El atardecer se alzaba sobre ellos, estaban de vuelta en el carrito que hacía los recorridos, con dirección a la zona de acampar. El amable señor conducía, Katsuki llevaba en sus brazos a Iku y Yuudai, quienes ya estaban cabeceando. Shiro y Hideki apenas se mantenían conscientes, Natsuki se dejó caer en el hombro de su madre, con Aki en sus brazos. Por último, Izuku solo cargaba a Ren, que ya estaba durmiendo.
El gruñido de un estómago despertó a todos en el carrito y con la risa del conductor el resto también comenzó a reír.
—Tengo hambre, no se burlen —se quejó Izuku con el rostro sonrojado.
—Ya casi comemos, solo falta una cosa por hacer, Deku —Katsuki lo dijo con una sonrisa tranquila, mientras apuntaba detrás de él, al camino por donde se subía a la tirolesa.
Izuku se impresionó por lo alto que se veía desde ahí, pero su hija mayor no lo dejaría escapar. Natsuki tomó a Ren en sus brazos y se la entregó a Hideki.
—Ustedes suban, nosotros los esperamos donde termina, necesito grabar esto —dijo su Nat con una enorme sonrisa.
—Son cuatrocientos ochenta metros de recorrido, diviértanse —remató el conductor cuando los vio bajarse del carrito. Y aceleró sin darles la oportunidad de retractarse.
—Acabamos de cavar nuestra propia tumba —dijo Izuku en tono lúgubre.
Katsuki solo rió negando con la cabeza, tomó su mano y lo guió por la subida de la escarpada montaña. Era un camino complicado, apenas cimentado por los pasos de otros visitantes, rodeado de maleza, árboles y rocas.
—Te culpo a ti… por darle ideas locas a tu hija —jadeó Izuku.
—Menos quejas y más caminar, pecas. Además… también es tu hija.
Refunfuñó otra vez, pero no tuvo más opción que seguir caminando cuando Katsuki lo empujó por su trasero.
—Hablando de tu hija —siguió Katsuki—. Tenemos un problema…
—¿Ya te contó de esa chica beta que le gusta? —preguntó Izuku con una risa.
—¡¿Una qué?!
—Supongo que eso es un no… —murmuró Izuku—. ¿De qué problema hablas?
—¿Recuerdas esa cosa horrible que te dije de la innombrable?
—Ajá, esa maldita zorra rompehogares…
—Pues eso que te causó náuseas solo por escuchar… Natsuki lo vió.
Izuku se detuvo en seco, enfrentando la mirada culpable de Katsuki.
—Eso fue lo que me dijo en la piscina —continuó el alfa.
—¿Por eso ha estado tan rara en estos meses…?
—Lo siento amor, no tenía idea, no la ví ese día. Pero si pudieras hablar con ella, tal vez se sienta mejor…
El omega no se perdió de la culpa que inundó el rostro de su alfa, Kacchan había sufrido mucho esos meses, primero, siendo un alfa acosado por una mujer beta en su trabajo, incapaz de decir algo por miedo a ser despedido; luego tener que cambiar de golpe la vida de su familia por la mudanza y el cambio de trabajo. No era su culpa, y tenía que saber que su familia siempre lo apoyaría.
—Voy a hablar con ella, tú quédate tranquilo Kacchan, ella sabe que eres un gran padre —Izuku ahuecó sus mejillas, solo para dejar un beso suave en los labios de su alfa—. Ahora hay que hacer esto, quiero comer.
Retomaron su camino cuesta arriba, hasta encontrar la pequeña cabaña donde se encontraban los encargados de esa atracción.
Mientras Katsuki vaciaba su billetera, Izuku se acercó a ver la saliente, convenciéndose cada segundo que el aire golpeaba su rostro, que estaba apunto de cometer una estupidez. Era demasiado alto, y la caída lo haría estrellarse contra las rocas, sin posibilidades de sobrevivir.
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Mamá [KatsuDeku]
FanfictionLa familia Bakugo ha tenido siempre una tradición; cada año salen de acampada a algún lugar desconocido para vivir aventuras como una familia feliz y unida. La llegada de sus vacaciones de verano y de su ansiado campamento se verá ensombrecido por u...