollo, pues casi se ahoga de la emoción.

—Pero necesitamos que alguien cuide de Aki y Ren… —dijo el alfa meditándolo.

—Yo no voy a dejar que me dispares con pintura —se quejó Izuku—, mientras ustedes se divierten puedo llevar a Aki y Ren a ver a los animalitos, vimos ovejas de camino, sé que habrá más.

—¿Seguro?

—Aunque me encantaría llenar tu bonita cara de pintura, Kacchan, no voy a dispararle a mis hijos —insistió Izuku.

—No te preocupes mamá, yo llenaré a papá de pintura por ti —ofreció Nat.

—Esa es mi niña.

—Como si pudieras lograrlo… —retó su padre.

—¡Yo quiero hacer equipo con Nat! —pidió Hideki.

—¿Tú vas a ser de mi equipo, verdad campeón? —pidió Katsuki a Shiro, al ver que sus hijos mayores se habían revelado contra él.

Su hijo parecía más entretenido con su pieza de pollo que en la conversación, apenas levantó la mirada, sin entender de qué estaban hablando los demás.

—Yo iré contigo papá —se unió Yuudai.

—Genial. Los acabaremos, ya lo verán —sentenció Katsuki, apuntando a sus traidores hijos alfa.

Una hora y media más tarde, Izuku tuvo que controlar sus nervios al ver a sus hijos metidos en uniformes de soldado, con un chaleco de protección lleno de pintura, googles, y un arma cargada y lista para disparar. A pesar de su miedo les tomó una fotografía posando como si fueran a la guerra.

Katsuki, Shiro y Yuudai formaron un equipo de un alfa, un beta y un omega; Natsuki y Hideki, dos alfas, eran otro equipo, pues Iku se arrepintió al escuchar los gritos dentro de la atracción.

Mamá [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora