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23 de Diciembre

Nunca había ido solo al cine. Por lo general, cuando veo una película es con mi abuelo, o mi hermano y mis padres, o un montón de primos. Lo mejor es cuando vamos todos juntos, como un ejército de zombis emparentados con afición a las palomitas de maíz, y nos reímos de la misma manera, lanzamos los mismos gritos de asombro y compartimos una Coca-Cola gigantesca con la misma pajita, ya que tampoco somos demasiado melindrosos con nuestros gérmenes colectivos.

Pretendía que Soobin y Kai me acompañaran al pase de las 10 a.m de 𝖫𝖺 𝖺𝖻𝗎𝖾𝗅𝖺 𝖿𝗎𝖾 𝖺𝗋𝗋𝗈𝗅𝗅𝖺𝖽𝖺 𝗉𝗈𝗋 𝗎𝗇 𝗋𝖾𝗇𝗈. Pensé que era responsabilidad suya llevarme, pues ellos habían comenzado todo ésto. Los desperté sin demoras a las 8 a.m para darles las noticias y tiempo suficiente para que eligieran que camiseta con mensaje irónico llevar y se arreglaran el pelo de esa forma alborotada que dice no-me-importa-pero-en-realidad-me importa-mucho antes de marcharnos.

Solo Soobin me arrojó su almohada cuando intenté levantar levantarlo. No se movió de la cama.

¡Lárgate de aquí, Jake! —gruñó- ¡Ve solo al cine!

Kai se dio la vuelta y miró el reloj que estaba junto a la cama de mi hermano.

Ay papasito, ¿pero qué hora es? ¿Las ocho? Merde, merde, merde, y durante las vacaciones de Navidad ¿no se supone que hay que dormir hasta el mediodía? Ay, papasito . . . ¡VUELVE A LA CAMA! Kai rodó boca abajo y se colocó la almohada en la cabeza para empezar de inmediato a, supuse, soñar en Spanglish.

Yo también estaba muy cansado, ya que me había levantado a las 4 de la mañana para hacerle un regalo especial a mi amigo misterioso y malhumorado. No me habría molestado dormir una siesta en el suelo junto a Soobin, como cuando éramos pequeños, pero sospechaba que, si sugería algo semejante durante ésta mañana en particular, con ésta compañía en particular, Soobin repetiría su cantinela de siempre.

¿Me has oído, Jake? ¡LÁRGATE DE AQUÍ!

Lo dijo de verdad. No me lo estaba imaginando.

Pero no me dejan ir solo al cine —le recordé. Al menos esa era la regla cuando tenía ocho años. Mis padres nunca aclararon si la regla había desaparecido con los años.

Por supuesto que te dejan ir solo al cine. Y si no fuera así, estoy al mando mientras mamá y papá no están, por lo que, en este mismo instante, te doy permiso. Y cuando antes abandones mi dormitorio, antes se extenderá tu hora de llegada de las once a medianoche.

Mi hora de llegada es a las diez de la noche, y no me dejan salir solo después de esa hora.

𝗥𝗘𝗗 𝗡𝗢𝗧𝗘𝗕𝗢𝗢𝗞 sᴜɴɢᴊᴀᴋᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora