Capítulo VII

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Pasaron el resto de la tarde jugando como solo ellos podían hacerlo: peleas de cosquillas entre todos los hijos contra el padre alfa gruñón, buscar premios entre los árboles y la casa de acampar, o un improvisado juego de fútbol.

Katsuki cocinó la cena esa noche y fue temprano a dormir, pues él tendría que conducir hasta la cabaña donde pasarían el resto de las vacaciones.

Yuudai, Iku, Aki y Ren dormían con su padre, mientras Natsuki, Hideki y Shiro se mantenían cerca del fuego, envueltos en una manta junto a su madre, pues a Izuku le gustaba ver las estrellas y tener la oportunidad de ver un cielo tan hermoso lo llenaba de euforia.

—¿Entonces, cuando vas a decirle a esa chica que te gusta? —preguntó Hideki.

No fue necesario dar un nombre, todos entendieron a quién iba dirigida la pregunta.

—No puedo simplemente ir y decirle. Hablamos muy poco, quizás yo no le gusto… —respondió Natsuki suspirando.

—No lo sabrás si no lo intentas, Nat —dijo Izuku mirándola—. Puedes empezar invitándola a una cita.

—¿Y si dice que no?

—Bueno…tendrás que llorar unos días, luego seguir intentando con otra persona, puede ser difícil, pero la indicada llegará.

—¿Papá insistió mucho? —preguntó Hideki.

Izuku recordó con nostalgia ese tiempo donde Natsuki era apenas una niña, solía pedir que le contará la historia de cómo se conocieron casi cada noche y ahora siendo unos adolescentes seguían interesados en ello.

—Tú papá y yo somos de esos raros casos, él lo llama amor a primera vista. Yo creo que fue el destino —dijo con una sonrisa brillante—. Nos conocemos desde que nacimos, éramos amigos desde niños, luego él se presentó como alfa, yo como omega. En la secundaria nos hicimos novios, y en la universidad me pidió matrimonio, unos años después llegó Nat y entonces no paramos.

—Sí suena a que fue cosa del destino —dijo Shiro.

—De acuerdo… cuando vuelva a clases la invitaré a salir —dijo Natsuki suspirando.

Se quedaron en silencio, tan solo escuchando el crepitar del fuego y el canto de los grillos, había en ese bosque un encanto mágico que encendía sus corazones, definitivamente ir de acampada en familia era de las mejores cosas que tenían. 

—Ya es hora de ir a dormir, mamá, hay que salir mañana temprano —dijo Natsuki rompiendo el silencio.

Izuku cedió levantándose de su sitio, listo para apagar la fogata y meterse a la casa de campaña, pero sus hijos seguían demasiado alertas como para dejarlo solo. Shiro lo obligó a entrar en la tienda mientras Natsuki y Hideki apagaban el fuego.

Antes de rendirse y entrar a dormir Izuku dejó dulces en la pequeña casa improvisada que construyó, era la única forma de cuidar de los niños que se perdieron en aquel bosque.

Natsuki dejó una linterna encendida afuera, pues fue la última en meterse a la casa de campaña.


[...]

—Mamá —llamó una voz asustada—, mamá, ven, el hada está aquí.

Izuku despertó con la voz de Aki, se levantó para buscarla en la oscuridad, su hija estaba en el espacio de la cabaña que dejaba ver el exterior.

—¿Qué hace? —preguntó Izuku en un susurro.

—Solo estaba paseando, ya se fue.

Se acercó a su pequeña para mirar el exterior, afuera no había nada, solo la tenue luz de la linterna que Nat dejó.

Mamá [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora